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Derechos de las mujeres ¿qué tanto avanzamos?

Por Leticia Puente Beresford*

Dirán, y con mucha razón, que la crítica y la opinión no pasan de ser tinta que denuncia un hecho. Pero para mí la visibilización de condición social de las mujeres y la lucha por sus derechos va más allá de una simple reflexión, porque además soy una de ellas.

Significa compartir y vivir las experiencias de las luchas de las mujeres, de sus momentos, de sus historias, pero, sobre todo de su valentía y de su, por qué no decirlo, aferramiento a la vida, a la vida plena.

La semana pasada en conferencia de prensa le preguntaron a Barack Obama, el hombre más poderoso del planeta, su opinión con respecto a la mujer baleada en Irán. