Ciudad de México.- Desde el 2016, la comunidad de Homún en Yucatán, México, ha defendido el derecho al agua y Maribel Ek Can, mujer maya y ambientalista, ha desempeñado un papel vital en esta lucha iniciando varios procesos legales y enseñando a sus vecinas y vecinos a proteger el anillo de cenotes que se encuentran en su localidad.
Homún está ubicado dentro de la reserva estatal geohidrológica del anillo de los cenotes, cerca de la laguna de Yalahau; ambos sitios son reconocidos internacionalmente como RAMSAR, un humedal de importancia internacional bajo el Convenio de Ramsar.
El anillo de cenotes forma parte de la reserva de agua subterránea más importante de México que proporciona este insumo a gran parte de la población urbana y rural de la península de Yucatán. Se estima que en Homún existen al menos 365 cenotes.
Además de la defensa del derecho al agua, la comunidad de Homún se ha organizado para asegurar el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas a decidir sobre el modelo de desarrollo, sobre su tierra y territorio, así como los derechos de los cenotes.
Esta lucha se enmarca en la expansión de la industria de la carne en Yucatán y en la instalación de una mega granja porcícola en la región que alberga 49 mil cerdos. Desde entonces se ha utilizado grandes cantidades de agua para producir alimentos dejando a su paso que la contaminación de la actividad agropecuaria impacte en los derechos humanos.
El derecho al agua, a la salud y a un ambiente sano se ven afectados gracias a la ganadería intensiva a gran escala donde el agua es contaminada con purines y antibióticos. Asimismo, provoca el desplazamiento de otras formas de vida y de producir alimentos, por ejemplo, se ve afectada la producción local y a pequeña escala de carne de cerdo, así como la apicultura orgánica.
En Homún, los habitantes tienen una relación directa con los cenotes donde los cuidan y promueven un turismo sostenible, que minimiza el impacto ambiental y promueve el desarrollo local, que ahora permanece amenazado por la mega granja y sus actividades contaminantes.
Ante esta situación, Maribel Ek Can se ha colocado como una de las voces principales de la lucha al formar parte de la organización de la comunidad para tomar acciones como presentar varios procesos legales para defender los derechos humanos y a la naturaleza logrando así el cierre de la mega granja.
“Somos tan afortunados de tener tanta creencia, tanto respeto, tanta unidad, tanto amor por la tierra. Toda la gente de esta población se unió para defender nuestra tierra, nuestra agua, nuestro aire, nuestra naturaleza. El día de hoy nos encontramos con este triunfo. Hasta el día de hoy, esta granja permanece cerrada” -Maribel Ek Can, mujer maya y ambientalista.


Maribel Ek Can, su historia y conexión con los cenotes
Desde niña, Maribel Ek Can acudía con su familia a las profundidades del cenote de Santa María para recoger agua. Incluso con la visión eclipsada por la oscuridad, atestiguo la belleza de las rocas que parecían serpientes. Su padre insistía en respetar las rocas del cenote y atribuía a que estas tenían vida y en algún momento iban a despertar.
Con el paso del tiempo se convirtió en guía durante rutas del turismo sostenible que atravesaban los cenotes. Ahí aprendió los nombres y los procesos científicos, creando así una conexión especial con un lugar que marcó su infancia.
Para Maribel Ek Can, los cenotes son sagrados que conectan el cielo y la tierra para «bendecir» a la comunidad de Homún con agua y son la fuente desde donde florece la vida; sin embargo, persiste en ella el temor de que sean contaminados, ya que el sistema kárstico es vulnerable a las impurezas de las actividades como la agroindustria.
El cenote de Santa Marí, ubicado en la localidad de Homún y considerado el corazón de la península de Yucatán al sureste de México, tiene un valor latente para Maribel Ek Can, puesto que lo considera su vecino y el lugar donde puede encontrar calma y tranquilidad. Por él se convirtió en defensora ambiental y Kanan Ts’ono’ot, es decir guardiana de los cenotes.
Ahora, la protección de los cenotes se ha vuelto su vida sobre todo el mantenerla limpia para que pueda usarse para beber, lavar, limpiar, entre otras actividades.


“Yo creo que todas las personas deberíamos tener la conciencia de cuidar y proteger el agua. Evitar que sea contaminada porque en algún momento esta misma podría hacernos falta. Yo quisiera invitar a toda la gente pero sobre todo a nuestros niños y jóvenes a valorar y respetar el agua, porque es lo más importante que cada uno necesitamos” – -Maribel Ek Can, mujer maya y ambientalista.
El éxito de Homún y la recuperación de los cenotes y el derecho al agua es gracias a los esfuerzos de las personas defensoras como Maribel Ek Can y la unidad de las comunidades maya para pedir respetos por sus derechos que son ignorados para darle prioridad a los megaproyectos extranjeros o de la clase empresarial.
A partir de la lucha de Maribel Ek Can y de la comunidad de Homún, fueron reconocidos por Jesús Peña, Representante Adjunto en México de la ONU-DH, en el marco del Día Mundial del Agua celebrado el 28 de marzo: «Su compromiso promueve otras formas de gestionar acuíferos y cuencas, y suscita una gobernanza del agua más democrática e inclusiva”, declaró Jesús Peña.