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Transgresoras

Se cumplió una década de la represión en el municipio de San Salvador Atenco, por órdenes del entonces gobernador del Estado de México y hoy presidente de México, Enrique Peña Nieto.
 
Una década después nada está cerrado, por el contrario la reciente Ley que Regula el Uso de la Fuerza Pública en el Edomex, conocida ya como “Ley Atenco”, enciende la alerta por nuevas violaciones de Derechos Humanos (DH).
 
En esta historia, la presencia de las mujeres ha sido fundamental en la denuncia de las graves violaciones a los DH ocurridas el 3 y 4 de mayo de 2006. La saña se enfocó a una familia, la familia del líder Ignacio del Valle; todos vivieron la represión.
 
En aquel año, una joven voz femenina tomó fuerza, en ella recayó la responsabilidad de conducir un movimiento en las primeras horas después de la represión, su nombre es América del Valle Ramírez.
 
Tiene claro su origen, construye su camino, toma sus propias decisiones y a la par honra a su madre, la mujer del paliacate rojo en el cuello y el machete en mano; la voz que no se calló aun cuando tenía en la piel el dolor su familia a cuestas, ejemplo que siguió América en la distancia del exilio.
 
Esta mujer creció entre ideales revolucionarios. Resistencia es lo que América tiene prácticamente tatuado. Su compromiso con el estudio sólo se vio superado por el compromiso con su pueblo; ni las cinco horas diarias de traslado desde Atenco hasta el pueblo del Ajusco, donde está la Universidad Pedagógica Nacional (UPN),  impidieron que estudiara Pedagogía.
 
Si bien han pasado dos años de la entrevista, la reflexión de la mujer que tuvo que enfrentar la represión y el exilio durante otros cuatro años, sigue vigente.
 
La cita fue en el Auditorio del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, en la Ciudad de México. En uno de los rincones donde está una pequeña sala, América llegó corriendo, como casi siempre, con su mochila al hombro. Los ojos avispados y sus cinco sentidos al tope.
 
Esta es su historia.
 
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“A VECES NOS HAN QUITADO EL FUTURO”
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Quién es América?
–América del Valle Ramírez (AVR): Soy una mujer de 33 años. Tengo la fortuna de contar con unos padres que me dieron la herramienta de formación, de tomar decisiones.
 
“He tenido una vida intensa en muchos aspectos, plena; hay muchas cosas que todavía quiero realizar, que quiero seguir realizando, (pero) por cuestiones de procesos y circunstancias las he visto, si no truncadas, sí interrumpidas.
 
“Hoy puedo decir que la vida es estar, resistir, no es sobrevivir. Vivir con todos los dolores que nos ponga el camino, que nos ponga la vida bajo circunstancias a veces difíciles, pero hoy a mis 33 años (en 2014) puedo decir que me siento plena, que me siento completa”.
 
–LLH: ¿En qué sueña América?
–AVR: Tengo muchos sueños. Pienso en mi pueblo que es como un punto de partida para muchos sueños, de ahí mis alas se han hecho grandes.
 
“Aspiro a muchas cosas desde el aspecto educativo, de la formación de los seres humanos. Siento que es la vía para transformar este país; el lugar a donde los coloquemos (a los seres humanos), ya sea como mujeres, como hombres, como madres, como padres, como hijos, hijas, como estudiantes, obreros, amas de casa.
 
“Tengo muchos sueños, que van desde hacer proyectos educativos hasta generar universidades. Desde centros de formación para las mujeres, para hombres, para los campesinos, no se diga para nuestros niños que son, yo creo, la principal semilla en la que podemos cosechar mucha esperanza, mucho futuro, que a veces nos han quitado.
 
“Yo tengo sueños desde lo colectivo hasta lo personal. Cada rato quiero ser algo. Veo a compañeras que están en medios libres y entonces digo: ‘Quiero aprender cómo transformar un audio, cómo hacerlo una herramienta de comunicación’. Veo a los maestros y están haciendo planes y generando planes de estudio, y quiero también hacer eso y se me ocurren muchas ideas, y hay que hacer esto y lo otro.
 
“Pero dicen los abuelos que el que mucho abarca poco aprieta, y creo que yo tengo entre otros defectos ése, quiero abarcar mucho y de pronto me frustro porque al final del día digo: ‘Qué hice hoy, qué acabé’”.
 
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–LLH: ¿Ha sido fácil ser América del Valle?
–AVR: Antes de eso (de que el apellido Del Valle se identificara con un líder, Ignacio, y la resistencia de un pueblo) me recuerdo desde niña siempre soñando. Tengo muchas ideas, muchas inquietudes y también la facilidad de socializar con la gente; esa virtud me la dieron mis padres y el propio pueblo.
 
“Cuando yo estaba en la secundaria empezaba a tener más idea de la lucha, la justicia. Desde niña veía las reuniones con mi padre, con los adultos mayores, con la gente grande, sobre todo hombres, en el patio de la casa de mi abuelo, donde nosotros vivíamos, para mí eso ha sido un ambiente muy familiar, desde muy pequeña no ha sido nada ajeno.
 
“Cuando viene el levantamiento zapatista en 1994, estoy en la secundaria y desde ahí empiezo a decir tengo que hacer algo. Lo cierto es que desde pequeña traigo esta cosquilla de injusticia/justicia, ese antagonismo.
 
“En 2001 cayó la amenaza de despojo y bueno, eso era lo que buscaba, no estaba buscando la represión, estaba buscando hacer cosas, transformar”.
 
“SOMOS COMPAÑEROS Y SOMOS IGUALES”
 
–LLH: Eres hija de un líder y no es cualquier líder…
–AVR: La lucha es una decisión personal, es lo más correcto. Irte (a la lucha) obligado por tus padres, por el qué dirán, obligado por los demás, es el peor error que puedes cometer y luego la vida te lo cobra.
 
“En mi caso mis padres nunca dijeron, a ninguno de sus tres hijos, qué tenemos que hacer. Lo que nos sembraron fueron principios, el respeto, la solidaridad, tratar de ser más humilde, tener criterios, ser sensibles. Con esto para mí fue suficiente, para el día que pudiera tomar una decisión la que quiera en la política, la pareja, la elección de carrera, etcétera.
 
“Llega 2001, el decreto expropiatorio de despojo de las tierras en Atenco y Texcoco y yo estoy todavía en la UPN con muchos de estos sueños, y digo: ‘La universidad para mí es muy importante, seguro que voy acabar la carrera, pero en este momento es importante… bueno, la universidad se tendrá que interrumpir porque yo quiero estar aquí’.
 
“Todo eso fue una decisión personal, por supuesto no se lo consulté, ni iba a consultarlo con mi papá y mi mamá. Cuando yo decido (dejar la escuela) la otra decisión es defenderla; en mi propio pueblo y en mi propia familia. Es la decisión personal de quiero estar aquí, soy una adulta, no es por la familia es mi decisión.
 
“O sea, no es por ti padre; en ese momento es muy difícil porque soy hija de Ignacio de Valle, pero soy América también, mi nombre es América. Era muy difícil, muchos meses fue muy difícil con él (Ignacio del Valle); recuerdo que tuve que defender esta decisión. En las primeras semanas que estábamos con muchas tareas, muy intenso, mi padre no perdía oportunidad para decirme: ‘Tú no puedes estar aquí’.
 
“Era su temor por supuesto; los años y su experiencia frente a la mía; estaba pensando: ‘Es muy verde en ese aspecto’. Pero yo le decía: ‘Qué te pasa, yo no vengo por ti, ni por él, ni por ella, yo vengo por mí. Con el mismo derecho que ustedes vienen, (ahora) se aguantan’.
 
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“En una reunión recuerdo que estábamos con varios compañeros y  alguien me dijo: ‘Tu papá está diciendo no sé qué; contéstale tú, América’. Levanto la mano en ese momento: ‘Aquí quiero aclarar dos cosas: una para todos; sí, él es mi papá; llegando a mi casa es mi padre, pero aquí es mi compañero, cosa que le quieran comentar a él, se lo comentan a él; y dos: para ti papá, para ti compañero, aquí somos compañeros, aquí no me trates de tu hija, somos compañeros y somos iguales; de aquí no me voy, voy a luchar y aquí me respetas y te respeto como compañeros, punto’.
 
“Fue muy difícil porque además es una lucha generacional y de género. A veces he llegado a un punto que era la hija, la América del Valle que comienza a requerir algún medio de comunicación, y el nombre de América empieza a aparecer cada vez más; a veces no fue mi elección, sino las mismas circunstancias, no es nada fácil, nada”.
 
REPRESIÓN
 
–LLH: ¿Cómo vives ese proceso? ¿Dónde estabas? ¿Qué ocurre en ese momento?
–AVR: El 2 de mayo habíamos acompañado a los compañeros a La Sexta (Caravana Zapatista que se realizó en 2006) a la UNAM, y entonces yo decido quedarme en el Distrito (Federal).
 
“Escucho la llamada a las 6:30 de la mañana; me habla mi padre y me dice: ‘Oye, la situación está muy canija; estamos en el mercado; ya hubo golpes, hubo detenidos’. Mi padre me dijo: ‘No te regreses y más bien trata de informar en el Distrito Federal, en las organizaciones, en los medios de comunicación’.
 
“Yo tenía que terciar llamadas. Me empezaron a llamar medios de comunicación para saber y para declarar qué estaba pasando. Iba a cumplir 26 (años). Me quiero regresar (a Atenco), pero esta tarea es importante. El corazón se te parte: cabeza y corazón se te parten; una parte está allá, el deber no.
 
“Ya habían ocurrido las primeras detenciones en la mañana en el mercado de flores en Texcoco, y ya estaban los bloqueos en Atenco para presionar y para pedir diálogo, desde entonces se pedía diálogo. Ya cuando estamos en Tlatelolco (en el mitin zapatista) fue tremendo, ya sentía lo que se podía venir y sabía que mi padre estaba ahí; creo que fue un momento donde hice mucha conciencia de que se puede venir algo fuerte y van a ir sobre él. Desde ahí tuve que quitarme mi vestido de América; en ese momento sabes que ya estás renunciando a ti.
 
“Cerca de las 5 de la tarde recuerdo la última llamada de mi padre. Él todo el tiempo estuvo insistiendo ‘no te vengas, todo va estar bien, vamos a seguir haciendo la tarea, te amo’. Yo no quería que me dejara de hablar, quería que siguiera ahí. Recuerdo esas horas tremendas de saber que ya se lo habían llevado (preso). Yo estaba muy consciente que lo iban a torturar, que lo iban a golpear.
 
“En la madrugada del 4 (de mayo) alguien me dijo: ‘¿Dónde te ayudo más? ¿Me voy contigo o me voy al pueblo?’. Le dije: ‘Vas a ser mis ojos’. Se fue al pueblo. Las horas siguientes fue empezar a sacar todas las secuelas: detenciones, golpizas, desaparecidos…
 
“Entre toda esa información no encontraba los nombres de mi madre (Trini), mis hermanos; sabía dónde estaba mi papá, pero no sabía dónde estaban mis hermanos, mis familiares, mis cercanos, mi abuelo, mi tío, que era parapléjico. A veces para no hacerme de corazón débil tenía que pensar en todos; pensar en todos me hacía fuerte.
 
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“Yo me tengo que salir de donde estaba con el compañero Marcos y entonces empecé a pensar: ‘¿Qué sigue para mí?’. Empiezan a llegar las mil llamadas: ‘América, ¿tú sabes que tienes orden de aprehensión?’. La campaña de medios de comunicación fue tremenda, aplastante, un linchamiento total.
 
“Las horas siguientes fueron decir: ‘Me tengo que desaparecer del escenario’. A Nacho se lo habían llevado; había ocurrido todo; yo tenía perfectamente claro que la bestia estaba más que desatada y era su venganza. Me podía imaginar la suerte que podía correr y decido salir del escenario.
 
