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Cuba: violencia familiar similar a la de AL

Por Dalia Acosta

La promoción de políticas de equidad entre mujeres y hombres durante más de cuatro décadas ha colocado a las cubanas en una posición ventajosa frente a otras latinoamericanas y caribeñas, pero no las libró de las más disímiles manifestaciones de la violencia de género.

¿Cuál es la situación real en Cuba? ¿Hay un conocimiento de esta problemática que permita su enfrentamiento? ¿Qué se está haciendo y qué más puede hacerse? ¿Son verdaderamente menos violentadas las cubanas que las mexicanas, dominicanas o peruanas?

Las preguntas estuvieron presentes de alguna manera en cada una de las intervenciones realizadas durante un panel organizado el 4 de diciembre por el sistema de las Naciones Unidas (ONU) en Cuba, como parte de la campaña internacional 16 días de Activismo contra la Violencia hacia las Mujeres.

«He vivido en ciudades de América Latina donde, para las mujeres, es un peligro caminar por las calles después de las seis de la tarde. Con esa experiencia, es un gusto trabajar en Cuba», confesó Susan Mcdade, coordinadora residente del sistema de la ONU en La Habana.

Aunque las estadísticas de muertes violentas no son de dominio público en la isla, se conoce que la mayoría de las cubanas que fallecen víctimas de la violencia lo hacen en el hogar. La amenaza del feminicidio, creciente en países vecinos como México y Guatemala, permanece ausente en esta isla del Caribe.

La también representante del Fondo de las Naciones Unidades para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM) recordó que el Estado cubano fue el primero en firmar y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW).

Al mismo tiempo, lamentó la ausencia en Cuba de una línea telefónica que, durante las 24 horas del día, pudiera brindar información o facilitar la protección a cualquier mujer en «un momento de dificultad», como sí sucede en el caso de la consultoría sobre el VIH y el Sida.

Mcdade aseguró que el sistema de las Naciones Unidas estaría en la mejor disposición de contribuir al establecimiento de una «línea ayuda» de este tipo y, si hubiera necesidad nacional, trabajar en la capacitación de las fuerzas de protección para el enfrentamiento de la violencia familiar.

DATOS INCIERTOS

Aunque la violencia contra la mujer ha sido reconocida como la violación más sistemática de los derechos humanos en el mundo contemporáneo, aún existen obstáculos para poder evaluar de forma realista su alcance, según un informe sobre el tema del secretario general de la ONU, Kofi Annan.

En América Latina, se estima que entre 30 y 45 por ciento de las mujeres son víctimas de violencia física, sexual o psicológica. «Los estudios realizados en al menos 71 países demuestran que una importante proporción de mujeres sufre violencia física, sexual o psicológica», asegura el texto.

En tanto, una investigación de la Organización Mundial de la Salud en once países concluyó que el porcentaje de mujeres que habían sido objeto de violencia sexual por su pareja fluctuaba entre seis por ciento en Japón, y en Serbia y Montenegro, y 59 por ciento en Etiopía.

Según la socióloga Clotilde Proveyer, integrante del Grupo de Trabajo Nacional para la Atención y la Prevención de la Violencia Familiar, los estudios realizados hasta el momento en la isla no permiten tener una visión general del fenómeno, pero reflejan «resultados similares a los de otros países».

Mientras se espera la posibilidad de emprender un levantamiento nacional, el Centro de Estudios de la Mujer de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) ha trabajado en la sistematización de las investigaciones realizadas de manera aislada por especialistas e instituciones de todo el país.

La Federación, que agrupa a más de cuatro millones de mujeres mayores de 14 años, coordina desde 1997 el Grupo de Trabajo Nacional para la Atención y la Prevención de la Violencia Familiar y ha trabajado en el estudio de la «conveniencia» de una norma jurídica específica en este tema.

«No hay una decisión definitiva. Algunos especialistas piensan que sí; otros que no», dijo Sonia Betervide, integrante del secretariado nacional de la FMC, durante una presentación en el panel de la ONU sobre la visión oficial cubana de los derechos de la mujer.

Betervide recordó que, como resultado del proceso de revisión y perfeccionamiento de la legislación vigente, la reforma al Código Penal incluyó, como agravante, la existencia de algún tipo de parentesco entre la persona agresora y la víctima.

La FMC también ha estado involucrada, desde mediados de la pasada década, en la reforma al Código de Familia de 1975 que, según trascendidos, estaría casi lista para su presentación y aprobación por el Parlamento. Entre otras novedades, podría estar el establecimiento de tribunales de familia.

ACCIONES

Con la premisa de que lo importante es ir más allá de la campaña que se desarrolla cada año alrededor del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la FMC tiene un programa de acción que incluye actividades de capacitación, investigación, educación y divulgación.

Actualmente, una de las prioridades es la capacitación a personal que trabaja directamente con la comunidad, a la policía y a especialistas vinculados a los tribunales y a la fiscalía. También se pone énfasis en el incremento de materiales educativos para diferentes sectores de la población.

«Por una mayor equidad entre mujeres y hombres. Potenciando cambios culturales en las relaciones de género», es un proyecto de la FMC que busca fortalecer la prevención de la violencia familiar y de género y cuenta con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

«Si el proyecto logra este objetivo, va a ser muy satisfactorio», comentó Alfonso Farnós, oficial representante del UNFPA en Cuba.

DERECHOS SEXUALES DE LESBIANAS

A juicio de Ada C. Alfonso, subdirectora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), las cubanas tienen garantizados un grupo de derechos sexuales y reproductivos, como el acceso al aborto, a la planificación familiar y otros que le permiten tomar decisiones sobre su propio cuerpo.

El CENESEX, en tanto, trabaja por el reconocimiento social del «derecho de la mujer a elegir otra mujer como pareja», y en el de las lesbianas a la reproducción, una posibilidad que aún no está contemplada dentro de las regulaciones sanitarias para la fecundidad asistida.

En Cuba, ese servicio se ofrece sólo a parejas heterosexuales estables. Esta condición es vista por la comunidad lésbica como una modalidad de violencia, al obligarlas a mantener relaciones sexuales con un hombre como única opción para ser madres.

La campaña cubana de los 16 días de Activismo movilizó este año a instituciones gubernamentales, centros de investigación y estudio, entidades educacionales y asistenciales, medios de comunicación y actores de la sociedad civil, involucrados en diversas iniciativas comunitarias.

MACHISMO

El machismo es uno de los factores que más puede incidir, tanto en la violencia de género como en el vínculo existente con el Sida, opinó Rosaida Ochoa, directora del Centro Nacional de Prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y el VIH/Sida.

Ochoa aseguró que la cultura machista hegemónica se convierte en una barrera para la mujer a la hora de negociar el uso del condón en las relaciones sexuales. Esta situación incrementa la vulnerabilidad femenina y se expresa también en la escasa participación de las seropositivas en acciones de prevención.

Además de trabajar en proyectos para ellas, la especialista insiste en la necesidad de incrementar las investigaciones socioculturales que permitan profundizar en las causas de las brechas aún existentes entre la ciudad y el campo, entre estratos laborales y sociales y entre razas.

«Y trabajar con los hombres. Esta es una lucha que no la ganaremos sólo las mujeres. Siempre he pensado que lo contrario de la violencia no es la no violencia: es la convivencia», aseguró Ochoa.

06/DA/GG

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