El condón femenino, único método de prevención de VIH/SIDA, enfermedades de transmisión sexual y de embarazo no deseados destinado específicamente a las mujeres, tiene aún muchos obstáculos enfrente. Doce años después que fue introducido, su distribución y su demanda en el mundo, particularmente en los países subdesarrollados, se mantienen bajas.
Su costo es una barrera. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y PATH, una ONG que atiende asuntos de salud a nivel mundial, con sede en Seattle, Washington, reportan que en el condón femenino puede adquirirse, a través del programa de VIH/Sida de la ONU, con un costo de 0.66 dólares. Pero aunque su precio está a la baja, es 22 por ciento más caro que el condón masculino, que puede adquirirse, en promedio, por 0.03 dólares.
Además, la compañía Female Health Company, productora de condones femeninos a gran escala, sacó en 2005 un nuevo modelo más barato para garantizar su distribución en todo el mundo. El modelo, llamado FC2, está hecho de nitrilo sintético, un material más barato que el usado en el condón femenino FC, el modelo original, pero tan efectivo como este.
El otro gran desafío del condón femenino es su aceptación social en el mundo. PATH y UNFPA dicen que, en opinión de quienes manejan los programas de salud sexual, las mujeres no quieren aprender a usar el condón femenino porque implica tocar sus genitales o porque tendrían que hablar abiertamente sobre el tema con su pareja.
Su aceptación aumentaría la demanda, con lo cual se podría reducir su costo, ya que la distribución a gran escala reduciría el costo, sobre todo de los FC2.
La utilización del condón femenino beneficia a las mujeres porque les permite tomar en sus manos su salud sexual, dicen organizaciones como PATH y la UNFPA, que siguen luchando para que los condones lleguen a todas las mujeres del mundo que los necesitan.
06/LB/GG
