Este año se cumplen 50 años de que llegó al mercado un medicamento que revolucionó a la humanidad, al separar el sexo de la procreación, y otorgó a las mujeres la posibilidad de ejercer su derecho a planear la maternidad.
Y la pesadilla de un embarazo no deseado, pudo esfumarse con sólo tomar 26 noches al mes una pastillita que pronto fue conocida como «la píldora»; y que permite a las parejas ejercer su sexualidad libre y placentera.
El 9 de mayo de 1960, la agencia norteamericana que autoriza el uso de medicamentos en Estados Unidos, (FDA por sus siglas en inglés), anunció que este producto, que durante algunos años se había vendido con receta médica para tratar trastornos menstruales, era un anticonceptivo oral, seguro, fácil con pocos, y menores efectos secundarios.
Y aunque la Iglesia Católica sigue aún oponiéndose a su uso, ahora sus prédicas y condenas son menos amenazadoras que cuando estaba recién salida al mercado; época en la que las homilías y anatemas de la jerarquía católica contra quienes la usaban, eran feroces; y siempre acababan con alegorías de las mujeres desobedientes ardiendo en el infierno eterno.
Pero de poco valieron las amenazas, porque hasta las más devotas feligresas la consumían, para evitar los nacimientos o para espaciarlos.
Sus ventajas sobre otros métodos anticonceptivos le permitieron popularizarse en muy corto tiempo y convertirse en uno de los mecanismos más prácticos y eficaces para prevenir embarazos no deseados.
Cuando se inició su uso, la píldora se vendía en una cajita con 21 pastillitas de un color y cinco de otro, para facilitar su toma. Con el tiempo se fue perfeccionando y su fórmula disminuyó la cantidad de estrógenos, y con ello mayores secuelas y que se sintieran antes de tiempo los malestares que acompañan la menopausia.
Además de que, para millones de mujeres, cualquier efecto colateral era mejor que un embarazo no deseado y que llegara al mundo un hijo no planeado.
El éxito de ventas multiplicó los laboratorios interesados en producirla, y con las diferentes marcas que salieron, las alternativas para su consumo. Actualmente su uso está tan extendido, que muchas mujeres las compran como parte de la canasta familiar.
Entre tantas ventajas, la píldora tiene unos pocos inconvenientes: el primero que si bien su precio ha ido bajando, es aún cara para muchas economías familiares.
Otro inconveniente es que si se olvida tomarla durante unos días, pierde eficacia; y también, que no previene las infecciones de transmisión sexual, por lo que se recomienda usarla junto con el preservativo, para así aumentar su eficacia y prevenir infecciones.
Se han dicho muchas cosas en contra de la píldora, pero lo cierto es que su uso ha permitido a las mujeres ejercer su derecho a ejercer su sexualidad libremente y planear su maternidad.
* Periodista chilena
10/TG/LR
