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Continúa vigente política de control sexual de Estados Unidos

Por Leticia Puente Beresford/corresponsal

La política de «la mordaza» implementada por el gobierno de George Bush no solo violenta los derechos humanos relativos a la sexualidad, sino demuestra la profunda naturaleza ideológica de «control sexual».

Francoise Girard, afirma lo anterior en su estudio «Las implicaciones globales de la políticas nacionales e internacionales de los Estados Unidos sobre sexualidad», publicado por el Centro de Género, Sexualidad y Salud, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, en un papel de trabajo del Internacional Working Group for Sexuality and Social Policy (IWGSSP, 2004).

Sostiene el estudio de la especialista que la estrategia de Bush interactúa estrechamente con aspectos de la filosofía ultra conservadora, basada en ideas muy tradicionales sobre los roles de hombres y mujeres en la familia y la sociedad tradicional.

Desde esa perspectiva, indica Girard, mujeres, niñas y niños deben depender de los hombres para su sustento económico, y la aspiración principal de las mujeres debe ser vivir como esposas y madres. Esta es la razón del apoyo al matrimonio heterosexual y la prohibición del matrimonio gay, la oposición al aborto, a la planificación familiar (que permite a los hombres y mujeres controlar sus vidas sexuales), y la represión del trabajo sexual.

Desde que Bush llegó al poder, en enero de 2001, su administración se empecinó, como hasta hoy, en implementar su programa moral de ultraderecha sobre sexualidad y otros asuntos relacionados con la sexualidad.

De hecho, la primera medida fue la «regla global de la mordaza» que requiere que las organizaciones no gubernamentales extranjeras le nieguen información a mujeres embarazadas sobre servicios de aborto legales, y sacrifiquen sus derechos a intervenir en el debate público sobre el aborto, bajo pena de perder fondos estadounidenses para la planificación familiar.

Los pobres, los marginados y las personas de color eran, y siguen siendo, blancos especiales en sus políticas para ejercer «control sexual», especialmente sobre los pobres.

ASISTENCIA SOCIAL

Otro de los aspectos que resalta el investigador es la reforma a la Asistencia Social, que resultó ser el punto de entrada predilecto, focalizando a los pobres, a las mujeres y niñas solteras ?descritas como personas con más alto riesgo de tener hijos fuera del matrimonio- para varias medidas de fomento del matrimonio, abriendo camino para la educación de abstinencia previa al matrimonio.

Desde que el presidente Bush llegó al poder, la Casa Blanca ha adoptado un sinnúmero de políticas y reglamentos, y reforzado las medidas existentes que han atacado sistemáticamente los derechos humanos en temas de sexualidad en los ámbitos nacional e internacional, insiste Girard.

Este análisis también intenta reseñar cómo algunas de las políticas transversales y las más generales de la administración, como sus iniciativas con base religiosa («faith-based initiatives»), están aumentando el impacto de las políticas de la administración Bush sobre la sexualidad, tanto al interior de su país como internacionalmente y muy en especial dentro del sistema de las Naciones Unidas.

OMS, ANTE LA VERSIÓN DE BUSH

Girard fundamenta su estudio, vigente a tres años de su aparición, en las definiciones que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre sexualidad, salud sexual y derechos sexuales, basadas en el derecho internacional existente, acuerdos internacionales consensuados sobre los derechos sexuales, salud reproductiva y los derechos de la mujer, y en el trabajo de expertos y organizaciones en el campo de la sexualidad.

De acuerdo a la OMS, la Sexualidad es «Un aspecto central del ser humano a través del ciclo de vida y abarca el sexo, identidad y roles de género, orientación sexual, erotismo, placer, intimidad, y reproducción. La sexualidad se experimenta a través de los pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones.

Sin embargo, no todas estas dimensiones son siempre experimentadas o expresadas. La sexualidad está influenciada por la interacción de factores biológicos, sicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.

La Salud Sexual es «Un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado a la sexualidad; no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o dolencia. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso a la sexualidad y relaciones sexuales, tanto como la posibilidad de tener experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia.

Para lograr y mantener la salud sexual, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados y protegidos.

Los Derechos Sexuales «abarcan los derechos humanos que ya son reconocidos en las leyes nacionales, documentos internacionales de derechos humanos y otros documentos de consenso.

Estos incluyen el derecho de todas las personas, libres de coerción, discriminación y violencia, al derecho al más alto nivel de salud alcanzable en relación a la sexualidad, incluyendo acceso a salud sexualy servicios de salud reproductiva.

También, a buscar, recibir e impartir informacion en relación a la sexualidad; a la educación sobre la sexualidad; al respeto por la integridad corporal; a la opción de pareja; a decidir a estar sexualmente activo o no; a tener relaciones sexuales consensuales; a matrimonios consensuales; a decidir a tener o no descendencia, y cuándo tenerla; y a buscar una vida sexual satisfactoria, segura y placentera.

El ejercicio responsable de los derechos humanos requiere que todas las personas respeten los derechos de otros, dice la OMS. Sin embargo, las políticas de la administración Bush relacionadas con la educación sexual enérgicamente adoptan la educación de «solo-abstinencia», y para ello la estudiosa cita a Claude Allen, Subsecretario de Salud y Servicios Humanos que declaró:

«Creemos que todos los jóvenes deben abstenerse hasta el matrimonio. Si eso falla, la fidelidad es la segunda protección más segura para no contraer enfermedades, seguida por el uso del condón».

Pero esto no solo se lleva a cabo en los Estado Unidos, sino su política de abstinencia ha sido llevada al ámbito internacional, donde ante las Naciones Unidas insiste en que es efectiva y, además, para contrarrestar el VIH/SIDA.

Marca así los fondos que destina para combatir esa pandemia mundial, con el agregado de «retrasar el inicio sexual, abstinencia, fidelidad y monogamia, reducción de parejas sexuales, disminución de la violencia sexual y coerción, incluyendo el matrimonio infantil, heredar viudas, y poligamia, y donde sea apropiado, el uso de los condones. Por lo que los financiamientos se dirigen a organizaciones religiosas o que comulgan con la ?Faith-Bases Organizations».

07/LPB/GG

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