Ciudad de México.– Después de seis años de enfrentar violencia, abusos de poder y discriminación por parte de las autoridades municipales de Ahome, Sinaloa, la policía feminista Dignora Valdez obtuvo una resolución favorable por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) pero hasta el momento ha sido ignorada la resolución lo que prolonga la violencia hacia ella.
Dignora Valdez, un 8 de marzo del 2019 denunció violencia laboral, precariedad de sueldos, falta de oportunidades y abusos y la respuesta institucional fue arrestarla durante 36 horas bajo el argumento de haber incumplido con sus actividades.
La Recomendación No. 8/2025 de la CEDH documentó ese arresto arbitrario, la violencia de género, acoso laboral y restricciones a la libertad de expresión de Dignora y unque el fallo representó un avance importante, la defensora afirmó en entrevista con Cimacnoticias que aún lucha por una justicia restaurativa, pues tanto ella como sus compañeras continúan siendo revictimizadas y cuestionadas por los abusos que sufrieron, mientras sus agresores permanecen impunes.
“Después de seis años, en lugar de sentirnos protegidas, seguimos siendo cuestionadas sobre nuestra integridad. Están pidiendo nuevamente las pruebas, pero hasta ahora ninguno de los agresores ni servidores públicos involucrados en estos actos de violencia ha sido sometido al mismo proceso.”
Sinaloa ha sido el epicentro de luchas intestinas entre bandas de delincuencia organizada que han tenido el foco de atención mediática a lo largo de décadas y esto ha invisibilizado lo que sucede en la vida de las mujeres dentro de ese contexto de violencia. Por ejemplo, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), señala que hoy esa entidad tiene 39 casos de feminicidio de enero a septiembre de este año siendo el segundo estado de la República con mayor registro en este tipo de delitos, solo detrás del estado de México.
Cabe señalar que la violencia ejercida contra la policía Dignora no es un hecho aislado, pues tan solo en la capital del paiís, la Comisión de Derechos Humanos Ciudad de México (CDHCM) De 2015 a 2019, se registraron 720 quejas de mujeres policías por hechos relacionados con acoso laboral, violencia de género y discriminación.
Dignora Valdez, confiesa que por su labor y experiencia se ha convertido en feminista y defensora en favor de los derechos de las mujeres y su activismo se ha reforzado dentro del ámbito laboral. Sin embargo, esta le ha generado múltiples represalias y actos de violencia institucional.
La defensora destacó que la falta de oportunidades para las mujeres en estos espacios es muy evidente. Por ejemplo, ella cuenta con 20 años de servicio, dos licenciaturas la primera Ciencias Políticas-Administración Pública y Derecho, además de obtener reconocimientos por su activismo y la defensa de los derechos humanos de las mujeres, no obstante no ha logrado ascender en su trabajo.
“Quise hacer las cosas bien y, laboralmente, cumplí con todos los requisitos, pero aun así no logré avanzar. En cambio, hay compañeros que, con mucho menos, tienen grados sumamente altos o simplemente, por ser familiares de algún político o tener ciertas conexiones ya cuentan con un lugar privilegiado.”
Estas desigualdades se siguen replicando a lo largo de la República Mexicana. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), sin importar el nivel educativo, las mujeres ganan menos que los hombres. La brecha salarial se amplía conforme aumenta el grado de estudios, mientras que las mujeres con formación profesional o posgrado perciben en promedio 7 mil pesos mensuales, los hombres ganan 11 mil 416, lo que representa una diferencia de 4 mil 416 pesos.
También Valdez ha luchado por exigir espacios más seguros dentro de su área laboral. En 2022 acompañó a siete mujeres de su trabajo que denunciaron acoso y hostigamiento sexual. Sin embargo, ante la presión ejercida dentro de la corporación por los mandos varias desistieron, otras optaron por renunciar y solo una que continuó, tampoco obtuvo reparación.
Ante el apoyo que brindó, como parte de las represalias, fue destituida de su cargo durante una semana. “Sí imaginábamos que, con todo lo que estábamos señalando, podía haber alguna sanción. Pensamos que tal vez sería un arresto, una disculpa pública o algo similar, pero jamás nos pasó por la cabeza que llegara al extremo de una baja. Nunca imaginamos que podrían llegar tan lejos”, relató.
No obstante, gracias a las abogadas integrantes de la Red por la Igualdad Sustantiva, quienes adoptaron su caso, y al respaldo de colectivas feministas que protestaron por la violación de sus derechos, logró su restitución.
Estragos
Dignora relató que, tras años de trabajar en un ambiente hostil y de constante agravio, su salud mental y emocional se han visto profundamente afectadas, generándole un desgaste diario. Contó que con frecuencia es excluida dentro de la corporación y que muchas de sus compañeras, por miedo a sufrir represalias o ser asociadas con ella, prefieren mantener distancia, e incluso evitan saludarla o mostrarle apoyo dentro de la institución.
Recordó que, cuando ingresó a la corporación, soñaba con ascender y ocupar un puesto de mando, cumpliendo siempre con las normas y la disciplina. Sin embargo, reconoció que ese sueño hoy parece muy lejano.
“Ahora lo único que deseo es llegar a mi jubilación; me faltan cinco años, y es todo, porque me arruinaron muchos años de esfuerzo”, expresó.
La violencia que ha enfrentado Dignora también ha impactado a su familia. En 2022, tras la serie de represalias en su contra y por miedo a sufrir un atentado, decidió sacar a sus dos hijos del estado para protegerlos. Aun así, ella permaneció en Sinaloa para continuar exigiendo tanto sus derechos como los de sus compañeras.
Valdez señaló que, aunque existen protocolos y documentos que garantizan la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres dentro de la corporación, en la práctica esa igualdad no se cumple. “Todo eso se ve muy bien en el papel, pero en la realidad no sucede”, afirmó. Por ello, subrayó que las leyes creadas para las mujeres deben materializarse verdaderamente si se busca alcanzar una igualdad real.
No obstante, pese a formar parte de un sistema que intentó aislarla y hacerle creer que no tenía un lugar ahí, la resiliencia, el amor y el compromiso de Valdez a su trabajo la han mantenido firme. En estos últimos años antes de su jubilación, su mayor deseo es que las nuevas generaciones de mujeres y también sus compañeras actuales, puedan desenvolverse en un ambiente laboral más justo y digno, uno al que, pese a sus esfuerzos y lucha, a ella se le negó acceder.




