Debate legislativo en Gambia contra mutilación genital

Activistas por los derechos de las mujeres en Gambia sostienen que más de 30 años de campaña para sensibilizar a la población contra la mutilación genital femenina deberían bastar para que el gobierno se decida a prohibir esta práctica.
 
La ablación o extirpación de parte o el total de los genitales externos femeninos es aún generalizada en este pequeño país de África occidental con 1.8 millones de habitantes, pero las activistas creen que la campaña contra la mutilación llegó a un punto de inflexión.
 
Gamcotrap, organización civil promotora de los derechos políticos, sociales, sexuales y educativos de las mujeres y niñas en Gambia, redactó junto con otras agrupaciones contra la mutilación genital, un proyecto de ley que fue sometido a un amplio proceso de consultas.
 
En el pasado, varios intentos de legislación contra la ablación no prosperaron. Artículos que prohibían la mutilación fueron retirados de al menos tres proyectos de ley favorables para las mujeres. Pero ahora las activistas están decididas a hacer el último esfuerzo para lograr la aprobación de la iniciativa.
 
“Llegó la hora de la acción definitiva”, afirmó Amie Bensouda, consultora jurídica del proyecto de ley. “No puede haber medias tintas. La ley tiene que ser clara. El proyecto propone la prohibición de la mutilación genital en todas sus formas. Esta discusión no puede continuar para siempre. El gobierno debe hacer lo correcto”, exhortó.
 
“La campaña alcanzó su clímax”, destacó Isatou Touray, directora de Gamcotrap. “Trabajamos mucho. Tengo la esperanza de que se apruebe la ley porque tanto mujeres como hombres la reclaman. Sé que hay bolsones de resistencia, pero eso siempre sucede cuando se trata de derechos de las mujeres”, aseguró.
 
“En 2010 organizamos un taller para la Asamblea Nacional” legislativa, indicó Touray. Los diputados, mediante “una declaración se comprometieron a apoyar todo proyecto de ley que penalizara la mutilación genital”, aseguró.
 
Además, “desde 2007, más de 128 circunscripciones y 900 comunidades han abandonado la práctica. Esta tendencia va a seguir creciendo”, detalló la activista.
 
SE AVIZORAN CAMBIOS
 
Aproximadamente 78 por ciento de las gambianas se someten a la mutilación como un “rito de iniciación”. Sin embargo, tras más de 30 años de la campaña contra esta práctica soplan vientos de cambio que incluso alcanzan a las conservadoras comunidades rurales del país.
 
Los programas de sensibilización llevaron a centenares de personas que realizaban las mutilaciones a declarar públicamente que abandonaban la práctica. Una de ellas fue Babung Sidibeh, guardiana de la tradición en su Janjanbureh natal, la capital de la provincia de la región de Río Central, a 196 kilómetros de Banjul.
 
La anciana mujer asumió su función tras la muerte de sus padres, pero desde entonces “soltó el cuchillo”, como se dice popularmente en este país cuando alguien abandona la práctica de la ablación.
 
Sidibeh tomó su decisión tras recibir capacitación en materia de salud reproductiva y derechos de las mujeres. “En 2011, Gamcotrap me invitó a una capacitación. Me mostraron los daños que les hicimos a nuestras compañeras mujeres. Si hubiera sabido antes lo que sé hoy, nunca hubiera circuncidado a nadie”, subrayó.
 
“Les hemos causado un gran sufrimiento a nuestras mujeres. Si mis abuelos hubieran sabido lo que sé hoy, no hubieran circuncidado a nadie. La ignorancia es el problema”, añadió con un cierto remordimiento.
 
El Ministerio de Salud Pública desempeña ahora una actitud más proactiva en torno al problema, aseguró a IPS/Cimacnoticias la alta funcionaria Camara Touray.
 
“El ministerio instituyó un registro de complicaciones derivadas de la mutilación. También capacitamos al personal de enfermería… Hasta hace poco, cuando se le preguntaba a la mayoría de los trabajadores de la salud sobre las complicaciones que pueden surgir tras la mutilación, decían que no las había”, explicó.
 
“Eso se debe a que no fueron entrenados… A los tres meses de adoptar el registro, cuando visitábamos las distintas zonas veíamos que se habían registrado cientos de complicaciones debido a la mutilación genital”, añadió la funcionaria.
 
PRÁCTICA CULTURAL, NO RELIGIOSA
 
En marzo pasado, Gamcotrap organizó una reunión entre expertos religiosos de la región que trató de desvincular la ablación de la fe islámica, en este país donde 90 por ciento de la población se declara musulmana. Touray dijo que el encuentro fue el paso previo a la introducción de la propuesta de ley en el Parlamento.
 
“Reunimos a eruditos islámicos de Malí, Guinea, Mauritania y Gambia. Tuvimos un debate constructivo y, por abrumadora mayoría, se aceptó que la mutilación no es un mandato islámico, sino una práctica cultural”, explicó.
 
En su declaración final, el encuentro académico “recomendó la adopción de una ley específica” contra la mutilación, añadió.
 
Sin embargo, persiste la resistencia de algunos sectores. Un influyente grupo de académicos musulmanes, con el apoyo de la dirección del Consejo Supremo Islámico de este país, sostiene que la ablación es un mandato religioso.
 
Estos clérigos tienen gran cantidad de seguidores, algo que los políticos respetan, y en los últimos tiempos intensificaron su campaña a favor de la mutilación genital.
 
“Será un grave error si legislan contra ella”, advirtió Ebrima Jarjue, miembro ejecutivo del Consejo Supremo Islámico, entrevistado por IPS/Cimacnoticias.
 
“Nuestra religión dice que sólo realicemos cortes pequeños. Se nos debe permitir practicarla. Si algunas personas lo hacen mal, que las detengan. Que aprendan a hacerlo. Si la circuncisión de las niñas cuando son pequeñas causa problemas, entonces esperemos hasta que crezcan. Es lo que se hacía antes”, manifestó.
 
La Oficina de las Mujeres, el brazo ejecutor del Ministerio de Asuntos de la Mujer, tiene dudas sobre la legislación contra la ablación. “La posición de la Oficina de las Mujeres es que es necesario tener más sensibilización y diálogo para avanzar el tema”, declaró la vocera Neneh Touray.
 
Pero se negó a comentar a IPS/Cimacnoticias si el organismo considera que el proyecto de ley es prematuro.
 
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
 
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