Inicio Calderón inicia, con mano dura, su «pasión por México»

Calderón inicia, con mano dura, su «pasión por México»

Por la Redacción

Una manta sencilla, en blanco y negro resumió hoy lo que se presume será la política presidencial de este sexenio: «Mano dura. Pasión por México». Se encontraba en la puerta de la privada del domicilio particular de Felipe Calderón Hinojosa.

Quien minutos después, entraría por la puerta de atrás del recinto legislativo para tomar protesta como presidente, luego de un recorrido donde lo que vio a su paso no fue un pueblo que vitorea a su presidente, sino el rostro duro de las fuerzas de seguridad, el triste y duro color de los uniformes, la seriedad de las armas con las que lo protegen.

«Lo que estamos viviendo en México ?bien dice la periodista y politóloga Denise Maerker, es una intensa batalla política peleada en torno a un ritual y dentro del ámbito de lo simbólico», pero significa también, por las imágenes de hoy a través de los medios de comunicación, incluyendo el canal del Congreso, el reflejo de una crisis política sin canales de diálogo.

Un recinto legislativo tomado desde hace tres días, un Congreso sitiado por las fuerzas federales que intimida y violenta la vida cotidiana de habitantes de los alrededores del Palacio Legislativo, la invasión de la PFP de la ciudad de Oaxaca, la persecución de dirigentes de la APPO y de habitantes de a pie detenidos «por sospecha».

ÉSTA ES LA PASIÓN POR MÉXICO

Detrás de una enorme cantidad de elementos de seguridad de todas las corporaciones militares y policíacas, se quedaron quienes habitan los alrededores del Palacio Legislativo. Están ahí, pero no pueden circular, están encerrados en su propio espacio, sin el libre tránsito que les garantiza la Constitución.

Es el caso de don Manuel, quien espera impaciente a que su esposa regrese: «fue en busca de su mamá para sacarla de aquí». Y observa con enojo y prudencia a los policías de protección ciudadana y elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) que resguardaban el área del H. Congreso de la Unión y la calle de San Antonio Tomatlán, una de las tantas áreas bloqueadas desde hace tres días, ante la toma de protesta de Felipe Calderón Hinojosa, y que se encontraban cercadas con tanquetas y barreras de

Contención.

Visiblemente desesperado porque su esposa y su suegra «no salen» y se encuentran dentro de la zona más resguardada por los cuerpos de seguridad, don Manuel, de 60 años, dice que «esto es una asquerosidad» y señala con el dedo índice a todos los elementos de la policía que se encuentran a su alrededor.

«He tenido que dejar mi coche cuando tengo que ir a hacer mis cosas y salir caminando a todos lados, debo mostrar mi credencial de elector para que me dejen regresar. Mi rodilla me duele pero tengo que caminar todo por esto y cada año es lo mismo, hoy es Calderón, pero otros años es el informe y nosotros somos los que pagamos», comenta molesto.

Son las 9:33 de la mañana. Dentro del recinto, sorpresivamente, sin mayor protocolo y con sonrisa triunfante, ocupan la tribuna Felipe Calderón y Vicente Fox para encabezar una toma de protesta singular, arropados por guardias del Estado Mayor presidencial, el cuerpo de seguridad de la Cámara y una valla humana infranqueable de las y los diputados panistas.

Apresurada ceremonia que dura apenas 3 minutos, para cumplir el mandato Constitucional, en medio de la rechifla de las y los legisladores del Partido de la Revolución Democrática que culmina con la entonación del Himno Nacional y varias banderas tricolores que portan legisladores del PRI.

Ambos personajes salen como habían entrado: por la puerta de atrás del recinto legislativo.

Una hora y media antes, a las ocho de la mañana ?límite establecido para la tregua entre las fracciones partidistas–, dentro del recinto parlamentario la violencia se había desatado nuevamente como en días pasados, cuando la fracción del PAN tomó la tribuna, las legisladoras panistas junto con sus compañeros de bancada quedaron enfrente, tomadas de las manos, mientras gritaban: «¡México en paz!».

ME DA MIEDO SALIR

Afuera del recinto del Congreso, con una bolsa de color rosa en mano, donde guarda accesorios personales, don Manuel dice que prefiere irse por hoy a casa de su hermano «mientras todo termina» y molesto señala que «estos (la gente de seguridad y PFP) son unos cochinos y unos drogadictos, yo los he visto» entonces se pregunta «¿y ellos son los que van a cuidar al presidente?»

Para las y los vecinos de las zonas aledañas al Congreso de la Unión, estar «completamente sitiados» los obliga a permanecer en sus casas, especialmente a las mujeres, pues sólo unas cuantas caras femeninas se dejaban ver.

En su mayoría son los hombres quienes parecen atreverse a cruzar las calles vigiladas y cerradas por el cuerpo de seguridad.