“Y ahí empieza otra historia. Era entrar a una trinchera totalmente desconocida, que la tienes que ir aprendiendo, la tienes que ir construyendo tu sola. Esa trinchera se convirtió en mi casa. Los primeros días era ir aceptando, ir descubriendo todas las secuelas, los escombros, andar entre ruinas buscando nombres, buscando personas, buscando tu vida, a los tuyos”.
 
“MI TAREA ES RESISTIR”
 
–LLH: ¿Cómo resistes cuatro años aislada sin el contacto con tu familia? 
–AVR: Sí, es a lo primero que renuncias. El saber que ellos afuera están luchando, saber que también están sufriendo igual que yo, saber que nuestra familia es más grande.
 
“Hay dos caminos: aquí o te quiebras, cierras los ojos, tienes derecho, somos seres humanos, no somos súper héroes. Había dos caminos para mí: quebrarme, cerrar los ojos y optar por el derecho a no ver, suprimirme y no sufrir hasta que pasara la tormenta porque tenía que pasar; o vivir con los ojos abiertos de frente, mirando de frente todo el tiempo, y opté por lo segundo.
 
“Había momentos en que por supuesto me hundía y decía: ‘Quiero morirme; no quiero sentir lo que siento, este dolor tan inmenso’. Pero cuando veía a mi madre abordar a (Noam) Chomsky, a Evo Morales y ponerle un paliacate, la veía y decía: ‘¡Cómo no conocí a mi madre de joven!’.
 
“Cuando escuchaba los testimonios y leía los testimonios de las compañeras sexualmente torturadas, cuando veía y me llegaban cartas, percibía dolores, pero a su vez un aplauso inmenso. Tenía que hacer mi tarea, y mi tarea es resistir.
 
“Algo tremendo que creo experimenta uno es ser exiliada de su propio país; un refugiado clandestino perseguido; es que a veces te mueres, a veces eres invisible ante los demás. Una forma para mí de respirar era escribir y escribir comunicados; yo hacía un comunicado de 10 hojas”.
 
–LLH: ¿Qué le significa a América que el entonces gobernador del Edomex sea hoy presidente?
–AVR: Es algo absurdo. ¿Dónde estamos? ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué es este país? ¿Qué hemos hecho para tener a alguien que se confiesa responsable de lo que ocurrió el 3 y 4 de mayo (de 2006)? ¿En dónde quedó nuestra humanidad?
 
–LLH: ¿Cómo construir la esperanza?   
–AVR: Al final es un camino, un proceso desde el exilio, desde esta persecución tremenda en que renuncias a los tuyos. Tienes que aprender que tu casa no es una casa, es un refugio en donde tienes de vecina a la derrota, a la tristeza, a la soledad, al odio también, a la venganza, y tú decides a quién dejas pasar.
 
“Algunas se cuelan y se vale que las atiendas, pero después échalas; pero hay algunas que les tienes que cerrar el paso, no puedes permitirle ninguna venganza, ni la derrota, ni el odio pueden pasar a tu casa.
 
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“Un día que estaba en el hoyo me llega un libro de (del pedagogo brasileño Paulo) Freire que dice: ‘Esperanza no es esperar, esperanza es hacer; hay quienes deciden por la esperanza pasiva, esperan y esperan; pasan años, pasa la vida y se mueren esperando, y nosotros tuvimos que reivindicar la esperanza activa, la esperanza es saberse, saber qué hacer’.
 
“Nos quieren arrebatar todo, la vida, la tierra, el futuro, la esperanza, y encima de todo ser felices, sonreír; es que a mí no me van a arrebatar eso, ya me arrancaron mucho, me han interrumpido la vida, me la arrancaron, pero no me arrancaron mi derecho para seguir luchando y seguir sonriendo”.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC.
 
16/LLH/RMB

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No es común encontrar a mujeres líderes con discapacidad en espacios no específicos, es decir en congresos que aborden la sordera, la ceguera, la discapacidad motriz, etcétera. Solemos verlas, pero no nos detenemos a reflexionar cómo enfrentan este mundo.
 
La conmiseración suele ser un camino tramposamente fácil construido desde la culpa religiosa. La conmiseración sirve no para restaurar los derechos violados a cada una de ellas. Sin duda algunas empresas han hecho de la lástima un gran negocio que cada año despliegan con bombo y platillo, eliminando la responsabilidad del Estado como ente rector de garantizar el goce pleno de todos los derechos.
 
Los espacios marcados para personas con discapacidad en estacionamientos o transporte público suelen ser utilizados por cualquiera y no necesariamente por ellas, las personas para las cuales fueron destinados por su derecho a la accesibilidad.
 
Las rampas de las banquetas se vuelven trampas mortales. Tan mal hechas que más que resolver son el retrato de la negligencia de la tarea cumplida. Y si eres mujer, la sobrevivencia es mucho más cuesta arriba.
 
Conocer a la periodista televisiva Verónica González ha sido una lección de vida. Es una mujer insumisa y empoderada, su voz habla por ella y las mujeres que viven con discapacidad.
 
Lleva la representación de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (Redi), en Argentina. Participó en la Reunión de la Coordinación de Organizaciones de América Latina (AL), que se realizó en Santiago, a finales de enero, para exhortar a las ministras de la Mujer en la región a impedir ni un paso atrás en los espacios ganados en la ONU y más específicamente en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, por sus siglas en inglés), que en marzo próximo nuevamente tendrá su deliberación.
 
El tiempo es poco y tenemos que aprovecharlo. La entrevista es una pincelada que abarca el panorama de las mujeres con discapacidad, y su propia vida como mujer con discapacidad visual y columnista de la televisión pública en Argentina. He aquí su voz.
 
“SI AL RESTO SE LE EXIGE 100, A VOS SE TE EXIGIRÁ 300”
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Cuál es la situación de las mujeres con discapacidad?
–Verónica González (VG): Es de doble discriminación por ser mujeres y tener una discapacidad. Como las estadísticas de los Estados de AL no son buenas y no consideran la variable de discapacidad, la verdad es que información dura no tenemos. (Información del Parlamento Europeo señala que el 80 por ciento de la población con discapacidad vive en países en desarrollo).
 
“Pero sí sabemos que hay más exposición de sufrir abusos y violencia de todo tipo, porque habitualmente a las personas con discapacidad nos descalifican; nuestra palabra no es tomada en cuenta y eso también es violencia; no accedemos fácilmente al empleo (según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo dos de cada 10 mujeres con discapacidad cuenta con un empleo).
 
“Hay mujeres que viven institucionalizadas en neuropsiquiátricos o en hogares específicos y ahí se vulneran todos los derechos de esas mujeres.
 
“No accedemos fácilmente a la salud sexual y reproductiva. En el caso de las mujeres con discapacidad física, es muy difícil que en los centros de salud haya camillas que ellas puedan utilizar, en las cuales puedan pasar fácilmente de la silla de ruedas a la camilla, por ejemplo para hacerse un estudio ginecológico, con lo cual postergan sus controles y eso deteriora la salud.
 
“Y también se dan esterilizaciones forzadas sobre todo entre las mujeres  con discapacidad intelectual y psicosocial. Y tampoco nos resulta fácil ejercer el derecho a la maternidad porque no se contempla la necesidad de apoyos por parte de los Estados”.
 
–LLH: ¿En tu caso cómo fue que tomas conciencia y llegas a este lugar?
–VG: Yo nací en una familia con mucha conciencia en mi desarrollo; tenía que desarrollarme y estudiar, y acceder a  oportunidades como el resto.
 
“Soy la menor de cuatro hermanos; eso me ayudó mucho a que me traten como par, y crecí con la idea… mis papás me decían: ‘si al resto se les exige 100, a vos se te exigirá 300’. Digamos, yo  siempre tenía que superarme.
 
“Después, cuando entré a formar parte de Redi, aprendí del modelo social de la discapacidad y de cómo influyen las barreras sociales, que no es una cuestión individual, que influye mucho el entorno y me modificó un poco esa visión que tenía de parte de mis papás (la exigencia de 300 por ciento). Este mensaje de ellos me sirvió para todo el tiempo tratar de crecer un poco más.
 
“Todo el tiempo tuve mucha conciencia, desde joven, de que yo era privilegiada porque tuve acceso a la educación, a la salud, a la estimulación temprana desde los cinco meses, que es fundamental. Porque lo que no le enseñas a un bebé, después a un niño más grande le cuesta mucho más, es más difícil incorporar.
 
“Siempre fui consciente de mi lugar de privilegio; a mí me sirvió mucho entrar a formar parte de la organización; aprendí mucho de lo conceptual, de la evolución de esta terminología de discapacidad, de cómo una tiene que verse en un todo, en una sociedad que coloca o elimina barreras”.
 
–LLH: ¿Cuándo entraste a Redi?
–VG: En 2009; tenía 31 años. Antes fui parte de otra organización específica de personas con discapacidad visual. Redi no patologiza, trabajamos con todas las discapacidades.
 
–LLH: ¿Qué tendrían que estar haciendo los gobiernos y las sociedades?
–VG: Me parece que el concepto social de la discapacidad se irá revirtiendo en medida que pase el tiempo; hay una concepción muy arraigada de que la persona con discapacidad es una pobre víctima de sus circunstancias.
 
“Desde las ficciones que uno ve, en el que el final feliz es cuando la persona ciega ve; la persona en silla de ruedas camina. Desde los medios de comunicación, en los que todavía ponen música conmovedora a una nota de este tipo, me parece que nos falta mucho.
 
“Uno piensa: a la ficción, el común de la gente no le presta atención o no la toma en serio, pero sí la toma como que es lo que ocurre, como que es terrible tener una discapacidad; la verdad que tener una discapacidad no es terrible, es una característica como tantas otras.
 
“En lo social, va a ser con el tiempo el cambio. Como comunicadoras tenemos la gran responsabilidad de tener un micrófono delante y me parece que tenemos que ser muy cuidadosas en los mensajes que transmitimos.
 
“La mayoría de los Estados de AL ratificó la convención de las personas con discapacidad, que es un tratado de Naciones Unidas que reconoce nuestros derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
 
“Entonces tienen responsabilidades, tienen que adecuar su normativa, y no sólo adecuarla. Argentina tiene una excelente normativa, el tema es que hay que hacerla cumplir y hay que ser  muy riguroso en cuanto a eso.
 
“Si hay que aplicar sanciones, se aplican. Por ejemplo, el cupo de empleo para personas con discapacidad y ver que las concesionarias de servicio público cumplan con este cupo, y si no, no licitar con ellos.
 
“El tema de la accesibilidad hay que revertirlo con urgencia, porque marca la diferencia de poder participar en la sociedad o quedar excluido”.
 
POR LA PLENA CAPACIDAD JURÍDICA
 
–LLH: Si tuvieras que elegir los tres elementos que habría que cambiar ya para abrir paso al ejercicio pleno de las personas con discapacidad, ¿cuáles serían?
–VG: Que todas las personas con discapacidad tengamos plena capacidad jurídica, porque quienes no la tienen son muertos civiles, no pueden decidir sobre ninguna cuestión que tiene que ver con su vida. El acceso al empleo, educación y accesibilidad, es un medio para llegar a todo, física y comunicacional. Y digo cuatro porque soy rebelde.
 
–LLH: ¿Lo fundamental para las mujeres?
–VG: La violencia que tenemos que enfrentar en todos los aspectos. A mí me pasa que tengo que llevar a mis nenes a la guardia de un hospital y tiemblo porque no sé con qué me voy a enfrentar, porque me han dicho cada barbaridad desde los servicios de salud, es desgastante.
 
“Porque, a la situación de tener un hijo con alguna situación médica, se suma toda la carga del prejuicio del otro; es muy fuerte, sobre todo en los centros de salud es terrible”.
 
