Ciudad de México.- Durante la quinta jornada de la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se realiza en Brasil, con la aprobación de 35 países, se lanzó la Declaración de Belém, iniciativa que busca acelerar la transición energética, modernizar el sector industrial y generar nuevas oportunidades para los países en desarrollo en la economía verde, especialmente en los países del Sur Global.
La declaratoria también reúne metas ambientales, económicas y sociales orientadas a transformar el escenario internacional, impulsar la innovación tecnológica y garantizar un modelo de crecimiento sostenible. Para ello, los países asumirán esfuerzos compartidos, con acciones coordinadas e iniciativas destinadas a acelerar la transición energética, modernizar el sector industrial y generar nuevas oportunidades para los países en desarrollo en la economía verde.
Esta declaratoria es fundamental desde la perspectiva de derechos humanos porque ONU Mujeres ha señalado que la desigualdad de género, sumada a la crisis climática, es uno de los grandes desafíos de nuestra época y en sus análisis señala que las mujeres son las más afectadas debido a que generalmente asumen las responsabilidades de limpieza, acarreo y preparación de alimentos, para acceder al agua cada vez tendrán que recorrer una mayor distancia, además al ser las responsables de la familia, se reducen sus posibilidades de ponerse a salvo a tiempo.
Cambio climático será más severo para las mujeres
Por su parte, la directora ejecutiva de la COP30, Ana Toni, señaló que “la industrialización verde es un tema irreversible y necesitamos trabajar conjuntamente para garantizar que todos los países avancen de la mejor manera posible”, afirmó, celebrando el hecho de que el tema haya pasado rápidamente de la fase de negociación a la Agenda de Acción.
No olvidemos que La Conferencia de las Partes (COP) es el mayor evento global de las Naciones Unidas para discusiones y negociaciones sobre el cambio climático. La reunión se celebra anualmente en este 2025, Brasil es el país anfitrión de emisión 30 (COP30).
El documento llama la atención sobre el hecho de que los efectos del cambio climático son desiguales y ya inciden drásticamente en la población, especialmente en las mujeres. Por lo que, además de seguir invirtiendo en mitigación, los países tienen que darle prioridad a la adaptación, con medidas como seguros para quienes pierden sus cosechas.
“Se comprometieron a promover políticas que integren a pequeños productores rurales, pescadores artesanales, pueblos indígenas y comunidades locales en sus estrategias de mitigación y de resiliencia.”
Según Júlia Cruz, secretaria de Economía Verde, Descarbonización y Bioindustria del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, el debate sobre la industrialización verde también implica un compromiso con la inclusión social.
Sostuvo que la transición debe tener en cuenta a las poblaciones directamente vinculadas a las industrias y a sus matrices energéticas. “Tenemos que garantizar empleos y beneficios para las comunidades. Si no existe una estrategia de desarrollo para estas personas, buscarán otras formas de obtener ingresos y sobrevivir, incluso en mercados ilícitos, como la explotación ilegal de madera o la minería”.
La Declaración parte de la premisa de que la reducción profunda de emisiones en los sectores industriales pesados —incluidas actividades como el acero, el cemento, los fertilizantes o los productos químicos— será indispensable para cumplir el Acuerdo. El texto también subraya la necesidad de ampliar la fabricación global de tecnologías limpias y de garantizar que la transición energética genere prosperidad compartida, empleo decente y seguridad energética.
Entre los firmantes de la declaración destacan grandes economías mundiales como España, Alemania, Austria, Portugal, Dinamarca, Países Bajos, Reino Unido, Noruega y Francia. Igualmente varios países latinoamericanos como Brasil, Colombia, México, Perú, Ecuador, Uruguay, Chile, República Dominicana, Panamá, Cuba y Haití.
Estos firmantes de la Declaración proponen que, de los 1.3 billones de dólares anuales de esfuerzo global previstos para el combate al cambio climático por los miembros de la COP: al menos 300 mil millones sean destinados a países en desarrollo al menos hasta el año 2035.
Claves para la transformación
Para acompañar la evolución de los países en los términos acordados, el texto propone objetivos medibles en las distintas áreas abordadas. Entre ellos, se incluye el aumento de la protección social de los países en un 2 % anual y la ampliación del número de países con capacidad para evaluar y anticipar vulnerabilidades climáticas de corto y largo plazo.
El evento terminó con tres resultados centrales: la oficialización de la Declaración de Belém y de los proyectos industriales ligados a la COP30; la ratificación del apoyo inicial de varios países y organizaciones; y la definición de una ruta de trabajo para avanzar en la iniciativa tras la cumbre.
El acuerdo de Belém contempla una serie de acciones que permitirán integrar y sincronizar las iniciativas relacionadas con la transformación industrial bajo la COP, con el fin de impulsar y acelerar la agenda prevista.
Además, subrayó el valor de otras iniciativas que contribuyen a una industrialización verde y promueven la búsqueda de apoyo técnico y financiero a escala mundial. El documento permanece abierto a nuevas adhesiones de gobiernos y entidades.




