Inicio Algunos avances en equidad de género, pero no para todas

Algunos avances en equidad de género, pero no para todas

Por Gustavo González López

«La lista de agravios que sufrimos las mujeres es extensa y no alcanzaría un día para nombrarlos. Esta violencia es tan cotidiana que por hoy se le ha dado carta de ciudadanía y ha conjuntado nuestro dolor en uno solo, afirmó la diputada federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Irene Aragón Castillo.

Dijo lo anterior en sentido contrario a lo expresado por la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), María del Rocío García Gaytán, quien con motivo del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, afirmó que «a partir de la promulgación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el 1º de febrero de 2007, estamos incidiendo en la construcción de políticas a partir del nuevo marco jurídico en materia de combate a la violencia contra las mujeres».

Contrario a ello, opinó Aragón Castillo, hay ejemplo de los agravios contra las mexicanas: Eufrosina Cruz, Ernestina Ascencio, Lydia Cacho, las viudas de Pasta de Conchos, las vejadas en San Salvador Atenco, las hermas triques Virginia y Daniela Ortiz Ramírez, las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, en el estado de México y el resto del país; las jóvenes ultrajadas de Castaños, Coahuila, las cientos de mujeres indígenas encarceladas por delitos relacionados con el hambre y la miseria, madres de algún desaparecido político, mujeres migrantes vulnerables: la lista es muy amplia.

Hay que agregar a esta lista –dijo– las acciones y omisiones institucionales del Estado, de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial que, de manera directa e indirecta, han contribuido a vulnerar los derechos humanos de las mujeres.

Por ello, «no estamos seguras de tener algún motivo para festejar. Sin duda el impulso, la persistencia y la tenacidad de cientos de mujeres han logrado incidir de alguna manera en el ámbito formal, logrando crear instancias y desarrollar leyes que, sin duda también, representan avances», señaló

Aunque la diputada del Sol Azteca reconoció el esfuerzo, no ve la voluntad política para que todo ese capital humano que representa la fuerza de las mujeres cuente con los instrumentos que le permitan el ejercicio pleno de sus derechos humanos y que la equidad de género sea una realidad.

Y acusó: «En la Cámara de Diputados la equidad es letra muerta», ya que la aprobación de iniciativas tendientes a garantizar el ejercicio de derechos humanos, como son la salud, la educación y la asistencia a los grupos vulnerables, se analiza y dictamina en función del presupuesto y también de la moral, y si existe un impacto económico, entonces la prioridad social deja de serlo.

Si las propuestas sobre salud sexual y reproductiva –añadió Aragón Castillo– fortalecen la autonomía de las mujeres, este Congreso «se convierte en lanzador de piedras que juzgan a las magdalenas».

Por todo lo anterior, las diputadas del PRD abogan por la vigencia de una democracia equitativa en términos económicos, sociales, jurídicos, políticos y culturales; por una verdadera reforma del Estado que incluya en la legislación esos mecanismos que permitan el ejercicio real de las garantías individuales y sociales contempladas en diversos instrumentos internacionales y en nuestra propia Constitución.

12.5 MILLONES DE MUJERES EN ZONAS RURALES

La diputada del Partido del Trabajo lanzó cifras: En México más de la mitad de la población son mujeres y, de éstas, 12.5 millones se ubican en zonas rurales. Son 196 mil localidades menores de dos mil 500 habitantes donde viven.

«Aquí la vulnerabilidad de hogares encabezados por mujeres se intensifica por las condiciones de aislamiento y dispersión. Más de la mitad de esas localidades tiene un alto grado de marginación, donde muchas mujeres indígenas o son analfabetas o se enfrentan a las barreras del idioma o a la discriminación dentro de sus comunidades, en todos los ámbitos de la cotidaneidad en las mismas, sobre todo en la participación política», dijo.