–LLH: ¿Qué tendrían que hacer los hospitales para las mujeres con discapacidad?
–VG: En principio, adecuar los espacios porque los consultorios suelen ser muy pequeños y una mujer en silla de ruedas no puede entrar; y después, capacitar al personal; en el caso de la maternidad tiene que haber apoyos.
 
“En el caso de las mujeres con discapacidad intelectual y psicosocial, ellas necesitan a una persona que baje a lenguaje sencillo y que le pueda explicar las distintas situaciones, los distintos escenarios que tiene, para que ella decida, porque la decisión la tiene que tomar la persona”.
 
–LLH: ¿Cómo llegaste a la televisión nacional?
–VG: La verdad que es un espacio que hoy (el pasado 26 de enero) cumple seis años y que yo encaro con mucha responsabilidad y mucho compromiso, porque no hay otro espacio de ese tipo en un noticiario.
 
“Yo estaba buscando trabajo hace mucho tiempo y la verdad que en los medios encontré muchos prejuicios. Una periodista me contactó con la gente de jefatura de gabinete de ministro (asesora del jefe de gabinete, Azul Romero).
 
“Fui a una entrevista y me preguntaron dónde me gustaría trabajar, y yo no lo pensé: directamente dije en la televisión pública. Fui al  canal y no sabían dónde ubicarme, primero iba a ir a la web por mis conocimientos de informática, y en un momento tuve una entrevista con el gerente (Raúl de la Torre) y la subgerenta del canal, y el gerente dijo: ‘Esta joven tiene que tener una columna’, y yo no lo podía creer.
 
“Hice mi primera prueba de cámara el 24 de diciembre y me dijeron ‘vas a salir en vivo’, tampoco lo podía creer. No me intimidan las cámaras, pregunto si estoy mirando para el lado correcto y ya.
 
“A veces la gente piensa que como hago la columna de discapacidad hablo de deportes específicos o cosas así como más liviano, pero no ven que estoy haciendo política”.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 
16/LLH/RMB

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Nos recibe en su segunda casa, en uno de sus jardines, desde donde puede seguir a distancia lo que se está elaborando. Con “un ojo al gato y otro al garabato”, combina recuerdos e instrucciones para la producción de un nuevo programa, comparte generosamente la experiencia acumulada a lo largo de 37 años de trayectoria.
 
Es parte de las pioneras, cuando contar a las mujeres que participaban en la producción radiofónica de Radio Educación era con las manos, y sobraban dedos, es también la creación de una pasión, de su pasión por la radio, es Laura Elena Padrón.
 
Creció con la radio primero como radioescucha y después como parte de ella, con el contacto de diversas organizaciones fue adentrando en los derechos de las mujeres que hasta el día de hoy continúa proyectando en su segunda casa, Radio Educación, y en sus proyectos como productora de teatro .
 
Laura Elena Padrón es una mujer de convicciones, defensora de los derechos de las audiencias y de la libertad de expresión.
 
Es una convencida de que la radio debe ser de calidad, de respeto a las audiencias y por supuesto donde las mujeres cuenten con espacios no sólo en el decir, sino en el hacer, que sean protagonistas todo el tiempo en todos lados.
 
“DEFIENDO LO QUE CREO”
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Qué te lleva en la vida a la radio?
–Laura Elena Padrón (LEP): Mira, a mi madre y mi padre les encantaba oír radio, entonces esa fue una costumbre que adquirí desde chiquita y les encantaba oír música, programas a mi madre sobre todo. Oí “La Tremenda Corte” como 10 o 15 veces de camino a la escuela y eso me fue motivando, a acercarme mucho a la radio.
 
“Mi papá sábados y los domingos ponía la radio, teníamos una consola de onda corta y era muy padre oír la radio en distintos idiomas y escuchar otra música que no era del país. Luego llegue a la Facultad y ahí descubrí Radio Educación en 1977.
 
“En el 79 estudiaba y trabajaba en Canal 11, luego de un rompimiento en el equipo de noticias con Pablo Marentes, salgo del Canal. Es mi primera experiencia como trangresora, digamos, de los medios, donde digo ‘yo no estoy de acuerdo con lo que está sucediendo’.
 
“Un amigo de la familia me conecta con Álvarez Lima y llego aquí a Radio Educación. Pensaba: ‘Yo quiero hacer eso que están haciendo ellos’. Era muy distinto de lo que están haciendo en las otras radios. Éramos cinco mujeres, entre ellas, Paty Kelly, Felícitas Vázquez y Pita Cortés.
 
“Empecé de cero, de ser asistente y de ‘ve por los cafés’. Una de las ventajas que tenía es que me gustaba mucho oír música y que leía mucho. Terminé rápido la carrera y empecé a proponer cosas, y de lo primero que hice fueron las radionovelas como asistente, y luego ya hice un programa con Mario Díaz Mercado sobre música brasileña.”
 
–LLH: ¿Nunca dejaste la radio?
–LEP: Nunca. Bueno, sólo una vez que la hice de jefa de prensa en la ENEP Iztacala. Entonces nace mi hijo y llegan las gentes de Sipam (Salud Integral Para la Mujer); ya teníamos un comité.
 
“Y empiezo a hacer el programa “Dejemos de ser pacientes” con las de Sipam. En realidad yo había estudiado género, venía de una familia tan grande y tantos hermanos, que siempre había el ‘yo no quiero hacer esto y yo no quiero hacer aquello’, defendiendo lo que yo creía.
 
“Fue muy interesante cómo fuimos creciendo como grupo; nosotras les dábamos talleres de radio y ellas nos daban talleres de género. El programa se volvió muy importante, digamos con una presencia fuerte y Sipam ganó mucho con eso, y creo que todo el equipo de Radio Educación también.
 
“Para mí fue una escuelota. De ahí hicimos varios programas, por ejemplo “Mujer civilizada e instruida busca futuro”, en el que se jugaba con los estereotipos; con él en 1994 ganamos un premio en la Primera Bienal de Radio, en la categoría de Radio Drama, que era de las más peleadas.”
 
RADIO EDUCACIÓN, UN PARTEAGUAS
 
–LLH: ¿Como es hoy Radio Educación? ¿Dónde lo ves con respecto a las mujeres y las otras radios?
–LEP: Radio Educación sigue produciendo lo que ninguna otra radio; llega a nivel nacional que es muy importante, no por la señal de AM, sino porque ha dotado de contenidos durante muchos años a radios de todo el país.
 
“Radio Educación empezó a hacer programas de sexualidad que no se hacían en ningún lado, sigue haciéndolos; creo que tenemos la limitante de AM y seguimos peleando FM, pero los formatos siguen siendo novedosos en algunos casos.
 
“Hay algunos compañeros que se han especializado en alguna cosa y siguen haciendo lo mismo; a otros nos gusta experimentar y seguimos inventando cosas, seguimos intentándolo y ganando premios afuera y capacitándonos.
 
“A través del micrositio en internet, donde hay podcast, llegamos a muchísima gente; sólo el año pasado hubo 300 mil descargas de nuestros contenidos, eso te habla de que están bien hechos, bien trabajados, son novedosos.
 
“El año pasado hice una serie sobre diversidad sexual, “En el jardín de las orquídeas”; lo hice en streamer; nos oían en Europa, Asia y Australia.”
 
–LLH: ¿Nunca quisiste entrar a la radio comercial?
–LEP: Fíjate que sí he hecho cosas en la radio comercial, no’mas que no me gusta. Sí se pueden hacer cosas, creo que mucha gente que ha estado aquí trabajando se ha ido a la radio comercial y hace las cosas distintas.
 
–LLH: ¿Cuáles fueron las limitantes por las cuales no te quedaste ahí?
–LEP: Porque no es mi nicho. Digamos que estoy muy a gusto aquí; el Comité Técnico de Evaluación (de Radio Educación) te permite presentar proyectos y proponer cosas nuevas; cada año puedes hacer cosas nuevas si de veras lo quieres hacer.
 
“Si tu proyecto es bueno, novedoso, tiene calidad y es propositivo, va a pasar; tengo casi siete años metiendo un proyecto o dos al año, nuevos, distintos, novedosos y que causan impacto, son series pequeñas.
 
“Hay programas que tienen 25 años y hay series cortas que realmente causan un impacto que vale la pena escuchar, por ejemplo ‘Dejemos de ser pacientes’; hice una serie que se llamó ‘10 de los 20’, que eran 10 mujeres de los años 20; tuvo mucho éxito; quería hacer todo el siglo pero el INAH dijo: ‘Ya no hay dinero para eso’.
 
“Luego hice ‘Murmullo de sirenas’, que fue un programa delicioso en la madrugada, que eran mujeres haciendo música. Cada vez propones y haces cosas distintas y tengo años haciendo cosas así; tengo programas que llevo 10, nueve, 15 años, pero siempre estoy haciendo cosas distintas.”
 
–LLH: Cuando llegas a Radio Educación, ¿qué tuviste que superar? ¿Fue fácil para ti llegar al mundo masculino?
–LEP: Masculino en el área técnica,  porque en el área creativa lo hacemos más mujeres, y en esa época estaba más equilibrado, pero sí había el celo de “nosotros iniciamos el cambio en la radio, y ustedes, a ver chamaquitas qué traen”.
 
“Desde el momento que me dieron la plaza yo dije: ‘Me voy con el sindicato; eso me ayudó mucho a abrirme puertas porque dijeron esta chava si sabe lo que quiere, no va andar bandeando y así es, siempre he estado de este lado, y no es que sea el enemigo, es que hay que defender nuestros derechos. Entonces siempre hay un jefe o director o directora gandaya, a quien hay que ponerle sus altos. ¿No?
 
“Pero eso me permitió de alguna manera  empezar a abrir puertas para aprender de otras y de otros, pero no fue fácil. Los operadores eran tremendos: ‘Tú qué me vas a venir a decir a mí’. Eso era una red muy machista y ahora nos encontramos y somos carnalitos porque tenemos treinta y tantos años de convivir todos los días.”
 
RETO PERSONAL
 
–LLH: ¿Hubo momentos que te llevaron a decidir me voy o me quedo?
–LEP: Creo que hubo dos momentos importantes en los que dije “me voy”, pero no porque me quisiera ir. La primera cuando nació mi hijo; llegaba –a trabajar– con la carriola y mi niño. Me decían: “Bueno y ésta qué hace aquí, que se vaya a su casa”. Pero no llegué a un punto de quiebre.
 
“Sí me fui cuando el terremoto, porque además se estaban abriendo las radios en otros lados. Me fui un año a ser la directora de Radio Chetumal, una experiencia padrísima; difícil porque en el 85 Chetumal era una calle. Luego regresé.”
 
–LLH: ¿Cómo entras al teatro?
–LEP: Porque Marta Aura, que es mi amiga del alma, cuando estábamos haciendo “10 de los 20” me dijo: “Oye, ¿no te interesaría entrarle al teatro? Estaba montando “La mujer rota”, de Simone de Beauvoir, y entonces le dije: “Ah, pues te voy ir a ver”.
 
“Y la fui a ver al ensayo y me impactó tanto; el monólogo marcó un momento muy importante para mí porque fue entrar a hacer algo que no habíamos hecho (difundir); tenía que llevar los boletines porque no existía el internet, apenas empezaba el fax, sacaba fotos, hacía a máquina mis boletines y a repartir.
 
“Duramos 13 años, pero en ese ‘inter’ me empezaron a invitar otras actrices y actores a trabajar con ellos, haciendo prensa, primero. Ya llevo más de 20 obras y no nada más haciendo la producción y siendo asistente de producción: he hecho el diseño sonoro de algunas obras, y he ido a muchísimos festivales, como 60 en México y el extranjero.”
 
