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Contra las mujeres

Por Tania Meza Escorza*

Hoy, el ataque de la derecha contra la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) se manifiesta en el próximo fallo de la Suprema Corte sobre el juicio de inconstitucional contra la ILE en el
Distrito Federal.

La tremenda corte basará su fallo en lo dicho por «expertos», todos ellos (casualmente) de línea conservadora. Por supuesto, los súper ministros no están tomando en cuenta que esta ley ha beneficiado ya a más de 5 mil mujeres.

Las mujeres que deciden practicarse un aborto en el Distrito Federal pueden hacerlo legal y gratuitamente antes de las doce semanas de gestación, ya que desde el 24 de abril de 2007 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó reformas al Código Penal y a la Ley de Salud para despenalizar el aborto en la Ciudad de México.

Este hecho es, sin duda, un gran logro para las mexicanas de todo el país, porque aún cuando el beneficio directo lo tienen sólo las capitalinas, para los derechos reproductivos de las demás, representa un avance trascendente. Sin embargo, tal y como ha pasado en toda la historia del feminismo, ante cada logro de las mujeres, la derecha presenta una embestida contra ese logro para intentar revertirlo.

Así pues, el 25 de mayo de ese mismo año, la Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de Derechos Humanos presentaron acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en contra de dichas reformas.

Antes de esto, los ultraconservadores lo intentaron todo para detener este derecho de las mujeres: amenazas de muerte contra legisladoras y legisladores, radicalismos clericales, e inclusive intromisiones internacionales del Estado Vaticano.

Después de siglos padeciendo vejaciones absolutas, e incluso la muerte con abortos mal practicados, las mexicanas por fin dejamos de ser víctimas de discusiones absurdas sobre el bien y el mal, para conseguir que, finalmente, el debate se centrara en lo verdaderamente importante: el aborto como grave problema de salud pública.

El aborto es un hecho reprobable, antes que nada, porque atenta contra la salud, la integridad y la vida de las mujeres. Ninguna persona en su sano juicio podrá estar en favor del aborto, pero dado el número creciente de muertes de mujeres por abortos insalubres, su despenalización es éticamente impostergable.

Un legrado será siempre el último recurso para las mujeres que deciden practicarlo. Así pues, sentadas las bases para resolver el problema inmediato de muertes de mujeres por aborto, lo que sigue ahora es erradicar la práctica, mediante la educación sexual oportuna y el acceso fácil y sin prejuicios a métodos anticonceptivos seguros, tanto para las mujeres como para los hombres.

A pesar de todo, la tremenda corte puede decidirse hoy por respaldar la vida y la libertad de las mujeres, o reforzar el patriarcado, tal y como lo hizo en el caso de Lydia Cacho. Desafortunadamente, todo parece indicar que optará por la segunda opción.

* Periodista mexicana en Hidalgo, fundadora de la Agencia Desde Abajo e integrante de la Red Internacional con Visión de Género.

08/TE/CV

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