Y siguió la lluvia de cifras para refrescar la memoria: «Representan el 17.3 por ciento de la población económicamente activa. Asimismo, 68 por ciento de la población femenina rural vive en 10 estados de la República Mexicana. Oaxaca tiene más de 50 por ciento de la población rural femenina, seguida de Chiapas, Hidalgo, Guerrero y Michoacán».

Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, las mujeres rurales en México constituyen el sector poblacional con menor nivel educativo y evidencian mayores tasas de analfabetismo y mortalidad materna. Tienen menos acceso a recursos y oportunidades de empleo, y presentan mayores niveles de desnutrición y anemia.

Las mujeres rurales se ocupan, entre otras actividades, del cuidado de la huerta y de los animales, siembran, recolectan la cosecha, procesan alimentos, comercializan la producción, cocinan, cuidan y educan a los hijos. Un gran número de campesinas forman parte de la fuerza de trabajo asalariado, temporal o permanente, en la agricultura comercial o, bien, participan como artesanas.

Piñeyro Arias afirmó que la pobreza en las zonas rurales tiene efectos devastadores en la salud, educación, nutrición, acceso a recursos, esperanza de vida, ingresos, empleo, mortalidad materna e infantil, participación política y violencia intrafamiliar, tanto para hombres como para mujeres. Pero la población femenina es la que resulta más afectada por la pobreza, en la cual impacta con mayor fuerza y severidad sobre ellas. Además, es la población que sufre con mayor intensidad los efectos de la violencia doméstica.

SIN EMPLEOS DE CALIDAD

A su vez, la diputada Ana María Ramírez Cerda, del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), explicó que a pesar de los avances logrados, se debe reconocer que las mujeres reclaman el desarrollo de mejores y mayores políticas de igualdad: hay insuficiencia de políticas para avanzar hacia sociedades más justas, equitativas y democráticas, que eliminen las situaciones de violencia, pobreza y desigualdad en que viven las mujeres.

«Basta señalar tres importantes ejemplos de discriminación por razón de género: la segregación ocupacional, la discriminación salarial y la violencia contra la mujer» sostuvo Ramírez Cerda quien agregó que según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el panorama mundial de la lucha por superar la discriminación evidencia un contraste de fracasos y de progresos decisivos, ya que de acuerdo con información de este organismo internacional, en todo el mundo las mujeres apenas alcanzan 28.3 por ciento de empleos de buena calidad, entre ellos están el de legisladoras, funcionarias o gerentes.

Por lo anterior, se desprende que México se ubica entre los países con los índices más bajos en salarios mínimos reales, aunado a que su mayor desempleo urbano y empleo informal se localiza en el sector femenino, afirmó.

No debemos olvidar, dijo la legisladora del Verde Ecologista, a las mujeres indígenas ya que además de enfrenta la marginación debido a su condición de mujer, enfrenta la pobreza y la exclusión cultural y lingüística en el contexto nacional, lo que origina que su participación social, económica y política sea aún más difícil que la del resto de las mujeres del país.

Por lo que se refiere a la violencia contra las mujeres, es evidente que sigue siendo una realidad devastadora. «Recordemos que se trata de una violación generalizada de los derechos humanos y un grave impedimento para el logro de la igualdad y el desarrollo».

LEJOS DE UNA SOCIEDAD EQUITATIVA Y JUSTA

Para María del Carmen Salvatori Bronca, del Partido Convergencia, quien habló en nombre de sus compañeras de bancada, la celebración del 8 de marzo «nos permite» darnos cuenta de los logros, «de qué tan lejos seguimos estando de la sociedad equitativa, justa y libre a la que tenemos derecho»:

México no se explica a sí mismo sin el papel de las mujeres, dijo, y muchos de los avances en equidad de género resultan tan evidentes que difícilmente se piensa en ellos.

Dijo que hoy es posible para las mujeres la libertad de elegir, acceso a la educación, incluso profesional, servicio médico, guarderías, divorcio ante una situación de violencia o por simple incompatibilidad, decidir cuántos hijos tener y cuándo tenerlos o no, derecho a trabajar y a percibir un salario, derecho a formar una familia sin la obligación de contraer matrimonio, elegir a quién tener como pareja sentimental.