–LLH: ¿Qué has visto que ha cambiado para las mujeres en este ámbito de la radio? ¿Hay más respeto hacia ellas?
–LEP: Hay más respeto hacia ellas, no deja de haber el machismo, pero en general sí ha cambiado la actitud; estamos insistiendo constantemente; en Radio (Educación) nosotras llegamos y decimos: “A ver, a ver, ella es tu compañera, trátala bien”.
 
“Todo el tiempo estamos pidiendo trato igualitario; no siempre se da. Por ejemplo, aquí en Radio Educación se da el Premio José Vasconcelos cada año. Llaman a cuatro personas para otorgar el premio y no hay ninguna mujer, y en el presídium sólo está Bety Solís.
 
“Creen que nada más los hombres construyeron esta emisora y, perdón, pero la mayoría somos mujeres. Somos más mujeres que hombres. Nada más te digo, Felícitas hizo la asociación de trabajadores de Radio Educación antes del sindicato, pero a ella no le dan el premio.”
 
EL FEMINISMO
 
–LLH: ¿Alguna vez te nombraste feminista? ¿Te reconoces como feminista?
–LEP: No. Sí, sí, sí, sí, pero no pertenecí a ninguna organización  feminista, conozco a muchas feministas, pero nunca he militado. He hecho un trabajo permanente de visibilidad de las mujeres, desde hace muchísimos años, desde que empecé a hacer programas para mujeres en el 91 y en el teatro también.
 
“He dado talleres y cursos en todo el país y hay una distancia para las feministas; cuando eso ocurre les digo: ‘Si no fuera por las feministas tú no estarías aquí’. Muchos que se dicen machistas creen que las  mujeres quieren el control de todo, las que manden.
 
“Como ya tenemos presencia, creen que dominamos y controlamos todo, cosa que no es cierto. Los puestos directivos, jerárquicos importantes, los siguen teniendo los hombres.
 
“Hay un trabajo de investigación, de sensibilización, de conocernos a nosotras mismas para poder defendernos y entonces creo que eso los impacta y los impacta.
 
“Ah entonces –dicen– yo soy machista y voy a defender a los míos, porque estas viejas nos están ganando y no es cierto. Esta idea de que las feministas son horrendas y que ellos, ‘pobrecitos’, se suicidan porque como son hombres no se pueden echar para atrás y tampoco nos echen la culpa a nosotras.
 
“Hay muchas personas que dicen saber de perspectiva de género y de feminismo, cuando no es cierto, porque no se han puesto a estudiar, a leer, ni se han puesto a asumirlo como algo personal, como un valor de vida.
 
“Los hombres tienen que reflexionar y ver por qué son como son, por qué los ha llevado la vida así, por qué son violentos y por qué les vale madres la familia y por qué la abandonan.”
 
–LLH: ¿Qué legado dejas para las jóvenes que llegan a la radio?
–LEP: Pues siempre les he dicho que no se dejen, que el trabajo que hagan sea de calidad, que se comprometan con lo que hacen.
 
–LLH: ¿La frase que te identifica?
–LEP: Mujer de convicciones.              
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC.
 
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Jurista, feminista, amante de las bellas artes, maestra de generaciones de abogadas, feministas y defensoras de Derechos Humanos, teórica de Derechos Humanos desde el feminismo, su nombre es Alda Facio.
 
Nombrarla es sinónimo de firmeza teórica. Alda, como es conocida y reconocida en el mundo, es una feminista generosa, mujer de ojos grandes, con quien aprender es un deleite, aseguran quienes han tenido la suerte de estar en algunos de los seminarios, diplomados o talleres.
 
Recorrer su historia es transitar por dos siglos. El siglo XX del reconocimiento de los Derechos Humanos de las mujeres, de las grandes movilizaciones feministas del enfrentamiento cuerpo a cuerpo con la autoridad patriarcal, hasta llegar al siglo XXI, el de la consolidación de esos derechos ganados y de la ampliación de libertades.
 
Alda ha sido periodista, jueza civil y laboral, fundadora y directora de la Compañía Nacional de Danza de Costa Rica. Fundó el Caucus de Mujeres por una Justicia de Género en la Corte Penal Internacional, convirtiéndose en su primera directora. Desde 2005 forma parte del Comité Asesor para el Estudio a Profundidad de la Violencia contra las Mujeres de la ONU.
 
Ella es una Transgresora que practica el “sospechosismo” todos los días, para evitar que el patriarcado le ponga el pie a los Derechos Humanos de las mujeres.
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Quién es Alda Facio?
–Alda Facio (AF): ¡Ah! ¡Qué ingrata que me pongas esa pregunta! Soy feminista de hace muchísimos años. Descubrí el feminismo cuando tenía 17 o 18 años, en los sesentas, y desde entonces he sido una ferviente creyente de esta teoría práctica que me explicó la vida, que me la cambió completamente y que me la sigue explicando y dando fuerzas para seguir luchando.
 
“Porque es difícil la lucha contra el patriarcado; siempre que uno gana una batalla se le viene encima otro montón. Logras una ley de violencia contra las mujeres –que cuando era joven no había–, entonces crees ya con esto solucionas el problema y entonces te das cuenta que no, que están todas las otras barreras y los otros obstáculos, y es como de nunca acabar.
 
“Pero el feminismo y las feministas te dan fuerzas, el saberte parte de un movimiento mundial es algo que da mucha energía para poder seguir adelante”.
 
“EL FEMINISMO NACIÓ EN LAS CALLES”
 
–LLH: ¿Cómo definirías el feminismo?
–AF: El feminismo es una teoría y una práctica muy sencilla en el sentido de que cree que los seres humanos, todos, somos iguales en derechos y en dignidad con respecto a los hombres. Explica qué es el patriarcado; (el feminismo) es una teoría crítica de lo que es y al mismo tiempo una teoría que plantea una utopía y una posibilidad.
 
“Es una práctica que tendrás que ir viviendo todos los días, porque sino la teoría se vuelve una cosa que no te explica. Ese feminismo que hay ahora post estructural no te explica la realidad de las mujeres porque no viene de la realidad de las mujeres. Es una teoría académica solamente y el  feminismo no es académico.
 
“El feminismo se fue creando en las calles, en los grupos de concientización, en lo que estábamos viviendo y sólo se hablaba de lo que uno había vivido, pero en colectivo entre todas”.
 
–LLH: Se habla mucho de patriarcado, pero ¿qué es?
–AF: Es complejo. El patriarcado tiene más de cinco mil o seis mil años de estar en este planeta, es un sistema que se ha mantenido a través de los tiempos.
 
“Hago la comparación con el catolicismo, que se va cambiando de acuerdo a las realidades; el catolicismo de hoy en día no es lo mismo que era hace 200 años. El cristianismo y el patriarcado igual se van transformando. Hubo un patriarcado feudal, un patriarcado en el imperio romano y ahora estamos viviendo un patriarcado capitalista globalizado”.
 
–LLH: ¿Cuáles serían los elementos para identificar el patriarcado?  ¿Es lo mismo que el machismo?
–AF: No. El machismo es una actitud que se da dentro del patriarcado, si no existiera el patriarcado no podría haber machismo.
 
“Pero el machismo es la actitud de hombres y mujeres, es creer que las mujeres son inferiores con respecto a los hombres y que el hombre es central a la experiencia humana, que el hombre es lo más importante para la experiencia humana.
 
“Lo que le pasa al hombre, lo que piensa el hombre, lo que dice el hombre varón, hombre de sexo masculino, eso es central y eso es una actitud, una creencia”.
 
–LLH: ¿Y el patriarcado entonces?
–AF: Y el patriarcado es un sistema de gobierno, de familia, me gusta más verlo como un sistema, es un paradigma. Una forma de ver y entender el mundo que también está en las estructuras de afuera y las estructuras mentales, son las dos cosas.
 
“Hay un sistema patriarcal y un paradigma patriarcal y en todo patriarcado hay estructuras que mantienen la centralidad del hombre y las estructuras son muchísimas. El lenguaje es una forma muy fácil de ver el patriarcado en acción, porque el lenguaje castellano es la centralidad de lo masculino.
 
“Porque haya hombres y mujeres se invisibiliza a las mujeres hablando en masculino y es correcto  hablar así. Es más incorrecto, dicen los filólogos clasistas, hablar en lenguaje inclusivo.
 
“(El lenguaje masculino) es una estructura que mantiene la centralidad y el poder de los hombres, y al mismo tiempo le da poder a ciertas mujeres. Porque si fueran sólo hombres los que tienen el poder sería muy fácil de ver el patriarcado.
 
PATRIARCADO NATURALIZADO
 
“Otra característica del patriarcado, importantísima, es que no es fácil de reconocerlo. Está tan naturalizado y él mismo se naturaliza. El hecho de que siempre tiene que haber mujeres en todos los espacios de poder (es una forma de naturalizar el patriarcado), porque entonces no puedes decir que las mujeres no tienen poder en todos los espacios.
 
“Hay poderes que tiene la mujer que son grandes como el poder de las madres, el poder de las maestras en las escuelas y a su vez son las que más tienen que sostener el patriarcado. La cultura patriarcal recae sobre las mismas dominadas, explotadas y subordinadas, es la perversidad del patriarcado. Un sistema que explota y domina, subordina a las mujeres y deja en ellas el encargo de mantener ese sistema”.
 
–LLH: Tú dices que el feminismo es algo que se vive. ¿Cómo es que Alda Facio llega al feminismo? ¿Qué te lleva ahí?
–AF: En esa época no se aprendía en la escuela. Yo estaba en Estados Unidos en la universidad y estaba muy activa en las manifestaciones y en la lucha contra la guerra en Vietnam.
 
“En esas luchas éramos muchas mujeres y muchos hombres también, pero los hombres siempre estaban de líderes en los movimientos; nosotras éramos las que estábamos en las esquinas repartiendo volantes, haciendo llamado a los hombres de que no fueran a la guerra. En aquella época se obligaba a los hombres de 18 años a prestarse ante el ejército y los mandaban a la guerra.
 
“Hay algo interesante porque en esa lucha te das cuenta que uno está luchando por cambiar el mundo, pero es cambiarlo para que las mujeres sigamos en lo mismo. Porque ellos nunca hablan de que las mujeres deberían de tener más igualdad.
 
“Hablando con compañeras del movimiento anti-Vietnam empezamos a decir: ‘esto no está bien’. Por ejemplo, yo le decía a mi novio –que era uno de los líderes del movimiento de la universidad–: ‘pero si esa idea fue mía’. Él me respondía: ‘no seas tan burguesa, las ideas son de todos, por qué tienen que tener propiedad’. Pero cuando las ideas eran de él, bien que decía que eran de él.
 
“En esa época no había redes sociales, había mimeógrafos, entonces me cayó en las manos unas hojitas mimeografiadas de lo que después se convertirían en el libro ‘Sexo politics’; eran 20 páginas sobre las ideas de Kate Millet sobre por qué existe el patriarcado y cómo se manifiesta en la literatura y eso me transformó el mundo.
 
“Creamos los grupos de autoconciencia para hablar de todo lo que nos pasaba, porque pensábamos que sólo a vos te había pasado una cosa y después veías que no, que eso era lo general. Así fuimos descubriendo a otras feministas”.  
 
–LLH: ¿Y que te pasó en el movimiento? ¿Cambiaste?
–AF: ¡Ah claro! Empiezo a ver más al movimiento feminista; seguíamos apoyando el movimiento contra la guerra en Vietnam, pero empezamos a luchar por nuestros derechos y empezamos las marchas por la legalización del aborto.
 
“Cuando salíamos en las marchas nos gritaban ‘asesinas’, ‘lesbianas’, de todo; porque luchar por los derechos de las mujeres era porque eran lesbianas, y yo que en aquella época ni siquiera sabía que existían las lesbianas”.
 
