Mientras que en los países en desarrollo el cáncer de mama se diagnostica en etapas tempranas, en México la detección se realiza hasta que es evidente y mortal a lo que se suma la escasez recursos y especialistas, por lo que esta enfermedad cobra la vida de nueve mexicanas al día.
Tal es el panorama que dio a conocer aquí Guadalupe Cervantes, jefa de Oncología Médica del centro médico «20 de noviembre» del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE), donde actualmente llevan a cabo un estudio para mejorar la sobrevivencia de 277 pacientes con cáncer de mama avanzado.
Los 11 mil 705 casos en un año de cáncer mamario y 23 mil 792 de cáncer cervicouterino, suman la tercera parte de todos los cánceres en México, agregó la especialista en conferencia de prensa.
En ambos casos hay subregistros, pero es mayor para el cáncer mamario, abundó la también editora de la revista Gamo de la Sociedad Mexicana de Oncología, porque se obvia la causa de muerte, particularmente en donde se carece de atención a estos padecimientos. Aún más, el interés por registrar esta causa tiene poco más de una década.
Insistió en que la falta de infraestructura en México para detectar de forma temprana el cáncer mamario y la escasa cultura de la prevención resulta en que las mexicanas se atienden en estados muy avanzados, frecuentemente con metástasis (el cáncer aparece en otros órganos), como ocurre en el servicio a su cargo en el ISSSTE.
Cervantes y la investigadora del Grupo Mexicano de Estudios Oncológicos (MOSG, por sus siglas en inglés, Laura Torrecillas dieron los avances de una investigación con renombre en los círculos especializados internacionales para aumentar los años de vida de las pacientes.
La investigación, presentada este mes en el Congreso Mundial de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, se desarrolla con un nuevo esquema de medicamentos con pacientes inoperables entre los 18 y 75 años de edad con el que hasta el momento lograron una supervivencia de más de 24 meses.
Durante la conferencia en un hotel de esta ciudad, tanto Cervantes como Torrecillas hablaron tanto de los efectos colaterales en la lucha para sobrevivir al cáncer mamario –donde la pérdida de cabello es lo menos problemático—como de los riesgos para adquirirlo, entre ellos, la herencia, la obesidad y el reemplazo hormonal.
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