En los próximos días comenzará la pasarela CIBELES en Madrid y anda todo el mundo revuelto por lo que ya se ha llamado «la revuelta de las top models».
Parece que las grandes modelos que desfilan por las diferentes pasarelas internacionales no están dispuestas a pasar por la báscula para comprobar que su masa corporal es la mínima imprescindible para una persona sana y que creo recordar que está en el 18 por ciento.
La organización de CIBELES y, después del espectáculo que dieron el año pasado, quieren enaltecer la figura de la «moda y salud» y por eso han impuesto la condición a todos los modistos para que sus modelos cumplan el requisito de tener la mínima masa muscular para poder desfilar.
Es curiosa la medida. O, al menos a mí me lo resulta. Y es que parece que después de muchos años favoreciendo una imagen femenina super delgada, famélica y al mismo tiempo negando esas propias evidencias en la edición del año pasado, ahora se erijan en defensores a ultranza de la moda y la salud pero sólo de una forma testimonial.
Y digo testimonial porque si las grandes agujas mundiales estuvieran dispuestas, seguramente habría homologación de tallas, que sigue sin haberla, por ejemplo.
Más ejemplos, también podrían «deshacer entuertos» y ponerse a trabajar en campañas reales e incluso financiadas para que las innumerables cientos (o miles) de mujeres jóvenes que padecen trastornos alimentarios (bulimia y anorexia, entre otros) no sociaran belleza con extrema delgadez.
Y sigo preguntándome cosas ¿Porqué justamente ahora, aparece un programa como «Super Modelo 2006» que está emitiendo la recién creada cadena CUATRO?
Creo que los que dicen que la medida tomada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid (que es quien promueve la pasarela CIBELES) lo único que pretende es que el dinero público no sirva para mostrar mujeres escuálidas y quasi enfermas van a tener razón.
O, lo que es lo mismo, mostrar una moda políticamente correcta. Me gustaría saber qué pasará con las pasarelas privadas y si la medida establecida para CIBELES también se tendrá en cuenta cuando no sea moda subvencionada. Creo que no, que no será igual y que seguirán desfilando mujeres al borde de la pérdida de su propia salud.
La moda, entendida como un gran negocio (que lo es), ha conseguido cambiar los hábitos de nuestras mujeres más jóvenes y llevarlas a los bordes de precipicios personales con este tipo de trastornos alimenticios en donde estas niñas-mujeres siempre se encuentras gordas.
Y es que la propia expresión de «gorda» en sí misma, ha conseguido que llegue incluso a ser casi obscena. Y ahora no me estoy refiriendo al aspecto de la salud, sino al simple hecho de la apariencia física.
Recientemente leía que la tenida como mujer más sensual de todos los tiempos, Marilyn Monroe, usaba una talla 44 española y a nadie se le ocurrió pensar que estaba entradita en carnes.
Me entristece pensar en el tipo de vida que pueden llevar estas niñas-mujeres y a la presión a las que deben estar sometidas tanto por su entorno como por ellas mismas con la obsesión a la que las estamos llevando como sociedad avanzada en aras de no sé muy bien qué objetivos. Desde luego el de su buena salud mental y emocional no es uno de esos objetivos.
Pero mientras el gran negocio de la moda desfila en pasarelas privadas y/o subvencionadas y se sigue nutriendo de las ilusiones de tantas y tantas niñas que pagan, incluso con su propia vida, los designios de los grandes creadores de moda y de los grandes magnates que la lanzan al mercado con tallas imposibles para las mujeres normales.
Y, al mismo tiempo que estas niñas no comen porque se ven gordas, en otras partes del mundo se mueren miles de personas por falta de alimentos. ¿No es una gran contradicción que tenemos como sociedad, teóricamente avanzada? Yo creo que sí.
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* Periodista feminista corresponsal en Madrid
06/TM/LR
