Ciudad de México.- Convocada en el Zócalo capitalino la acción de Luto en Vigilia se conmemoró a los pies de Palacio Nacional; empezando con la puesta de 400 pares de zapatos en conjunto con veladoras, las familias buscadoras exigen respuestas por el campo de exterminio localizado en Teuchitlán, Jalisco y el cese absoluto a la desaparición de personas en México, que durante el sexenio pasado, sobrepasó el registro de 100 mil desapariciones.
En punto de las 5:30 de la tarde, las colectivas, familiares y madres buscadoras realizaron un posicionamiento donde exigieron, entre otras cosas, que el gobierno federal les tome en cuenta y condenaron la criminalización contra sus búsquedas, sosteniendo que su bandera de lucha no pretendía golpetear al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, por el contrario, se sostiene en la búsqueda por la verdad.
Asimismo, demandaron al Estado mexicano reconocer que las fosas clandestinas, crematorios y campos de exterminio son un problema estructural y no se trata de “las desapariciones del pasado”, sino de una réplica incisiva que sigue sin poder contenerse sin importar el partido que detente el poder. De ello deviene que las banderas que se ondearon esta tarde rezaban; ¡Nos están matando!
“Es importante que recuerde, presidenta Claudia, que no nos mueve un proyecto
político, ni favorable ni contrario al suyo, porque usted entenderá que quienes padecemos esta angustia y vivimos pendientes de la esperanza de encontrar a nuestros desaparecidos, nos es realmente muy difícil pensar en cualquier otra cosa que no sean nuestros familiares.Queremos que sepa, presidenta, que no queremos perder definitivamente la esperanza en encontrar a nuestros familiares”.
Aunado a esta denuncia latente de no más criminalización contra las familias buscadoras, se hiló con las escuetas respuestas dadas por la presidenta de la república sobre el campo de exterminio que refirieron “destapó una cloaca”; sostuvieron que no guardarán silencio con el objeto de no incomodar al gobierno en turno, por el contrario, recordaron que su lucha no perece.
Exigieron que la presidenta de México:
- Asuma la existencia de más de las más 120 mil personas desparecidas y los incontables miles de migrantes desaparecidos que no están en los registros oficiales.
- Reconozca el trabajo colectivo de las familias que en todo el país buscamos a nuestros seres queridos y abra un espacio de escucha y de diálogo con las organizaciones sociales y colectivos;
- Apoye a quienes vivimos amenazados, y a pesar del infierno que padecemos, salimos a buscar a las decenas de miles de mexicanos y migrantes que permanecen desaparecidos y el estado mexicano se ha mostrado incapaz de buscar y encontrar;
- Sancione a los servidores públicos que han permitido por omisión o aquiescencia, el horror que se destapó en Teuchitlán,
- Se identifique y se entreguen dignamente los restos de las personas que han sido localizadas en ese y todos los campos se extermino y fosas clandestinas en Teuchitlán y en todo el país.
- Que se fortalezcan las estrategias de búsqueda y se tomen las medidas necesarias para atender e identificar a los cientos de personas que se encuentran en las fosas comunes, las que administra el propio estado, que es donde van a parar los restos de las victimas después de que las familias los encontramos en los parajes donde fueron arrojados;
- Es urgente reactivar el Centro Nacional de Identificación Humana, dotarlo de los recursos necesarios e incorporar a las familias como consejeros y coadyuvantes de la institución;
- Frente a la emergencia nacional es urgente construir un sistema judicial que resuelva las demandas de las víctimas. Si la reforma del poder judicial no conduce a ese resultado habrá fracasado.
«Usted, como presidenta de la República, debe ya reconocer la existencia de la grave crisis de desapariciones, misma que se materializa en los hallazgos de campos de extermino, hornos crematorios y fosas clandestinas; una maquinaria de muerte que recuerda lo peor de la historia de la humanidad, donde los muertos y desaparecidos se cuentan por cientos de miles.»
Entre granaderos y política
Siendo aproximadamente las 6:00 de la tarde, una primera tanda de granaderos se colocó detrás de las vallas de Palacio Nacional, un primer intento de amedrentamiento que terminó por tensar el ambiente que, apenas 30 minutos antes, era de solemnidad.
Entre gritos de: «Aquí no los necesitamos, pendejos» y «¡Asesinos!» las personas que participaron en la manifestación comenzaron a abarrotar las vallas y a exigirles que se retiraran del lugar. Para esta primera salida, lograron cubrir buena parte del recinto de Palacio Nacional; aproximadamente media centena de cuerpos policiacos con escudos con un metro de separación cada uno. Además, contaban con extintores a sus pies.
Esta primera fila no tardó en replegarse y sólo permanecieron en el lugar un aproximado de 10 minutos; el ambiente mejoró repentinamente, se realizó un conteo hasta 400 en honor al número de zapatos encontrados en el Rancho Izaguirre y las personas se dispersaron hacia los círculos de veladoras que estaban sobre la plancha del Zócalo.
Aunque parecía que ese sería el cierre y las cosas comenzarían a cerrarse de manera pacífica, se mantuvo presente una tensión que terminó por echar abajo el espacio: La politización.
Mientras las familias buscadoras realizaban algunos apuntes desde su carpa, apenas unos metros detrás de ellas y a las puertas de Palacio Nacional, muchas otras personas insultaban a Claudia Sheinbaum; criticaban su aspecto físico y peso. Mientras otras, respondían denunciando que todo era culpa del PRI; un vaivén político que se repitió y terminó en disputas. Las familias buscadoras, no volvieron a escucharse en las cercanías del Palacio Nacional.
Aproximadamente a las 7:00 de la noche, el movimiento comenzó a escucharse nuevamente en las puertas del Palacio; había gritos y golpeteos. Los granaderos habían vuelto a salir, esta vez, en mayor cantidad y hombro a hombro custodiaban el recinto; las personas, habían logrado empujar las vallas y entrar. Un encontrón frente a frente; algunos manifestantes gritaban a las autoridades, otros más, peleaban entre ellos por defender al PAN y otros tantos, a Morena.
Al fondo, la voz de una madre buscadora a través de un megáfono intentaba mediar la situación: «Por favor, no convocamos a ningún acto de violencia».
En una breve entrevista con Cimacnoticias, una de las mujeres que se encontraba entre el movimiento, señaló que le producía coraje que se intentara reprimir con granaderos: «Este es el gobierno de Sheinbaum, ¿y así dice que llegamos todas?, ¡sal, Claudia!, ¿a qué le tienes miedo?», continuó gritando con vista al balcón presidencial.
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