De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, las mujeres migrantes representan entre el 48 y 50% de las personas migrantes en el mundo.
En México, 3 de cada 10 eventos de detención son de mujeres, según datos de la Secretaría de Gobernación. Mientras que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados reporta que desde hace una década 4 de cada 10 solicitudes de asilo son de mujeres.
Las migrantes enfrentan formas específicas de violencia. Según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, las mujeres migrantes en tránsito por México son víctimas frecuentes de tráfico de personas, violencia física y psicológica, a menudo perpetrada por agentes migratorios y grupos criminales. Sin embargo, en muchos medios de comunicación, sus experiencias quedan reducidas a relatos aislados y no a una narración estructural que explique las causas y consecuencias de la violencia de género en el contexto migratorio.
Mientras las políticas migratorias se endurecen y los flujos migratorios aumentan, es crucial observar cómo los medios de comunicación abordan este tema, especialmente cuando se trata de mujeres. Sin una perspectiva de género adecuada, pueden perpetuar estereotipos, invisibilizar la violencia que enfrentan o contribuir a su revictimización.
La Plataforma de Acción de Beijing, que este año conmemora 30 años desde su adopción, establece en su Capítulo J la urgencia de fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de comunicación.
Después de tres décadas, el sexto Monitoreo Global de Medios, uno de los principales indicadores de la cobertura informativa del quehacer social de las mujeres desde 1995, encontró que para 2020, en México, las mujeres estuvieron presentes en las noticias en un 25%, dos puntos por debajo de los datos encontrados en 2015. Solo 15% de la información se centró en los temas relacionados con las mujeres; y apenas el 4% de las noticias cuestionaron los estereotipos de género.
Si bajamos la lupa al tema migratorio, en 2020, el Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI) encontró que, de las mil 432 notas analizadas en seis países por siete meses, apenas el 4% de las notas hablaron sobre las mujeres migrantes.
Ninguna cuestionó los estereotipos de género, pese a que su experiencia migratoria está marcada por múltiples formas de violencia y discriminación, lo cual exige un enfoque informativo que las reconozca como sujetas de derechos y no únicamente como víctimas de un proceso de despojo.
Si nos centramos en la narrativa predominante, en el 90% de las notas predominó la voz de los gobiernos, reforzando el discurso oficial, algunos basados en eufemismos; y en 8 de cada 10 notas se vinculó la palabra migración a crisis, violencia, peligro, riesgo, culpables, fobia y muerte. Esta narrativa contribuye al rechazo, real y simbólico, de las personas migrantes por parte de quienes consume la información.
Esta aproximación a la cobertura periodística nos demuestra que no existe un reflejo de los temas de las mujeres, y cuando enfocamos en las migrantes, refugiadas y deportadas, básicamente desaparecen de la oferta informativa. Muchas veces, las historias se limitan a las dificultades del tránsito, pero se omite la razón por la cual huyen, en la mayoría de los casos su migración obedece a la violencia de género, la persecución hacia ellas o sus familias, la pobreza, la desigualdad, o los efectos adversos del cambio climático, quedando fuera de la oferta informativa. Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial, ya que su enfoque puede influir profundamente en la percepción pública de las mujeres migrantes y, por ende, en las políticas migratorias que se implementan.
El periodismo con perspectiva de género es fundamental para cambiar la narrativa sobre las mujeres migrantes. Un ejercicio periodístico desde este enfoque puede visibilizar las dinámicas de poder que afectan a las mujeres y destacar cómo las políticas migratorias y las condiciones sociales y culturales incrementan su vulnerabilidad.
Las coberturas mediáticas convencionales tienden a enfocarse en las mujeres como víctimas pasivas de un sistema migratorio que las despoja de sus derechos, pero rara vez se aborda el contexto de género que subyace en su migración. Además, a menudo se invisibiliza los roles que las mujeres desempeñan como agentes de cambio en sus comunidades y como defensoras de derechos humanos en su travesía migratoria.
Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de informar con rigor y ética, promoviendo una visión transformadora que visibilice los derechos de las mujeres y contribuya a la construcción de una sociedad más igualitaria.
Un periodismo con perspectiva de género es, sin duda, la clave para transformar la cobertura de los retos que enfrentan las mujeres migrantes y, en última instancia, contribuir a la construcción de un mundo en el que todas las personas, sin importar su género o estatus migratorio, puedan vivir con dignidad y respeto. La agenda de la Plataforma de Acción de Beijing, a 30 años de su implementación, debe ser un recordatorio de que la igualdad de género y la justicia migratoria van de la mano.