La señora Celia, de 35 años y ama de casa, sale de entre barreras de contención y de elementos de la PFP, con sus dos niñas de 10 y 7 años. Va al mercado, una situación ahora muy molesta, pues no sólo tiene que esperar a que le permitan salir sino que debe caminar un largo trayecto y entrar por calles que le parecen peligrosas para ella y sus hijas.

En medio de esta crisis, dentro del recinto de San Lázaro, en el estrado, rodeadas de diputados panistas sólo dos mujeres se mantuvieron sentadas 72 horas frente de la tribuna: Ruth Zavaleta, del PRD, y María Elena Álvarez Bernal de Vicencio, del PAN.

En la calle, luego de hora y media, regresa doña Celia, Va cansada, cargada de bolsas pesadas de mandado. Dice que el trayecto que se vio obligada a caminar pudo haberlo evitado si el transporte público «pudiera pasar por esta zona como siempre».

Busca entre policías, tanquetas y barreras metálicas qué camino tomar para llegar a su casa, Celia parece resignarse a la situación que se vive en las calles aledañas al Palacio Legislativo de San Lázaro.

Durante estos días, reflexiona, a veces sobre todo en las noches ha preferido mantenerse dentro de su hogar pues «me da miedo salir con tantos agentes de seguridad y temo que me lastimen».

PROTESTA EN LAS CALLES

En el centro de la ciudad, el ambiente es también intenso: «Aquí habrá una democracia verdadera que está construyendo nuestro pueblo», anunció la actriz Jesusa Rodríguez frente al micrófono al momento de iniciar una marcha, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, hacia el Auditorio Nacional, en el Bosque de Chapultepec, en protesta por la toma de posesión de Felipe Calderón.

Paseo de la Reforma es un río de gente que inició su camino tras el mitin en el Zócalo capitalino lleno: según cifras oficiales más de 30 mil personas marcharon en repudio por lo que consideran «el más grande fraude de la historia».

Ahí están las mujeres: amas de casa, maestras, estudiantes. Las de a pie, las que usan el transporte público, las que tienen la cara y manos curtidas por el sol y el trabajo diario, las que se quejaron de quedarse solas porque sus hijos y esposos se han ido a Estados Unidos en busca de mejor opciones, porque aquí «ya no hay oportunidades», las que están al frente del hogar y se las arreglan con 800 pesos al mes o menos y que tienen que pagar la renta, los estudios de los hijos, gas y la comida de todos los días.

Todas tienen sus motivos, sus explicaciones, su propia ira que ya no contienen y que transforman en palabras:

«Yo tengo hijos, se fueron para Estados Unidos porque no pudieron estudiar, tengo cuatro, yo hago ropa, trabajo por mi cuenta en mi casa, a veces vendo, a veces no».

Mujeres que ven en Andrés Manuel la «esperanza», que están ahí «por convicción», no importa que hayan tenido que madrugar para llegar al Zócalo ni el trayecto que caminan por Reforma para llegar al Auditorio Nacional, lugar donde el cerco policiaco se hace presente y les impide pasar, hasta la sede del Auditorio Nacional donde muy otro es el cómodo ambiente de festejo para Felipe Calderón en su nuevo cargo: presidente de la República.

Descontento, decepción y hartazgo, sentimientos comunes entre estas mujeres que dijeron sentirse amenazadas ante la llegada del nuevo gobierno panista, que para ellas es sinónimo de pobreza, exclusión, represión y amenaza a sus derechos humanos.

«Las mujeres que trabajamos en mercados, tianguis, somos gente de clase social muy humilde pero estamos con Obrador porque Calderón es igual al Yunque, a represión y gobernará para los ricos».

«Hay muchas mujeres desaparecidas y violadas en Oaxaca y las matanzas de Juárez o las otras mujeres que han violado, qué han hecho, no les importamos».

«Se empieza a notar cómo será el gobierno de Calderón, tan sólo con el nombramiento de su gabinete, una política retrógrada, donde los derechos humanos y las conquistas de las mujeres irán para atrás porque no es su política».

Más de 80 observadores de las Comisiones de Derechos Humanos tanto la nacional como del DF, estuvieron presentes durante la marcha la que calificaron de limpia» luego de que no se registraran incidentes.

Ya en el mitin final, únicamente una mujer como oradora: la senadora Rosario Ibarra de Piedra, coordinadora del grupo Eureka, integrado por madres de desaparecidos, quien convocó a la multitud a recordarle a Felipe Calderón que en cada acto en el que se presente habrá un grupo de mexicanas y mexicanos que le recordarán que «su presidencia no es legítima y es un presidente espurio».

(Con información de Lourdes Godínez Leal, Lourdes González García e Hypatia Velasco Ramírez)

06/LG/LGG /HV/CV/LL/GG

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido