Ciudad de México.- Remedios Sánchez creció en la pequeña provincia española de Almería y la ambición más grande en su adolescencia fue acceder a la literatura y poesía; quebrar las brechas que la alejaban de estas reuniones y tertulias que tanto anhelaba. Hoy, la catedrática es una de las espinas dorsales del Festival Internacional de Poesía de Granada y la mirada se mantiene bien sujeta a sus anhelos de infancia: La poesía nunca será sólo para una minoría.
En conversación con Cimacnoticias, Remedios Sánchez comparte algunas expectativas de uno de los festivales iberoamericanos de poesía más importantes del mundo; reflexiones sobre en dónde se encuentran las mujeres y la lucha incisiva por ganar el reconocimiento, aún, cuando la poesía debería ser un acto de libertad para todas.
«La lengua es también una patria«, dice la codirectora, por eso, resulta gratificante encontrar que en este festival se cuenta con la participación de mujeres de gran interés que evidencian los momentos tan brillantes que estamos viviendo. Sólo para tener el visor, se nombra a Piedad Bonnett quien se llevó el galardón del premio Reina Sofía, así como a Han Kang quien arrasó con el Premio Nobel de Literatura; sí, son tiempos extraordinarios, pero también, deben ser de memoria.
«Vivimos en una sociedad profundamente con lo con los valores patriarcales profundamente arraigados. Es decir, yo te puedo contar que la poesía española, que es a lo que yo he dedicado más tiempo en los últimos años, ha silenciado totalmente a los escritores, bueno, a las escritoras, es que yo prefiero llamarlo escritores porque cuando feminizo la palabra me parece que la estoy segmentando, que la estoy aislando. Y a mí lo que más me interesa es que yo no quiero que le den su lugar por ser escritora, yo quiero que le den su lugar por la excelencia de su obra literaria, que en muchos casos supera ampliamente a las de sus coetáneos masculinos», repara Remedios.
No hay ningún hilo negro en apuntar a la íntima relación entre el patriarcado y la literatura desde sus etapas más remotas. La escritura fue ensimismada y alejada de las mujeres, de ahí, que resulte revolucionario que hoy, detrás de los festivales más grandes, las mujeres empujen agendas extraordinarias; mujeres que hoy pilotean y diseñan programas internacionales. Más allá de la representatividad, es la revolución de derribar la ginopia en la poesía, pues como Remedios apuntó durante toda su intervención, la poesía es una historia compartida, no sólo para unos cuantos.
Organizar, dirigir y luchar
Los primeros apuntes que atina a decir Remedios Sánchez en entrevista, es la exhaustiva carga que implica tener un cargo de decisión cuando se es mujer; una lucha intrínseca de demostrar que eres capaz, inteligente y que mereces ese lugar. Un peso doble que se debe aprender a gestionar, no sólo en su profesión, sino prácticamente en cualquier empleo donde las mujeres comienzan a repuntar -nada distinto al periodismo-,
«Para mí es un espacio de encuentro; de encuentro con grandes escritoras; de encuentro con mujeres que son referentes; de encuentro también con mujeres que están abriendo su camino, porque lo planeamos con muchísimo cariño. Somos un equipo que esto lo diseña al margen de su profesión, esto no es nuestra profesión, sino que en nuestro tiempo libre eh lo que hacemos es diseñar el festival.
Y entonces vamos buscando aquellas figuras, tanto mujeres como hombres, que van a ser muy representativas y que de alguna manera pueden ser un espejo en el que se puedan mirar las nuevas generaciones»
Pensar en poesía puede representar un desafío para las y los lectores; la idea de que es una rama elevada e inaccesible si no se posee un bagaje cultural. Y más allá de este pensamiento teorizado que nos aleja de la poesía, resulta urgente una deconstrucción de este género literario y es precisamente aquí, donde Remedios Sánchez pone siempre el acento.
«A veces, a priori, parece que la poesía es un género más complicado, a lo mejor, que la que la narrativa, pero no es así, porque la poesía es el espacio de la emoción y entonces, cuando logramos que la gente se acerque a un acto poético, a los 15 minutos se produce una conexión emocional que se palpa en el aire, es decir, es algo que ni siquiera soy capaz de explicarte con palabras y eso que es mi profesión porque es como un nudo que se te pone en la garganta.»
La creación de estos espacios trasgreden el tiempo, la nacionalidad y la lengua. Para Remedios, resulta extraordinario encontrar a personas octogenarias conectando emocionalmente con una poeta que oscila los 20 años y viceversa; jóvenes que conectan con personas adultas mayores y se conmueven tanto, que pueden pasar hasta 3 horas dedicadas a escucharles sin necesidad de mirar el móvil. Y es precisamente este, el objetivo que tiene Remedios para el festival; cualquier conexión de esta índole que se haga es más que suficiente para ella. Una retribución a su trabajo.
«Decía Federico García Lorca que la poesía es un misterio, que es la unión de dos palabras que uno nunca pensó que pudieran unirse y que juntas forman algo así como un misterio.
