El 80 por ciento de las mujeres que emigran a España para ejercer la prostitución no la habían practicado antes, informó en un diario local, la coordinadora de la organización Acoge, Eva Martínez Ambite.
Martínez Ambite, que participa en Santander en el seminario Tráfico y Explotación Sexual de las Mujeres Inmigrantes, señaló que cada vez aumenta de «forma más alarmante» la prostitución en la calle y en los clubes que se nutren de inmigrantes.
El problema -dijo- es que estas mujeres son «invisibles» ya que desde el momento en el que llegan al aeropuerto las mafias que las trasladan a España les retiran la documentación.
Según la opinión de Martínez Ambite, los clientes que «utilizan» a las trabajadoras sexuales «pueden estar colaborando con la trata de blancas, con el tráfico de mujeres y con su explotación».
Para Martínez Ambite la prostitución en sí ya es explotación sexual, porque «utilizar a otro ser humano que no tiene las mismas oportunidades que las demás es violar los derechos fundamentales».
En su opinión, la sociedad no margina al traficante, al mafioso o a los dueños de los clubes donde se practica la prostitución, sino a las propias mujeres, pero «la responsabilidad es del cliente, que contribuye con su demanda y fomenta esta situación», indicó.
La coordinadora de Acoge reclamó que la prostitución de mujeres inmigrantes no se identifique con un problema de inmigración, sino de violencia de género a las mujeres.
También recordó que España firmó en 1969 la Convención contra la explotación sexual y la prostitución «que parece que ha olvidado» porque toda la legislación que ha llegado después no penaliza al proxeneta, que es quien se beneficia.
2003/MHOY