Ciudad de México. – El documental Period. End of sentence fue galardonado por los premios de la Academia de los Oscar como mejor documental corto, producido por Melissa Berton y dirigido por Rayka Zehtabchi; esta pieza documental original de Netflix busca visibilizar la menstruación como una problemática pública con la que luchan día con día las mujeres de la comunidad de Hapur, India.
“No estoy llorando porque tenga el periodo ni nada por el estilo. Sino porque no puedo creer que una película sobre la menstruación acaba de ganar un Oscar” – Rayka Zehtabchi.
Posicionándose como una fuerte crítica social hacia los estigmas alrededor de la menstruación, la inequidad menstrual, la carencia de productos de higiene femenina y la nula educación sexual a causa de la tutela religiosa y una comunidad machista; este documental resalta las dificultades que tienen que atravesar las mujeres de la India rural al no tener acceso a una menstruación digna.
Period. End of sentence, ilustra la búsqueda de independencia y seguridad financiera que abona a la moral de las mujeres, paralelo a su labor de fomentar la consciencia social, pues la desigualdad de género es una problemática que azota a toda la comunidad, mostrando como menos valiosas a las mujeres por el hecho de dedicarse al hogar de forma impuesta.
La pieza fílmica parte de un enfoque innovador que visibiliza la lucha revolucionaria de las mujeres por producir y comercializar las toallas femeninas “Volar” no sólo como un proyecto de interés individual, sino como mujeres activistas que buscan un bien colectivo; luchando por reivindicar la concepción de la menstruación en su comunidad.
Aunque resulte difícil de creer, en India hay niñas que se avergüenzan de menstruar al grado de atentar contra su salud usando telas sucias para después enterrarlas y que nadie “las descubra”, mientras los hombres, sin distinción de edad, no cuentan con ningún conocimiento acerca de la menstruación, considerándola como una enfermedad contagiosa que “le da principalmente a las mujeres”. Justo desde este panorama parte este documental.
La menstruación, un tabú que persiste
Actualmente la salud menstrual es parte integral de los derechos fundamentales de salud sexual y reproductiva de las mujeres, sin embargo, aún se lucha contra múltiples estigmas y estereotipos que se ante ponen frente a una menstruación digna y segura.
Siendo que la menstruación en diferentes partes del mundo sigue siendo un tema de desigualdades alrededor del género que atenta contra los derechos humanos de las mujeres, debe abordarse como una problemática de interés social que no puede dejarse de lado, pues no sólo afecta la moral de las mujeres al bombardearlas de información nociva, también las limita de actividades diarias que impide un desarrollo social óptimo.
El informe Declaración de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos sobre la salud menstrual de las Naciones Unidas Derechos Humanos, resalta la importancia de romper con estos estigmas alrededor de la menstruación para lograr que las niñas, adolescentes y adultas se desarrollen plenamente.
“En el mundo entero, las niñas, las mujeres y otras personas que menstrúan siguen enfrentándose a obstáculos que frenan la realización de su salud menstrual, barreras que tienen raíces profundas en el estigma y los estereotipos nocivos relativos a la regla y que refuerzan los sistemas y las sociedades patriarcales y discriminatorias, lo que da por resultado la denegación de sus derechos humanos y un aumento de la desigualdad de género”
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en países como Afganistán, el 70 por ciento de las niñas no se bañan durante su periodo menstrual por dogmas que sustentan la pérdida de la fertilidad, trayendo consigo graves problemas de salud desde la infancia.
Agregado a la concepción de la menstruación como algo impuro desde la perspectiva de múltiples religiones; negándoles a las mujeres orar o ingresar a templos sagrados, como es el caso de la India, u obligándolas a permanecer fuera de sus casas para conservar la pureza del hogar, como es el caso de Nepal.
Aunado a las creencias mitológicas alrededor de la menstruación. En países primermundistas como Japón, no se les permite a las mujeres en periodo menstruante preparar alimentos, ya que un mito japonés demarca que la menstruación atrofia el sentido del gusto.
“Del mismo modo, la creencia y práctica nociva, vigente en muchas sociedades, de que las niñas están listas para casarse al término de su primer ciclo menstrual, las expone a un riesgo mayor de matrimonio precoz y forzado, de violencia sexual y embarazos prematuros y no deseados, lo que a su vez amenaza sus oportunidades educativas y económicas, constituye una vulneración de sus derechos y pone sus vidas en peligro”
Cabe señalar, que una menstruación digna viene de la mano del privilegio económico, ya que sólo cierto sector de mujeres puede sustentar de manera óptima una “regla” cómoda y salubre, sesgando aún más la realidad colectiva de menstruar bajo las mejores condiciones.
Sin embargo, sin distinción de cultura, religión o estatus económico, las sociedades consideran a las mujeres en periodo menstruante como seres incapaces de realizar actividades de carácter o de toma de decisiones, ya que, aunque se ha demostrado científicamente que la menstruación no afecta la capacidad cognitiva de las mujeres ni su rendimiento mental, se les considera como “inestables” en este periodo, siendo esta otra forma de violentar a las mujeres sólo por serlo, afectando simultáneamente su desarrollo y crecimiento social y personal.
“La imagen estereotipada de la mujer que tiene la regla como una persona poco fiable e incapaz de tomar decisiones, puede traducirse en ingresos inferiores y menos responsabilidades, oportunidades y promociones en el trabajo”. – Naciones Unidas DD.HH.
Educación menstrual
El mismo informe reconoce a la salud menstrual como un derecho fundamental de las mujeres, parte de los propios derechos de salud sexual y reproductiva, siendo fundamental fomentar la normalización de la menstruación como un proceso natural, abordando tres enfoques que pueden ayudar a esta labor:
- Enfrentar la estigmatización, los estereotipos nocivos y las normas sociales discriminatorias basadas en el género, así como las prácticas negativas que condicionan la experiencia menstrual de las niñas y mujeres
- Fomentar un contexto propicio en el que las niñas y las mujeres, en toda su diversidad, puedan empoderarse y ejercer su autonomía
- Velar por que las niñas y las mujeres tengan acceso a la justicia y los remedios en casos de vulneración de sus derechos y su salud sexual y reproductiva.
Del mismo modo, y como el informe indica, gran parte de estos avances por conseguir una menstruación digna y segura para todas las mujeres ha sido gracias a la constante lucha feminista, logrando que se cuestione la concepción de la menstruación y su tipificación como un derecho fundamental.
“Al decir su verdad y hacerse oír, estas activistas han contribuido de manera significativa a aclarar que las experiencias menstruales de las niñas y las mujeres no son homogéneas, sino que están moduladas por factores conexos, tales como la edad, el género, la raza, la discapacidad, la condición económica o social, la migración y otros factores y contextos, tanto en la paz como en situaciones de conflicto, desastre o crisis sanitaria”