Estos derechos, afirmó, han sido conseguidos gracias a otras mujeres que perdieron, incluso, la vida para que sus hijas y las hijas de sus hijas no sufrieran la misma indiferencia de la sociedad que ellos vivieron, apuntó la legisladora de Convergencia.

«En materia de salud y educación hemos conquistado grandes cosas, por ello decimos que son sustantivos los avances, pero también lo son los renglones pendientes, entre ellos la erradicación de la violencia de género», concluyó Salvatori Bronca.

LABORAN EN MÉXICO SÓLO 36 DE CADA 100 MUJERES

Fue la diputada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Yary del Carmen Gebhardt Garduza, quien consideró que el empoderamiento de la mujer es no sólo un objetivo en sí mismo, sino una condición indispensable para mejorar la vida de las sociedades.

El Día Internacional de la Mujer pone de relieve los serios rezagos y los obstáculos existentes para que las mujeres puedan mejorar sus vidas: en México, aproximadamente el 36 por ciento de las mujeres mayores de 12 años participan en el mercado del trabajo; el nueve por ciento de las trabajadoras son comerciantes y vendedoras; 15 por ciento artesanas y obreras; 13 por ciento oficinistas y 12 por ciento trabajadoras domésticas».

En México las mujeres aportan el 85 por ciento del tiempo total del trabajo doméstico y los hombres sólo un 15 por ciento. Los hombres dedican en promedio 22 horas a la semana al esparcimiento y convivencia social y las mujeres sólo 20 horas. Esto demuestra que la esfera doméstica y familiar es vista como una responsabilidad que compete sólo a la mujer.

«Las mujeres seguimos transformando la visión y la evolución de las sociedades en todo el mundo; las oportunidades para acceder a mejores condiciones de desarrollo humano para las mujeres están en aumento y las diferencias entre mujeres y hombres va disminuyendo lentamente, gracias a nuestra lucha por la reivindicación de nuestros derechos y las relaciones humanas con base en una verdadera igualdad», explicó Gebhardt Garduza.

No obstante, consideró la legisladora del tricolor, aún estamos muy lejos de convertir este entendimiento común en una práctica universal. En casi todos los países las mujeres siguen estando subrepresentadas en los puestos de adopción de decisiones. El trabajo de la mujer es subvalorado, insuficientemente remunerado o no en su totalidad.

A nivel mundial, de los más de 100 millones de jóvenes que no asisten a la escuela, la mayoría son niñas. Los más de 800 millones de adultos analfabetos que hay en el mundo, la mayoría son mujeres.

LA EQUIDAD NO ES UNA LUCHA DE SEXOS. AN

La diputada María Elena Álvarez Bernal, del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) ironizó que «el derecho romano es el más grande monumento legal que ha creado la humanidad al institucionalizar la inferioridad de las mujeres». Y es en las Cartas Magnas, desde la de 1857 hasta la de 1917, «en la mente de los forjadores de nuestra Ley Suprema quedó claro que en lo que respecta a la ciudadanía no pensaron nunca en incluir a las mujeres, en otorgarles el derecho a votar y, menos, a ser votadas.

Es por eso que en el campo político tenemos, hasta nuestros días, aberraciones como las sustentadas en usos y costumbres que impiden a las mujeres ser ciudadanas plenas. «Avergüenza a México lo que sucede a Eufrosina Cruz Mendoza, que habiendo sido electa por la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de su municipio oaxaqueño, no puede ejercer el cargo sólo por el hecho de ser mujer», recordó Álvarez Bernal.

Pero «nuestro propósito –justificó la diputada panista– no es una competencia de sexos, no es una lucha entre hombres y mujeres. Lo que se pretende es cambiar la cultura, es cambiar nuestra historia futura».

08/GGL/GG

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