“LOS SERES HUMANOS SOMOS IGUALES”
 
–LLH: ¿Esa Alda de 16 años en qué se fue convirtiendo?
–AF: Cada vez más feminista. Estaba estudiando química, después me fui para Costa Rica y me casé; entonces dejé de estudiar y me fui a vivir a Europa.
 
“Primero me fui a Italia y después a Ginebra (Suiza) a trabajar en la embajada de Costa Rica. Ahí descubrí los Derechos Humanos, esto fue en el año 71. Entonces se hablaba muy poco de los Derechos Humanos; ni siquiera se hablaba en las facultades de Derecho, ni había el edificio del Alto Comisionado de Derechos Humanos; era una oficinita con un escritorio.
 
“Fui a una conferencia que hubo de Derechos Humanos en el año 70 y me enamoré del concepto y dije cómo las feministas no han agarrado esta idea de que los seres humanos todos somos iguales, es lo que es el feminismo, pero esto habla desde el punto de vista de los Derechos Humanos que tiene todo el peso de la legalidad.
 
“Cuando llegue otra vez a Costa Rica, en el año 76, me metí a estudiar Derecho; según yo iba ser la maravilla, me iban a enseñar cómo luchar por la justicia y la igualdad y qué decepción. El Derecho no tenía nada que ver con la justicia, es aprender leyes.
 
“Eso no era lo que quería estudiar, quería dejarlo, pero mi mamá me convenció de seguir. Nunca me arrepiento de haber terminado, porque el derecho me ha dado instrumentos para luchar por las mujeres y por la justicia”.
 
–LLH: ¿Cómo vas tejiendo Derechos Humanos y feminismo?
–AF: Bueno, yo hice mucho la teoría crítica del Derecho y ahí conocí a muchas feministas que no se metían en el Derecho porque lo encontraban tan patriarcal.
 
“En el año 90 nos enteramos de que iba haber una conferencia mundial de Derechos Humanos y ahí es donde empezamos con la estrategia de que los derechos de las mujeres son Derechos Humanos.
 
“Muchas gentes, tanto feministas como quienes trabajaban en Derechos Humanos, se enojaban conmigo. Las feministas porque decían que los Derechos Humanos eran una cosa patriarcal, y los de Derechos Humanos decían que no los diluyéramos en cuestiones de mujeres.
 
“Logramos que la Conferencia Mundial dijera que los derechos de las mujeres son Derechos Humanos, que para la gran mayoría era absurdo y nos dijeron: ‘bueno, lo vamos a decir para que se callen’.
 
“A la gente se le olvida que la violencia contra las mujeres no era considerada una violación a los Derechos Humanos, era una cuestión privada y lo privado no entra en la esfera de los Derechos Humanos, sólo para las cuestiones que pasaban en lo público”.
 
–LLH: ¿Qué dirías en tu epitafio?
–AF: Aquí yace una incansable feminista, en el correcto sentido de la palabra: feminista es una persona que ama a la humanidad y al planeta, y que lucha con amor para las dos cosas, es un amor con sabiduría.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC.
 
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Pilar Alberti es una académica feminista que rompió los esquemas del franquismo para las mujeres y se echó a la mar. Cruzó el Océano Atlántico siguiendo su pasión por América Latina y la cultura indígena. Libertaria y republicana.
 
Antifacista, opositora a todo aquello que huela a totalitarismos y fundamentalismos. Feminista de la igualdad, defensora de la democracia y los Derechos Humanos. Mujer sonriente que mantiene en su ser dos historias: la española y la mexicana.
 
Durante tres décadas ha dedicado su vida académica a documentar, analizar y apoyar procesos para que mujeres campesinas y rurales de México se empoderen. Pilar traduce, ejerce y vive el feminismo día a día.
 
Es la mayor de dos hermanas; es irreverente y cuestionadora, se negó a seguir la educación franquista para las mujeres reducida a la religión y la eficiencia como amas de casa.
 
Llega puntual a nuestra cita en las oficinas de CIMAC. Como buena académica, está acompañada de sus investigaciones más recientes hechas libros, de su currícula profesional que sintetiza en cinco cuartillas, su libreta y su pluma.
 
Franca y amable, dialogamos. Transitamos por su historia personal,  feminista y académica. A cada pregunta, fija su mirada a su interlocutora. Atenta, acompaña, analiza y responde.
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿De dónde vienes? 
–Pilar Alberti (PA): Diríamos que vengo de una sociedad donde el conocer las raíces es importante. Mi familia tiene base andaluza y catalana. Si hablamos de feminismo de la igualdad y de la diferencia, me posicionaría en el de  la igualdad. Ese es mi punto de partida.
 
–LLH: ¿Cómo presentas a Pilar?
–PA: Diría que es una persona tremendamente comprometida con lo que es la causa de las mujeres, el feminismo y con una idea clara de lo que quiere. Lo que significa proponerme objetivos para lograrlos a pesar de las dificultades. Buscar un mundo más democrático, equitativo y justo.
 
–LLH: Actualmente la discusión del feminismo de la igualdad y de la diferencia puede ser ajeno. En un grado extremo de síntesis ¿podrías definirlos?
–PA: El feminismo de la igualdad se sustenta en una base de la ilustración en la justicia y los Derechos Humanos, además de los derechos civiles y legales.
 
“El feminismo de la igualdad es el de una sociedad democrática, en donde las mujeres participen en igualdad de condiciones que los hombres para obtener y disfrutar de los mismos derechos, oportunidades y posibilidades de desarrollo.
 
“Mientras que el feminismo de la diferencia critica y cuestiona el esquema patriarcal de una sociedad que está regida por valores masculinos, propone desarrollar los intereses de las mujeres sin asimilarse a la sociedad. Es resaltar lo que se trabajaría con las mujeres como intereses exclusivos de las mujeres”.
 
–LLH: ¿Por qué son tan importantes la democracia y la igualdad? ¿Cómo se relacionan?
–PA: La democracia es el planteamiento de una sociedad que busca la igualdad, la justicia y el reconocimiento de los derechos colectivos e individuales en armonía. La igualdad es la participación de las mujeres en lo social, político, económico, de identidades, etcétera.
 
“La igualdad tiene que ver con un concepto de justicia, como un horizonte de reconocimiento de todas las personas: pobres, indígenas, mujeres, negros, judíos, de distintas religiones, etcétera. La igualdad está asociada con los derechos que son los que sustentan una democracia real”.

AMÉRICA LATINA, EN LA MIRA
 
–LLH: Pilar, ¿cómo llegas a México?
–PA: Yo vengo para realizar mi tesis de Doctorado sobre mujeres y diosas mexicanas. Cuando yo estudiaba Antropología de América en la Universidad Complutense, en Madrid, me interesó el tema de las mujeres indígenas y latinoamericanas, pero la visión androcéntrica no incluye la perspectiva de género, y yo quería conocer a las cronistas de América.
 
“Esto es en la década de los 90; después de mi tesis regreso a México y entro en contacto con el Colegio de Posgraduados, especialmente con el área que impulsa los estudios de género en las mujeres rurales. Al tener el Doctorado y necesitar el personal para impulsar la Maestría fui contratada como profesora investigadora en esta institución”.
 
–LLH: ¿Cómo nace en ti el interés por América Latina, el deseo de estudiar Antropología?   
–PA: Influyeron varios factores: tengo familia en Brasil que tuvo que emigrar en la época de la Guerra Civil española, incluso mis papás ante la falta de trabajo pensaron ir a Venezuela.
 
“Pero también influyó que estudié en un colegio de monjas dominicas del Santísimo Rosario, y ellas tenían escuelas en México, Perú, en varios países de América Latina. Ellas nos hablaban en primaria y secundaria de la niñez de América Latina;  en algún momento pensé que podría colaborar en alguna de sus escuelas antes de entrar a la universidad. América Latina estaba presente en mi vida”.
 

–LLH: ¿Cómo llegas al feminismo?

–PA: Creo que son tendencias que están en una misma; te hace ser crítica con lo que vives. Cuando a esa rebeldía interna se suma el intereses del desarrollo y ves obstáculos que no te permiten desarrollarte, porque eres mujer, hacen que quieras seguir avanzando, y cuando comienzas a leer y empiezas a tener contacto con otras compañeras dices: ‘Eso que están diciendo tiene sentido’”.
 
–LLH: ¿Qué barreras enfrentaste en tu deseo de desarrollarte?
–PA: A nivel familiar, el hecho de que no se entendiera por qué tenías que estudiar una carrera tan rara como la Antropología y no secretaria o maestra. Por ejemplo me preguntaban: “¿Por qué estudiaste algo que no tiene futuro?”.  
 
“En la escuela no me identificaba con la visión de tener novio y casarte; a mí no me llamaba la atención eso, ni jugar con muñecas; eso genera que te sientas extraña”.
 
–LLH: ¿Qué le significa a Pilar el franquismo?
–PA: Yo estudio en un colegio de monjas; estoy en esa lógica de la religión, de una joven que sea culta donde te forman para casarte y ser ama de casa, donde está el Opus Dei como parte importante. Uno de esos grupos me invitó a formar parte de los grupos jóvenes, (entonces) tenía entre 14 y 15 años.
 
“No me veía como feminista, pero sí tenía una visión que no era la de ama de casa, ni del matrimonio y los hijos.
 
“En 1975 muere Franco y en el 76 son las primeras elecciones democráticas con Adolfo Suárez, y esa fue la primera vez que voté;  estaba en la prepa y al siguiente año entro a la universidad”.
 
ENCUENTRO CON MARCELA LAGARDE
 
–LLH: ¿Cuándo te nombras feminista?
–PA: En México, al contactar a grupos civiles como Sipam (Salud Integral Para la Mujer) y Comunicación, Intercambio y Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL).
 
“Si bien en España sabía que estaban los grupos feministas, no había participado en ellos hasta (que llegué a) México; aquí trabajé en La Merced con el tema del Sida. El trabajo que desarrollé en CIDHAL con las trabajadoras domésticas, las compañeras rurales, indígenas, realmente me permitió una conciencia muy fortalecida.
 
“Cuando estudio la Maestría en Antropología Social en la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia), soy insistente en el tema de dónde están las mujeres; a todos los profesores desde Metodología de la Investigación, Antropología de los Pueblos Indígenas, Historia de México, cualquier materia, era ‘levantar la mano’ y preguntar: ‘¿Donde están las mujeres?’.
 
“Sin duda fue importantísimo el curso que tomé en Madrid sobre perspectiva de género, donde escuché a (la antropóloga feminista) Marcela Lagarde, la claridad de sus planteamientos; la forma de trasmitirlos influyó muchísimo en mi paso de España a México. No doy solo un paso territorial, geográfico, doy un paso ideológico.
 
“Con Marcela, el hablar de feminismo científicamente comprometido, es también desde una misma. No sólo la relación política y lo que puedo hacer para cambiar el mundo es lo personal, cómo te ves”.
 
–LLH: ¿Es necesario ser feminista en el siglo XXI?
–PA: Para mí está clarísimo, sí. Es terriblemente peligroso el creer que porque hay leyes, programas, financiamiento, compromisos internacionales, hemos superado las desigualdades. El patriarcado sigue presente, disfrazado, más sofisticado y hace que el desarrollo de las mujeres no sea posible.
 
“El feminismo lo que hace es iluminar los espacios oscuros en la sociedad democrática, hace consciente de que existen esos espacios oscuros, muestra todos los monstruos agazapados que están funcionando en contra de las mujeres y eso hace que el feminismo tenga sentido.
 
“El feminismo es un análisis crítico, es una corriente filosófica  ética, política propositiva, académica, social e individual, que hace que la posición de las mujeres en una sociedad se visibilice, se respete, se promueva y se desarrolle.
 
