Alba huyó hace cuatro años de un marido que ahora continua maltratando a sus cinco hijos en Colombia, y ahora, al tratar de relatar su historia, sus ojos se llenan de lágrimas.
Cuando llegó al aeropuerto de Barajas, procedente de Colombia ni siquiera traía equipaje, llegó a casa de su hermano quien le ofreció la oportunidad de recibirla sólo con un profundo dolor porque «tuve que renunciar a mis hijos».
No dejó su país por razones económicas, como les suele ocurrir a muchos inmigrantes, sino por razones sociales y personales. Escapó de un marido que la maltrataba y desde entonces, no puede apartar de su mente la preocupación por sus hijos menores de edad, que aún viven con su padre, quien los agrede física y verbalmente.
Es difícil conocer el número de mujeres inmigrantes que son víctimas de malos tratos pero, desde el servicio de apoyo a estas mujeres de la Asociación América España Solidaridad y Cooperación (AESCO), aseguran que estas mujeres no sólo llegan huyendo de un maltrato, sino que en otras ocasiones el maltratador inmigra también con ellas o -a veces- el maltrato se inicia en el país de destino, publicó hoy Canal Solidario.
La AESCO mantiene un servicio de orientación, apoyo psicosocial y jurídico con visitas domiciliarias, tanto para las mujeres inmigrantes como a sus hijos, víctimas de malos tratos.
De acuerdo con Emilia Lorido, psicóloga del servicio, además del maltrato, en estos casos se acumulan demasiadas dificultades como el hecho de no tener papeles, desempleo, explotación o desconocimiento del idioma del país, tener que mantener a una familia numerosa ó apenas tener relaciones sociales.
En AESCO organizan grupos de autoayuda entre las mujeres y una red de recursos que comparten. En la organización están impresionados por el caso de Alba, pero hay unas 40 mujeres más con dificultades que acuden a este servicio y que proceden de países como Rumanía, Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia.
Aunque pocas, hay otras organizaciones que están comenzando a atender especialmente estos casos que suman inmigración más malos tratos como Vomade ofrece atención psicológica y apoyo a la integración sociolaboral y el Centro de Acompañamiento Psicoterapéutico Emaús en Alpedrete (Madrid) ha iniciado sesiones de asistencia psicológica gratuita a inmigrantes de habla hispana y mujeres víctimas de violencia doméstica.
La asociación Surt trabaja en Barcelona por la integración sociolaboral para mujeres en situaciones difíciles y Caritas, Cruz Roja y la Federación de Mujeres Progresistas también cuentan con programas de atención a mujeres víctimas de malos tratos.
Por su parte, Amnistía Internacional mantiene una campaña de denuncia sobre la situación de las mujeres víctimas de la violencia de género, con especial atención a las inmigradas.
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