Pues, ese misterio yo me doy cuenta de que sucede en cada instante en que los lectores tienen la oportunidad de acercarse a autores diversos, a gente que viene de Panamá, a autoras que vienen de Colombia, a autores que vienen de Letonia, tenemos 14 nacionalidades y a veces ni siquiera comprenden la lengua (…), lo que queremos es lo que decía Federico García Lorca, esa ha sido la pretensión: Seguir el espíritu lorquiano de medio pan y un libro»
El momento de reconstruir la historia: Hombres necios que acusáis a la mujer
La poesía, a pesar de los intentos del sistema patriarcal de alejarla de la mujer a lo largo de la historia, ha sido uno de los vehículos de liberación, revolución y política. Sólo basta con traer a colación el nombre Juana de Asbaje y Ramírez (Sor Juana Inés) quien encontró en este género literario una posibilidad de reivindicarse en el mundo y explorar la libertad.
Del otro lado del globo, en Japón, mujeres como Chiyo Ni «la poetisa rebelde» quien vivió durante el periodo Tokugawa, caracterizado por excluir a las mujeres en la sociedad se rebeló a través de la escritura de haikus. Forzada a cuidar de su hijastro en sus veintes y obligada a escribir de forma furtiva al interior de su hogar, la poetisa, se rebeló al sistema y durante los últimos 20 años de su vida, rapó su cabeza y dedicó su vida al budismo, acto que le permitió zafarse de las reglas de la sociedad nipona y dedicarse al haiku hasta el día de su muerte.
Todo esto, para apuntar a un acto poderoso dentro de la poesía que parecemos olvidar: Las mujeres han encontrado en la palabra un escape a la libertad y en ese pasado, se esconde también, nuestro presente.
Esto es sostenido por Remedios Sánchez, quien atina:
«Sor Juana Inés es una de las claves, uno de los pilares que, a mí me parece, de ninguna manera se puede obviar lo que ella ha representado de compromiso, de verdadera dedicación a la literatura, a a mí me parece absolutamente fascinante el poema «Hombres necios que acusáis a la mujer»; una maravilla, excepcional. Ella representa el modelo de mujer avanzado a su tiempo, la gente joven, tienen que ver en su pasado una forma de construir el futuro»
¿La poesía es revolución?: La poesía yo creo, y esto ya sí es una opinión, no es una cuestión teórica, la poesía o es revolucionaria o no es. Una poesía que se acomoda a la estructura de poder, lo único que viene a decir es lo que le interesa a esa estructura de poder, no te da un discurso que responda a la realidad de lo que está pasando, porque el poder no responde a lo que está pasando, el poder lo sostiene, que es diferente.
Entonces, los poetas tienen la obligación, en mi opinión, de dar respuesta a las problemáticas de cada momento, cada uno desde su enfoque, uno más culturalista, otro más conversacional y más atento a la realidad de cada momento, pero todos dan su respuesta por acción ética o por acción estética y siempre los poetas que triunfan han de ser revolucionarios y cuando digo «poetas» son hombres poetas y sobre todo las mujeres poetas porque a la par de que ellas tienen que escribir bien, tienen un una dificultad añadida, que es hacer el esfuerzo para que se les dé el espacio de visibilidad que merecen, que ahí es donde está lo complicado.
Luchar por un reconocimiento y por un espacio, es un acto cotidiano de las mujeres en prácticamente cualquier ámbito, desde el deportivo, el de negocios, del arte, de la música, de las ingenierías y por supuesto, los terrenos de las letras no quedan atrás. Ejemplos hay un montón y Remedios recuerda a Gabriela Mistral, misma, que nunca fue reconocida en Chile sino hasta tiempo después, cuando fuera de su tierra, el mundo aplaudió lo extraordinaria de su pluma. Este apunte es fundamental para comprender lo mucho que las mujeres deben hacer; no serán reconocidas hasta ganar un listado enorme de premios o hasta que el mundo aplauda su trabajo. De lo contrario, su nombre quedará enterrado y en el peor de los casos, olvidado.
«Me preocupa que tenga que sucederles un acontecimiento extraordinario como que les den un Nobel para que se reconozca su talento excepcional, es decir, que el intencional mérito de las escritoras es luchar siempre contra corriente»
Al igual que Ana Francis Mor en «La Primera que Camina», se evidencia que las mujeres están haciendo una lucha desde distintas trincheras; Francis Mor desde la teología feminista reescribiendo la Biblia y mapeando el poder de las mujeres en la historia bíblica. Y en la poesía iberoamericana, Remedios Sánchez apuesta por nombrar a las mujeres del siglo XX, pues sostiene que «mientras que no se conozca toda la realidad, las verdades absolutas serán sólo falsificaciones».
«Yo me he ido dando cuenta cuando he estudiado solamente la poesía del siglo XX, te das cuenta de que hay tantos nombres que debieran estar y, sin embargo, se les ha olvidado porque no respondían a los patrones de lo que se entendía que debía ser una mujer o reconstruimos esa historia o hacemos esa campaña de colaboración entre todas las personas que quieran reconocer lo que ha sido nuestra historia compartida (…) siempre va a quedar un déficit; siempre va a quedar un vacío en esa realidad»
Así, el reto que se avizora es tan sencillo como nombrar a las mujeres poetas, reconocer su trabajo y consumir su palabra. Estos actos de hermandad colectivo quiebran el paradigma que ha mantenido a las poetizas en las sombras y las colocan bajo la luz.
Finalmente, con el cierre del Festival Internacional de Poesía de Granada, los retos son múltiples, pero también, Remedios Sánchez mantiene la mirada fija en sus objetivos de construir un mejor futuro donde los espacios de poesía sean cada vez más grandes, que los aforos sean extensos y que toda la población pueda gozar de estas experiencias: «Para mí esa es la clave, pensar que el futuro empieza hoy«.