“Entonces esa visión de feminismo no está obsoleta en absoluto. Está vigente porque es la única visión que permite identificar cómo la mitad de la humanidad está siendo discriminada, rechazada, invisibilizada, ninguneada, aislada, pagada con menos valía, etcétera, entonces es absolutamente vigente”.
 
–LLH: Tres claves para detectar y desmontar el patriarcado…
–PA: A nivel personal para desmontar el patriarcado se necesita autoestima, asertividad y empoderamiento. Si sabes quién eres, lo que vales y que tienes derecho a estar en este mundo, que tienes derecho a tener derechos, entonces no permites que tus derechos sean conculcados por nadie. En el nivel amoroso, la dignidad y el autorespeto hacen que identifiquemos cuando no nos aman.
 
“Asertividad es porque no solamente es que yo me crea que tengo derechos, sino que reclamo esos derechos en la sociedad a través de las normas, a través de un grupo. Y empoderamiento en el sentido que lo asumo como un elemento de crecimiento y no me estanco”.
 
–LLH: Para terminar, ¿cómo sería el primer párrafo de tu biografía?
–PA: Podrá decir: “Una mujer que fue coherente con sus ideas, con su acción y aportó al mundo su granito de arena”.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 
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Su nombre tiene fuerza. La fuerza de su humanidad, de su exigencia de justicia y de rescatar del olvido la tortura sexual a la que fueron sometidas al menos 26 mujeres en San Salvador Atenco, Estado de México, el 3 de mayo de 2006, cuando un gobernante desató una de las peores represiones del México contemporáneo.
 
La orden del entonces gobernador del Estado de México y hoy presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ha trascendido las fronteras de nuestro país como uno de los momentos más oscuros de nuestra historia democrática.
 
En medio de la vorágine de violaciones a los Derechos Humanos, Bárbara Italia Méndez fue la voz que rompió el silencio para denunciar públicamente la violencia sexual de la que fueron víctimas las mujeres detenidas durante la represión de hace ocho años.
 
Su voz no se apaga. Sigue firme y fortalecida por el acompañamiento y trabajo personal para superar aquella tortura sexual.
 
Sabe, y por eso lo exige, que la justicia es un paso fundamental para cerrar este proceso y sabe que junto con ella, otras mujeres, que hoy se han convertido en parte fundamental de su vida, exigen lo mismo: justicia.
 
Una palabra tan corta pero tan difícil de cumplir en nuestro país, por lo que decidieron apelar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), porque es su derecho a la verdad, lo saben y buscan ejercerlo.
 
La voz de Bárbara Italia es clara, se deja oír en un pequeño salón del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, su segunda casa. Su reflexión es profunda y directa, sin ambages.
 
APRENDIZAJE
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): Se cumplen ocho años de la represión en Atenco. ¿Qué ha sido para ti todo este tiempo?
 
–Bárbara Italia Méndez (BIM): Lo definiría como una carrera de largo aliento. Ha sido un lapso en el que hemos aprendido mucho, sin el afán de ser positiva, “te dan limones haz limonada”, pero han sido años de mucho aprendizaje y de mucho trabajo colectivo.
 
–LLH: ¿Qué han aprendido?
 
–BIM: Hemos aprendido que juntas podemos hacer lo que nos proponemos, es decir: al principio cuando tomé la decisión de denunciar creía que no me iban a alcanzar las fuerzas, y creo que tenía razón.
 
–LLH: ¿Por qué?
 
–BIM: Porque mis propias fuerzas no me hubieran ayudado, no sé, no hubiera podido sortear ni el primer mes, supongo, o la estancia en la cárcel. Creo que al sentirme acompañada de mucha gente, de organizaciones de Derechos Humanos, de mujeres altruistas, feministas, me fortaleció.
 
“Las mujeres que sufrimos la tortura, que estuvimos en la cárcel y que posteriormente decidimos recorrer un camino juntas, hemos aprendido a trabajar en equipo. Establecimos que tenemos voz y voto, que todas decidimos el rumbo de esta denuncia”.
 
–LLH: ¿Cuál dirías que es el cambio más radical que tuviste en estos ocho años?
 
–BIM: Creo que a la Bárbara Italia de antes de 2006 jamás la voy a recuperar. Hay algo que sí se murió, se marchitó, desapareció. Creo que con el trabajo, elaborándolo, en algún momento podré recuperar muchas de las cosas que se rompieron.
 
–LLH: ¿Cómo cuáles?
 
–BIM: Cosas que tienen que ver con el proyecto de vida. Yo trabajaba con menores en situación de calle antes de mi detención. Eso de trabajar con el dolor humano es una de mis capacidades qué no sé dónde está. Perdí la capacidad de poder contener, de poder trabajar sin que me duela demasiado; he hecho lo posible para tener herramientas pero creo que todavía no estoy preparada.
 
–LLH: ¿Cómo describirías a la Bárbara que nace a partir precisamente de mayo de 2006?
 
–BIM: Primero que nada, estaba muy impresionada con mi capacidad de poderme sostener y no descomponerme en los primeros momentos de la detención y la tortura, y no enloquecer con lo que había ocurrido. Si no estar serena y pensar. Tomar mis decisiones.
 
“En ese trance de los primeros días estábamos aisladas, no teníamos oportunidad de hablar con un abogado, sólo nosotras. Era como tratar de decir: tengo que volver en mí, necesito tomar decisiones acerca de lo que ocurrió y descubrirme tomando decisiones, resistiendo toda la parte física que fue muy ruda, muy quebrantadora, me sorprendió haberme repuesto a esto.
 
“También está la parte emocional: fue muy fuerte descubrirme intentando resolver esos asuntos. Han pasado muchos años y a veces parecía una espiral donde vamos avanzando y entonces hay algo que parece que no avanzamos y regresar a ciertos momentos de la tortura.
 
“Esa tortura trastoca toda tu vida. He tenido que incorporar otra vez mis relaciones con las personas. Poder recibir un abrazo, un apapacho sin sentirme transgredida, sin sentir que estaban rebasando el espacio vital. Un día descubrí que finalmente es un proceso muy largo y que desesperarme no me iba ayudar a salir”.
 
BATALLA CONTRA EL ESTADO
 
–LLH: El que ordenó esa represión en Atenco hoy es presidente. ¿Eso qué les significó?
 
–BIM: Voy a hablar en primera persona. En un primer momento me moría de miedo. Fue como toparse con pared, pero creo que es parte de los procesos represivos, que te sume en un profundo sentimiento de injusticia y total impunidad.
 
“Es una trampa también porque pareciera que el poder nos aplasta y nos ahoga y sientes que no hay nada que hacer. Te preguntas: qué hago contra los tres poderes, contra todo el Estado, contra todo el aparato. Buscan que pienses que es más fácil abandonarlo, que digas: este monstruo es bastante poderoso y no hay nada que hacer, mejor a lo mío.
 
“En ese proceso de mucha confrontación y de mucho miedo, incluso dolor, reaccioné y dije: ya me sentí así hace seis años, lo elaboré, pude salir,  pues va de nuevo. Las veces que sean necesarias reconstruirnos, recuperarnos, reponernos de esa situación.
 
“La búsqueda de la justicia ha sido justamente confrontarnos todo el tiempo con eso, con nuestra verdad, con lo que ocurrió y por el otro lado cubrirnos con un velo, con un velo en el que nadie escucha nada o pareciera que nadie escucha nada y pareciera que no ocurrió.
 
“Eso a mí me hace levantarme todos los días; justamente mi derecho a la verdad que yo sé que tengo que exigirlo, que tengo que luchar porque algún día se esclarezca esta historia y finalmente podamos recuperarla desde otras tribunas, en otros espacios. No desde el victimismo, sino contar una historia que ocurrió, que es verídica.
 
“Y finalmente que Peña Nieto y todos los demás responsables intelectuales y materiales sean evidenciados. Nuestra lucha va en ese sentido; justamente todo el trabajo que estamos haciendo es para que un día se diga que lo pasó en Atenco no fue una mentira. Porque muchas veces nos han dicho mentirosas”.
 
–LLH: ¿Quién?
 
–BIM: Los medios de comunicación; bueno, los medios sólo reproducen el discurso del Estado, entonces son altavoces.
 
“Recuerdo mucho a Wilfrido Robledo (entonces comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal del Edomex) haciendo declaraciones sobre ‘lo que ocurrió a las mujeres de Atenco no es verdad, porque ninguna mujer que hubiese pasado por eso se atrevería a decirlo públicamente’.
 
“También recuerdo mucho un programa de Televisa en el que decían que no había ni una denuncia levantada formalmente, y era mentira lo que ellos decían. Claro que había denuncia, eran sordos a nuestra voz.
 
“Pero va a llegar el momento en que va a ser insostenible esa mentira, no importa que tengan que pasar 10 o 12 años; nosotras estamos resueltas a que tenemos ese derecho a la verdad y que eso en buena medida nos va a reparar lo que rompieron”.
 
–LLH: ¿Tendrías algo qué decirle a Peña Nieto?
 
–BIM: Es que Peña Nieto por supuesto es el más visible, porque es el que está ahí en la Presidencia, pero va mas allá de un personaje, es una estrategia que no importa el monigote que tengan ahí sentado, es una práctica de Estado y lo mismo lo haría éste que el otro.
 
–LLH: Pero hay un responsable…
 
–BIM: Sí, pero me asusta un poco irnos a los personajes ¿sabes? Porque a veces no miramos la maquinaria grandotota, y quiero hacer hincapié en eso, que son tres poderes, los tres niveles de gobierno, las policías, no sólo las estatales.
 
“A mí me torturó la Policía Federal, que estaba a cargo de Genaro García Luna; Eduardo Medina Mora (entonces secretario de Seguridad Pública federal y luego procurador General de la República) también fue responsable de la investigación y tampoco hizo nada.
 
“Por supuesto que todos señalan a Enrique Peña Nieto, pero me asusta pensar que todo se resume a un personaje, cuando no es así, porque no se trata de quitar a uno y poner a otro que trae la misma práctica. Para muestra un botón y lo que hace un gobierno de ‘izquierda’ también aterra, o que le pregunten a Yakiri”.
 
ESPERANZA DE JUSTICIA
 
–LLH: Tras la impunidad de ocho años se abre una puerta de esperanza en la CIDH…
 
–BIM: Por supuesto, esperamos buenas noticias en estos días. Pues todo lo que ha hecho (el Estado mexicano) no es para que nosotras confiemos, evidentemente.
 
“La última fue mientras estuvo el Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) en Nueva York, donde las autoridades del Estado de México llegaron diciendo: ‘anoche giramos órdenes de aprehensión y esta mañana ya tenemos presos a los responsables’.
 
“Si hubieran actuado de buena fe, nosotras estaríamos enteradas de las indagaciones y por supuesto que no estábamos enteradas. O sea, era un teatro montado justamente para llegar ante el Comité y decir ‘estamos actuando, estamos investigando’”.
 
–LLH: ¿Cómo te ves en cinco años, Bárbara?
 
–BIM: Quisiera que en cinco años hubiera terminado el proceso jurídico, quisiera que concluyera esto de la mejor manera. Para que no vuelva a suceder una cosa como la que ocurrió en 2006 porque no fue un capítulo que se cerró; es la práctica de la Marina, del Ejército, de las policías estatales.
 
“Hay mujeres que están sufriendo tortura sexual en manos de agentes del Estado y a veces lo sabemos y a veces no. Tenemos que hacer algo al respecto, como las que nos abrieron brecha que fueron Inés y Valentina; nosotras vamos atrás, pero sabemos que en este camino vienen otras mujeres”.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 
14/LLH/RMB

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Su nombre tiene fuerza. La fuerza de su humanidad, de su exigencia de justicia y de rescatar del olvido la tortura sexual a la que fueron sometidas al menos 26 mujeres en San Salvador Atenco, Estado de México, el 3 de mayo de 2006, cuando un gobernante desató una de las peores represiones del México contemporáneo.
 
