Ciudad de México.- De acuerdo con la organización Infancia Libre de Abuso Sexual (ILAS), durante las fiestas decembrinas el abuso sexual infantil (ASI) aumenta hasta en un 40%; con esta información se confirma que el entorno familiar puede ser violento contra mujeres, niñas y adolescentes.
Las posadas, las cenas navideñas y de Año Nuevo son periodos caracterizados por frecuentes reuniones familiares y con amistades cercanas; sin embargo, lejos de ser entornos saludables para las infancias, estas celebraciones también pueden representar un grave peligro. Según Save the Children, en 8 de cada 10 casos de abuso sexual infantil, el agresor es una persona del entorno familiar o un conocido.
Cabe destacar que en México las víctimas de violencia sexual de entre 1 y 17 años son principalmente mujeres; ellas representaron el 92.8% de las niñas, niños y adolescentes atendidos por esta grave violación a sus derechos durante 2024, de acuerdo con la Red Nacional de Derechos por la Infancia (REDIM).
Asimismo, el panorama que enfrentan las infancias en el país es cada vez más preocupante. REDIM reporta que, durante el periodo de 2010 a 2023, se contabilizó un incremento de mil 139.2% en la incidencia de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, al pasar de 791 a 9 mil 802 casos. En 2023, los estados con mayores cifras fueron estado de México, Jalisco y Veracruz, mientras que Coahuila, Veracruz y Chihuahua registraron los mayores aumentos.
No obstante, la impunidad persiste, pues no todos los casos logran denunciarse y, cuando sí trascienden a instancias jurídicas, enfrentan investigaciones poco eficaces y la ausencia de una reparación integral para las víctimas. Esto contribuye a la perpetuación del problema y dificulta su erradicación.
Fiestas navideñas: riesgo para las niñas
Frente a este panorama, las fiestas navideñas se convierten en un espacio propicio para los pederastas, debido a múltiples factores. ILAS señala que en estas reuniones el consumo de alcohol es habitual entre las y los adultos, lo que disminuye su capacidad para cuidar y supervisar de manera constante a niñas y niños.
Esta información también ha sido documentada por estudios especializados. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina (NIH, por sus siglas en inglés), el consumo de alcohol por parte de madres, padres o cuidadores es un factor de riesgo para el abuso sexual infantil. Además, reafirma que el abuso de estas sustancias puede dejar a las y los niños en mayor vulnerabilidad ante posibles agresores y que, paralelamente, incrementa la exposición a otros tipos de abusos como el maltrato físico.
A ello se suma que, durante estas fechas, niñas y niños suelen dormir con adultos: tíos, primos, amistades o conocidos de la familia. Aunque esta práctica puede parecer inofensiva, ILAS advierte que representa un incremento en el riesgo de sufrir abuso sexual infantil, incluso si el adulto involucrado es de confianza para la familia.
Asimismo, aunque gran parte del abuso sexual infantil ocurre dentro del entorno cercano del infante, ILAS recuerda que los espacios digitales también representan un alto peligro durante estas épocas, debido a que niñas y niños tienen más tiempo libre, aumenta el tiempo en pantalla, lo que los expone a riesgos como ciberacoso, contactos inapropiados o exposición a contenido para adultos.
Consecuencias
El cuidado hacia las infancias es de vital importancia, pues las consecuencias del abuso sexual infantil son graves. De acuerdo con Aldeas Infantiles SOS, el abuso sexual infantil tiene un impacto significativo en la salud mental de niñas y niños y puede tener repercusiones a lo largo de su vida, especialmente si no reciben atención adecuada.
Las niñas y los niños que han vivido abuso sexual pueden estar en mayor riesgo de desarrollar trastornos de salud mental, como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y trastornos de la personalidad, afectando de manera profunda su calidad de vida y su capacidad para desenvolverse en la sociedad.
Estas experiencias traumáticas también pueden interferir en la capacidad de una persona para establecer relaciones saludables y funcionales en la edad adulta, generando dificultades para confiar en los demás, establecer límites y experimentar intimidad emocional.
Además, la autoimagen y la autoestima pueden verse afectadas de manera negativa. En algunos casos surgen sentimientos de culpa, vergüenza y autoaversión. En respuesta al dolor emocional no tratado, algunas personas recurren a comportamientos autodestructivos, como abuso de sustancias, automutilación o conductas suicidas. En ciertos casos, también pueden replicar patrones de abuso en sus relaciones.
¿Qué debemos considerar en estas fiestas navideñas?
Aunque esta época del año se caracteriza por reunirse para celebrar la conclusión de un año, es fundamental no descuidar a las infancias, pues las consecuencias de un abuso pueden ser devastadoras y tener un impacto duradero, incluso para el resto de su vida.
Ante ello, ILAS recomienda para estas fiestas navideñas, no permitir que las y los niños duerman con adultos durante vacaciones o fiestas; que se vigilen los dispositivos electrónicos; que exista supervisión entre niñas y niños mayores y menores; que haya un adulto designado para observar sin consumir alcohol; y que se realicen conversaciones intrafamiliares antes de las celebraciones para plantear entornos más seguros para ellos.
Por su parte, la Fundación PAS: Prevención del Abuso Sexual, recomienda para estas fiestas no dejar a las infancias sin supervisión, ni siquiera durante las reuniones familiares; mantenerse alerta de lo que ocurre en fiestas y posadas; supervisar los juegos y las interacciones con otras personas; y hablar con niñas y niños sobre su red de confianza y cómo pedir ayuda.
