Con la Declaración Oaxaca, una plataforma de acción y recomendaciones a las mujeres, a la sociedad civil, a organismos internacionales y a los gobiernos nacionales, concluyó la noche de este miércoles la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas.
Caracterizada por la diversidad étnica, después de cinco días de trabajo las más de 350 delegadas de 22 países coincidieron en la falta de reconocimiento a los derechos de sus pueblos y en condenar la imposición del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y el Plan Puebla-Panamá (PPP).
En entrevista previa a la clausura de la Cumbre, la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú Tum adelantó que los resolutivos emanados de la Cumbre serán tomados en cuenta en el plan de trabajo del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Expuso que entre las conclusiones más interesantes figura lo referente a reforzar la organización social de las mujeres indígenas para que ellas definan su propia situación, así como el planteamiento de formar redes de lideresas con lucha y trabajo comunitario permanente.
Señaló que las mujeres indígenas llevan ya, al término de esta Cumbre, una serie de acciones para poner en práctica en sus países de origen.
Respecto a México, la premio Nobel de la Paz consideró que la Cumbre aportará una visión diferente y total para la reforma constitucional en materia de derechos indígenas, en lo que beneficie a la niñez y juventud indígenas, «porque los pueblos están fuera de la ley y son otros los que legislan por ellos».
Otro de los temas mexicanos abordados fue la demanda de que se restablezca el diálogo entre el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), además de que las asistentes a la Cumbre expresaron una plena solidaridad con los grupos étnicos y mujeres del país.
Sobre la polémica en torno a los derechos sexuales y reproductivos, suscitada con obispos y arzobispos católicos, Menchú Tum señaló que «nos parece que ellos todavía continúan con muchos estereotipos, y nosotras abordamos el tema de la plenitud de la vida de otra manera».
En su opinión, ese tema generará una discusión prolongada en lo futuro, con instituciones, sobre todo las religiosas, para saber qué entienden éstas por género y salud sexual de las mujeres indígenas, «ya que en nuestros documentos no se tocó el tema con esa visión».
Dijo que contrariamente, en la Cumbre se dio como clamor «señores, no a la esterilización y no al abuso en contra de las mujeres indígenas».
Menchú Tum expuso que la autodeterminación de las mujeres indígenas será el reto en los próximos años para cualquier institución que quiera hacer una relación intercultural con los pueblos indígenas en cualquier parte del mundo.
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