La orden del entonces gobernador del Estado de México y hoy presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ha trascendido las fronteras de nuestro país como uno de los momentos más oscuros de nuestra historia democrática.
 
En medio de la vorágine de violaciones a los Derechos Humanos, Bárbara Italia Méndez fue la voz que rompió el silencio para denunciar públicamente la violencia sexual de la que fueron víctimas las mujeres detenidas durante la represión de hace ocho años.
 
Su voz no se apaga. Sigue firme y fortalecida por el acompañamiento y trabajo personal para superar aquella tortura sexual.
 
Sabe, y por eso lo exige, que la justicia es un paso fundamental para cerrar este proceso y sabe que junto con ella, otras mujeres, que hoy se han convertido en parte fundamental de su vida, exigen lo mismo: justicia.
 
Una palabra tan corta pero tan difícil de cumplir en nuestro país, por lo que decidieron apelar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), porque es su derecho a la verdad, lo saben y buscan ejercerlo.
 
La voz de Bárbara Italia es clara, se deja oír en un pequeño salón del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, su segunda casa. Su reflexión es profunda y directa, sin ambages.
 
APRENDIZAJE
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): Se cumplen ocho años de la represión en Atenco. ¿Qué ha sido para ti todo este tiempo?
 
–Bárbara Italia Méndez (BIM): Lo definiría como una carrera de largo aliento. Ha sido un lapso en el que hemos aprendido mucho, sin el afán de ser positiva, “te dan limones haz limonada”, pero han sido años de mucho aprendizaje y de mucho trabajo colectivo.
 
–LLH: ¿Qué han aprendido?
 
–BIM: Hemos aprendido que juntas podemos hacer lo que nos proponemos, es decir: al principio cuando tomé la decisión de denunciar creía que no me iban a alcanzar las fuerzas, y creo que tenía razón.
 
–LLH: ¿Por qué?
 
–BIM: Porque mis propias fuerzas no me hubieran ayudado, no sé, no hubiera podido sortear ni el primer mes, supongo, o la estancia en la cárcel. Creo que al sentirme acompañada de mucha gente, de organizaciones de Derechos Humanos, de mujeres altruistas, feministas, me fortaleció.
 
“Las mujeres que sufrimos la tortura, que estuvimos en la cárcel y que posteriormente decidimos recorrer un camino juntas, hemos aprendido a trabajar en equipo. Establecimos que tenemos voz y voto, que todas decidimos el rumbo de esta denuncia”.
 
–LLH: ¿Cuál dirías que es el cambio más radical que tuviste en estos ocho años?
 
–BIM: Creo que a la Bárbara Italia de antes de 2006 jamás la voy a recuperar. Hay algo que sí se murió, se marchitó, desapareció. Creo que con el trabajo, elaborándolo, en algún momento podré recuperar muchas de las cosas que se rompieron.
 
–LLH: ¿Cómo cuáles?
 
–BIM: Cosas que tienen que ver con el proyecto de vida. Yo trabajaba con menores en situación de calle antes de mi detención. Eso de trabajar con el dolor humano es una de mis capacidades qué no sé dónde está. Perdí la capacidad de poder contener, de poder trabajar sin que me duela demasiado; he hecho lo posible para tener herramientas pero creo que todavía no estoy preparada.
 
–LLH: ¿Cómo describirías a la Bárbara que nace a partir precisamente de mayo de 2006?
 
–BIM: Primero que nada, estaba muy impresionada con mi capacidad de poderme sostener y no descomponerme en los primeros momentos de la detención y la tortura, y no enloquecer con lo que había ocurrido. Si no estar serena y pensar. Tomar mis decisiones.
 
“En ese trance de los primeros días estábamos aisladas, no teníamos oportunidad de hablar con un abogado, sólo nosotras. Era como tratar de decir: tengo que volver en mí, necesito tomar decisiones acerca de lo que ocurrió y descubrirme tomando decisiones, resistiendo toda la parte física que fue muy ruda, muy quebrantadora, me sorprendió haberme repuesto a esto.
 
“También está la parte emocional: fue muy fuerte descubrirme intentando resolver esos asuntos. Han pasado muchos años y a veces parecía una espiral donde vamos avanzando y entonces hay algo que parece que no avanzamos y regresar a ciertos momentos de la tortura.
 
“Esa tortura trastoca toda tu vida. He tenido que incorporar otra vez mis relaciones con las personas. Poder recibir un abrazo, un apapacho sin sentirme transgredida, sin sentir que estaban rebasando el espacio vital. Un día descubrí que finalmente es un proceso muy largo y que desesperarme no me iba ayudar a salir”.
 
BATALLA CONTRA EL ESTADO
 
–LLH: El que ordenó esa represión en Atenco hoy es presidente. ¿Eso qué les significó?
 
–BIM: Voy a hablar en primera persona. En un primer momento me moría de miedo. Fue como toparse con pared, pero creo que es parte de los procesos represivos, que te sume en un profundo sentimiento de injusticia y total impunidad.
 
“Es una trampa también porque pareciera que el poder nos aplasta y nos ahoga y sientes que no hay nada que hacer. Te preguntas: qué hago contra los tres poderes, contra todo el Estado, contra todo el aparato. Buscan que pienses que es más fácil abandonarlo, que digas: este monstruo es bastante poderoso y no hay nada que hacer, mejor a lo mío.
 
“En ese proceso de mucha confrontación y de mucho miedo, incluso dolor, reaccioné y dije: ya me sentí así hace seis años, lo elaboré, pude salir,  pues va de nuevo. Las veces que sean necesarias reconstruirnos, recuperarnos, reponernos de esa situación.
 
“La búsqueda de la justicia ha sido justamente confrontarnos todo el tiempo con eso, con nuestra verdad, con lo que ocurrió y por el otro lado cubrirnos con un velo, con un velo en el que nadie escucha nada o pareciera que nadie escucha nada y pareciera que no ocurrió.
 
“Eso a mí me hace levantarme todos los días; justamente mi derecho a la verdad que yo sé que tengo que exigirlo, que tengo que luchar porque algún día se esclarezca esta historia y finalmente podamos recuperarla desde otras tribunas, en otros espacios. No desde el victimismo, sino contar una historia que ocurrió, que es verídica.
 
“Y finalmente que Peña Nieto y todos los demás responsables intelectuales y materiales sean evidenciados. Nuestra lucha va en ese sentido; justamente todo el trabajo que estamos haciendo es para que un día se diga que lo pasó en Atenco no fue una mentira. Porque muchas veces nos han dicho mentirosas”.
 
–LLH: ¿Quién?
 
–BIM: Los medios de comunicación; bueno, los medios sólo reproducen el discurso del Estado, entonces son altavoces.
 
“Recuerdo mucho a Wilfrido Robledo (entonces comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal del Edomex) haciendo declaraciones sobre ‘lo que ocurrió a las mujeres de Atenco no es verdad, porque ninguna mujer que hubiese pasado por eso se atrevería a decirlo públicamente’.
 
“También recuerdo mucho un programa de Televisa en el que decían que no había ni una denuncia levantada formalmente, y era mentira lo que ellos decían. Claro que había denuncia, eran sordos a nuestra voz.
 
“Pero va a llegar el momento en que va a ser insostenible esa mentira, no importa que tengan que pasar 10 o 12 años; nosotras estamos resueltas a que tenemos ese derecho a la verdad y que eso en buena medida nos va a reparar lo que rompieron”.
 
–LLH: ¿Tendrías algo qué decirle a Peña Nieto?
 
–BIM: Es que Peña Nieto por supuesto es el más visible, porque es el que está ahí en la Presidencia, pero va mas allá de un personaje, es una estrategia que no importa el monigote que tengan ahí sentado, es una práctica de Estado y lo mismo lo haría éste que el otro.
 
–LLH: Pero hay un responsable…
 
–BIM: Sí, pero me asusta un poco irnos a los personajes ¿sabes? Porque a veces no miramos la maquinaria grandotota, y quiero hacer hincapié en eso, que son tres poderes, los tres niveles de gobierno, las policías, no sólo las estatales.
 
“A mí me torturó la Policía Federal, que estaba a cargo de Genaro García Luna; Eduardo Medina Mora (entonces secretario de Seguridad Pública federal y luego procurador General de la República) también fue responsable de la investigación y tampoco hizo nada.
 
“Por supuesto que todos señalan a Enrique Peña Nieto, pero me asusta pensar que todo se resume a un personaje, cuando no es así, porque no se trata de quitar a uno y poner a otro que trae la misma práctica. Para muestra un botón y lo que hace un gobierno de ‘izquierda’ también aterra, o que le pregunten a Yakiri”.
 
ESPERANZA DE JUSTICIA
 
–LLH: Tras la impunidad de ocho años se abre una puerta de esperanza en la CIDH…
 
–BIM: Por supuesto, esperamos buenas noticias en estos días. Pues todo lo que ha hecho (el Estado mexicano) no es para que nosotras confiemos, evidentemente.
 
“La última fue mientras estuvo el Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) en Nueva York, donde las autoridades del Estado de México llegaron diciendo: ‘anoche giramos órdenes de aprehensión y esta mañana ya tenemos presos a los responsables’.
 
“Si hubieran actuado de buena fe, nosotras estaríamos enteradas de las indagaciones y por supuesto que no estábamos enteradas. O sea, era un teatro montado justamente para llegar ante el Comité y decir ‘estamos actuando, estamos investigando’”.
 
–LLH: ¿Cómo te ves en cinco años, Bárbara?
 
–BIM: Quisiera que en cinco años hubiera terminado el proceso jurídico, quisiera que concluyera esto de la mejor manera. Para que no vuelva a suceder una cosa como la que ocurrió en 2006 porque no fue un capítulo que se cerró; es la práctica de la Marina, del Ejército, de las policías estatales.
 
“Hay mujeres que están sufriendo tortura sexual en manos de agentes del Estado y a veces lo sabemos y a veces no. Tenemos que hacer algo al respecto, como las que nos abrieron brecha que fueron Inés y Valentina; nosotras vamos atrás, pero sabemos que en este camino vienen otras mujeres”.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 
14/LLH/RMB

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Lleva en su nombre una historia añeja de lucha por las causas justas, a la cual le hace honor todos los días. Une dos realidades: la chilena que le proviene del lado materno y la mexicana por el lado paterno y en la cual ha vivido, se ha desarrollado y construye.
 
En 1975 Miguel Littín rodó la película “Cartas de Marusia”, basada en la novela del mismo nombre, para plasmar la lucha social de la salitrera chilena “Marusia”. La película y la novela buscan salvar del olvido esa resistencia popular y la masacre de la dictadura. Una forma de hacer justicia histórica.
 
Esos son los orígenes de esta defensora de Derechos Humanos: Marusia López Cruz, quien  proviene de la esperanza, aun cuando pareciera que no hay.
 
Marusia no sólo lleva el nombre de una película o una novela que busca preservar en la memoria el derecho a la dignidad. Marusia lleva esperanza, la construye y ayuda a construirla junto con otras mujeres.
 
Si hay una apuesta a la cual se suma esta defensora es la construcción de redes. Es una gran tejedora que articula en diferentes espacios políticos feministas y sociales, en los entornos nacionales e internacionales.
 
Recibe su herencia de manera amorosa y se la apropia, sabe lo que es el exilio y de la fuerza femenina que sale de la garganta musical de su madre. Sabe del compromiso social y del activismo político en el cual desarrolló su infancia.
 
Aprendió a adaptarse a contextos distintos, a recrearse nuevamente ante la adversidad, por eso no pierde la esperanza feminista para lograr un mundo mejor para la humanidad, para las “marusias” y los “sayiles” que nacieron en este siglo.
 
HIJA DE LA “GENERACIÓN X”
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Cómo definirías quién es Marusia?
 
