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Chile, muy lejos de México

Por Soledad Jarquín Edgar

A pesar de todos los avances posibles para las mujeres, los tiempos siguen siendo difíciles. De ahí que la elección de Michelle Bachelet como presidenta de Chile sea un triunfo para todas las mujeres del mundo, en especial para las latinoamericanas.

En este año electoral en México, los partidos políticos vuelven a cuestionar y a regatear la participación de las mujeres. Una sola candidata a la presidencia de la República -Patricia Mercado- mientras son todavía pocas las aspirantes al Senado o al Congreso. Los acuerdos internos de los partidos en cuanto a la paridad o la ley de cuotas se tiran por la borda, bajo el auspicio silencioso del Instituto Federal Electoral.

La lucha interna en los partidos políticos es a muerte. Es poder lo que se busca, y no servicio. El patriarcado se refleja con amplitud. Y tuvo, entre algún sector del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, una grave expresión de misoginia el pasado fin de semana, cuando pretendieron desconocer a la única candidata presidencial, Patricia Mercado Castro, como su abanderada.

La actitud de una fracción que pretendió imponer al Dr. Simi como candidato es una clara muestra de sus muy desviados intereses pero, sobre todo, es un reflejo de la necedad de creer que las mujeres no pueden gobernar un país y que, por tanto, nada tendrían que hacer en política.

La actitud mostrada es, sin lugar a dudas, una vergüenza ajena. Cierto que aún estamos muy lejos de alcanzar los estándares de respeto a los derechos humanos y ciudadanos de las mujeres en este país, pero también es cierto que hay grandes avances que tendrían que ser considerados por la sociedad, por la ciudadanía y, en especial, por los partidos políticos que no muestran ser sino verdaderos clubes de Toby.

En los institutos políticos todavía hay mucho que hacer dentro para cambiar la vieja idea de que la política es sólo asunto de varones. Hay muestras claras de mujeres que saben hacer las cosas, pero que el sistema patriarcal les impide acceder a esa posibilidad.

¿Quién las podría controlar más adelante?, me preguntaba una persona hace unos días al referirse a la posibilidad de que más mujeres puedan acceder a los puestos de elección popular en este proceso de 2006. Y es realmente ésa la pregunta que se hacen los hombres dentro de los partidos políticos y en casi todos los ámbitos que las mujeres pisan con fuerza en nuestro país.

Hoy aún está lejana la posibilidad de que en México podamos pensar en una presidenta, como ha sucedido en Chile. Las cifras son contundentes. De los ayuntamientos, menos del 3 por ciento en el ámbito nacional están gobernados por mujeres. Hay congresos estatales sin representación femenina. Las diputadas federales son poco más del 23 por ciento del total.

En el nuevo proceso electoral que comienza esta misma semana para elegir presidente de México, sólo Patricia Mercado, de entre las mujeres del país, buscará ser electa. Desde dentro del partido que ella misma impulsó le han puesto piedritas en el camino para dejarla fuera de la jugada.

En relación a las aspirantes a diputadas federales, lo cierto es que de todos los partidos políticos hay poco que esperar con relación a las candidaturas de las mujeres, y menos aún en cuanto a que sean feministas.

Aunque también valdría la pena no perder las esperanzas: la misma presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, sostuvo en su primer discurso al conocer los resultados de la elección: «quién lo hubiera pensado, veinte, diez, cinco años atrás, que Chile elegiría a una presidenta».

Hoy, la realidad del país sudamericano es motivo de orgullo. Pero como mexicana me sentiría mejor de saber que los partidos políticos cumplen con sus propios reglamentos internos, que dejan de hacerle al «tío Lolo» cuando se trata de elegir a sus candidatas y candidatos y de respetar sus propios acuerdos.

Como mexicana me sentiría más segura sabiendo que al menos en un sector de las futuras legisladoras se sabe lo que queremos y necesitamos para vivir con bienestar y con seguridad las demás mujeres. Que sean feministas, capaces de hacer frente a los más graves retos, como el feminicidio, la pobreza y el analfabetismo de miles de mujeres mexicanas.

Como mexicana me sentiría orgullosa de los políticos sabiendo que buscan, más que el poder servirse, servir a la nación. Como mexicana quisiera que esta vez los partidos políticos no me defraudaran tanto.

Para sus comentarios: [email protected]

*Periodista mexicana

06/SJ/YT

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