–Marusia López Cruz (MLC): Primero diría que mucho de lo que soy se determina por la herencia de mis padres fundamentalmente; porque fue su activismo y su participación política muy directamente la que me hace ser quien soy, pero también su forma de vivir las relaciones, su forma de entender la sexualidad.
 
“Su forma de ser es la que ha ido configurando muchas de mis decisiones de no ser mamá y luego de serlo.
 
“Mi padre es mexicano y mi madre es chilena. Mi padre es hijo de la típica familia priista posrevolucionaria que fundó en los valores de la educación toda la aspiración familiar, y mi madre es hija de un artista medianamente reconocido en su provincia.
 
“Mis padres se conocen en el 68 en un campamento de la juventud que se realiza en Oaxtepec, Morelos. Mi madre venía de un activismo político muy importante y mi papá estaba en la Federación del 68.
 
“Con mi madre en México empiezan a cantar juntos canción latinoamericana de protesta; los invitan a ser parte del Partido Comunista y así se convierten por muchos años en la voz artística del PC.
 
“Juntos fundan una peña en la colonia Roma, “La Peña Tecuicanime”, que es el primer lugar al que llegan gentes como Silvio (Rodríguez), Mercedes (Sosa), Pablo (Milanés), y los Mejía Godoy.
 
“Soy una heredera digna de mi generación, soy una hija de la ‘Generación X’; es decir, de quienes crecimos sin demasiadas expectativas ni demasiadas esperanzas en este mundo, que nacimos cuando el muro (de Berlín) ya se había caído o estaba por caerse el socialismo real”.
 
–LLH: ¿Qué te lleva a donde estás hoy?
 
– MLC: Es interesante, porque lo que me lleva realmente es una separación amorosa muy difícil. Yo vivía en Morelia; tengo mi primer amor con un tipo mayor y todo lo que me habían enseñado mis papás como la negociación de los métodos anticonceptivos, no pude negociar nada: tuve un embarazo a los 15 años y aborté en la colonia más horrible de Michoacán.            
 
“El tipo se separa de mí después de eso; con mi familia nos vinimos al DF. Llegué hecha pomada a esta ciudad. Me sentía tan avergonzada de que yo sabiéndolo todo tuve un aborto. Finalmente les digo a mis padres y mi papá, como en su búsqueda de ayudarme, me manda a la escuela metodológica nacional del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (Imdec).
 
“Fue un lugar de gran descubrimiento, de mucha alegría, de conocer a los chicanos que estaban en Los Ángeles y a las mujeres que trabajan con refugiados guatemaltecos. Eso me salvó, me dio un motivo, me permitió conocer gente a quien admirar, me dio la ilusión.
 
“Estando en la escuela llegó a mis manos un papelito de campamentos de trabajo comunitario en zonas indígenas. Me encuentro con las Brigadas Universitarias de Servicios Comunitarios para la Autogestión. Era más o menos 1992 y me fui a la sierra de Zongolica con gente que todavía me acompaña en la vida, como Tania Ramírez y Toño Cerezo.
 
“Fue un punto y aparte en mi vida, otra realidad. Verme en un lugar sin rastros de pavimento a cientos de kilómetros, sin agua, sin luz; era poner los pies en la tierra y aprender a disfrutar y conocer gente maravillosa, gente que ha sido emblemática en mi vida. Después de eso no había duda de cuál sería mi camino”.
 
EL FEMINISMO
 
–LLH: ¿En qué momento te construyes como una mujer feminista?
 
–MLC: Estando en la búsqueda conozco a Lidia Alpizar y nos hacemos buenas amigas. Ella se viene a vivir a México; había pasado Beijing (la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer) y ella había sido parte de la delegación costarricense desde las mujeres jóvenes.
 
“La manera en que me habla de los logros en Beijing, de la intromisión del Vaticano, fue un descubrimiento a través de sus ojos de la fuerza del feminismo. Me acuerdo que me decía: ‘Cuando te pones los lentes de género todo lo ves diferente’”.
 
– LLH: ¿Qué les dirías a las jóvenes? ¿Vale la pena ser feminista?
 
– MLC: La conciencia salva y a veces deprime porque vivimos en un mundo lleno de cosas irracionales y completamente inhumanas. Porque hay momentos en los que uno no quisiera percatarse de ciertas cosas que duelen mucho, porque implica darse cuenta de las propias.
 
“Ya siendo feminista en un proyecto de GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida) me vuelvo defensora de los derechos sexuales y reproductivos y por primera vez empiezo a hablar del aborto y a procesar mi propia experiencia, a ponerle nombre y reconocer que había sido una injusticia, que no había sido sólo mala suerte, que haber dado 5 mil pesos que conseguí empeñando, pidiendo prestado, no estaba bien y que no está bien poner en riesgo mi vida.
 
“Saber que las ‘desgracias’ de tu vida no son desgracias sino injusticias es algo que te ayuda a pasar de ser víctima a ser ciudadana, y a defender tus derechos, a no quedarte sólo con tu dolor sino indignarte, enojarte y decir esto que me hicieron no se vale.
 
“Esa es la parte del feminismo que te transforma y te libera. El feminismo me ayudó a entender que esa primera relación que tuve tan horrible no estaba bien. El feminismo ha sido fundamental para enfrentar este mundo que nos lanza mensajes todo el tiempo de que no valemos y somos objetos sexuales, y que sólo servimos para criar.
 
“Es el feminismo el único espacio que te dice ‘no es cierto, puedes hacer lo que tú quieras y eres libre, puedes decidir y tienes derecho a que te amen con todo el respeto, toda la ternura y todo el cuidado que mereces’. Sin el feminismo a lo mejor seguiría repitiendo relaciones tan malas como la primera”.
 
–LLH: ¿Cómo no desanimarse?
 
–MLC: Creo que el feminismo sólo ha podido ser porque ha sido colectivo, porque siempre hemos tenido una mujer a lado que en los peores momentos de nuestra vida nos ha dicho que esto no es normal, que merecemos otras cosas, que tenemos derechos.
 
“Al convertirte en feminista se empieza un camino donde cada nueva experiencia se va mirando con ese lente crítico de los derechos que tengo, que merezco como mujer en este mundo y siempre hay mujeres ahí.
 
“En general una de las características principales del movimiento feminista es que todas estamos ahí porque hay una vida personal que nos coloca en este espacio, no sólo un discurso. Todas hemos vivido la opresión de género, la discriminación, y todas hemos tenido otras mujeres que nos han sacado de momentos vitales para poder seguir”.
 
¿QUIÉN DEFIENDE A LAS DEFENSORAS?
 
–LLH: ¿Cómo se da esa construcción de ir nombrando a las defensoras?
 
–MLC: He asumido de manera personal la bandera porque he vivido la importancia de llevar y compartir el feminismo, porque el feminismo sí ha impactado, está mucho más extendido. Sí ha calado en la conciencia de las mujeres, particularmente las que participan en la política.
 
“Para mí el término defensoras lo que permite es el encuentro. Decir ‘soy defensora’ quiere decir conmoverse, indignarse y tomar consciencia de la realidad social en la que vivimos y actuar de manera colectiva frente a eso.
 
“Una defensora se junta con otras madres para buscar a sus hijas e hijos desaparecidos, y le permite decir ‘lo que hago es legítimo’, con lo que se contrarresta el discurso de que somos terroristas y desestabilizadoras.
 
“Ser defensora implica también afirmarnos en un marco de Derechos Humanos que nosotras mismas hemos construido como parte de las luchas feministas y humanitarias.
 
“Entonces, el término defensora tiene una bondad de legitimar y permitir el encuentro entre mujeres de muy diversos movimientos en diálogo para mirarnos y comunicarnos, vernos entre nosotras; por eso me parece tan potente”.
 
–LLH: ¿Cómo surge la idea de construir una red de defensoras?
 
–MLC: Viene de las acciones feministas frente a las compañeras activistas que habían sufrido algún tipo de agresión por su trabajo. Cuando estuve coordinando Petateras (Red Feminista Mesoamericana) empezaron a llegar muchos casos terribles de violencia.
 
“Después hicimos el encuentro Mujeres en Resistencia (agosto de 2007); escuchamos a las compañeras de (San Salvador) Atenco, de Castaños, Coahuila, (donde mujeres sufrieron violencia por parte de militares), y palpamos el recrudecimiento del entorno de violencia que comenzó a cobrar la vida de cientos de activistas que tenían un trabajo político y que venían de todos lados.
 
“Con otras compañeras de JASS (Asociadas por lo Justo) que vienen desde los años 80 con trabajo revolucionario y de solidaridad iniciamos la reflexión de lo que estaba pasando.
 
“Decidimos convocar a un encuentro en Oaxaca con una diversidad de compañeras campesinas, sindicalistas, lésbicas, trans, feministas en sus varias versiones, y una muestra con 50 compañeras de Centroamérica, y nos dimos cuenta de que era un escándalo lo que estaba ocurriendo.
 
“Pues estas mujeres no sólo viven la persecución política, sino que nuestras compañeras estaban viviendo feminicidio, violencia intrafamiliar grave, niveles de desgaste que ponían en peligro su vida, que la discriminación de género no nos era ajena a quienes defendemos los Derechos Humanos, que incluso es un factor que nos pone en más riesgo y que nos limitaba la capacidad de defendernos.
 
“Mujeres que están haciendo investigación están en riesgo todo el tiempo porque están tocando el narcotráfico, la corrupción, el tráfico de personas en una gran indefensión, o mujeres indígenas que se enfrentan a las grandes trasnacionales.
 
“Reafirmar la identidad de las defensoras es también una forma de protegernos, porque sin reconocimiento social o con estigma nos ponemos en mucho riesgo, pues quedas a expensas de que se justifique la violencia en tu contra”.
 
CAPACIDAD PARA INDIGNARSE
 
–LLH: ¿Cómo conceptualizar el autocuidado como una herramienta política?
 
–MLC: Si tu miras las causas del desgaste físico y emocional que tenemos las defensoras, si miras las prácticas de riesgo que tenemos por ese nivel de estrés, cansancio y desgaste, por esos estándares del deber ser, te das cuenta que esos modelos de activismo y la discriminación de género nos están matando.
 
“Cuánto tiempo más pueden durar las defensoras en Honduras o de Ciudad Juárez con ese ritmo y ese contexto de violencia. Cuántas se están poniendo en riesgo porque ya ni piensan en ello; con estos niveles de desgastes personales lo que se está poniendo en riesgo es nuestro movimiento, las conquistas, los derechos que ya logramos. Si no nos cuidamos nos vamos a morir antes de tiempo, antes de aportar todo lo que podíamos.
 
“La contraparte del autocuidado es la discriminación. Si tú como activista tienes que asumir las tareas domésticas, de mamá, cuidadora, ser proveedora y aparte ser activista, pues claro que tu salud resiente estas dobles y triples jornadas de trabajo.
 
“Si, además, no eres reconocida en tu liderazgo, si tu autoestima se ve mermada porque no reconocen lo que eres, lo que haces y por el contrario te estigmatizan, pues se debilita tu capacidad de aporte y de trabajo político.
 
“Hablar de autocuidado significa deconstruir toda la discriminación que cada una ha vivido y por la cual nuestra integridad física y emocional está en riesgo”.
 
–LLH: Si tuvieras que escribir el epitafio ¿qué te gustaría que dijera?
 
–MLC: Cuando me muera mi tumba va a decir: “Aquí yace Marusa, Masusa, Maresia”. Esto me ha acompañado toda la vida, ya que no saben cómo nombrarme pero tiene que ver con esa herencia de mi familia con un hombre que marca una manera de estar en el mundo, de esta crítica en el mundo, de conmoverse e indignarse, de dolerse en lo que pasa y soy alguien que se indigna y que le duele, y alguien con buena capacidad de negociación que siempre intenta el equilibrio.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 
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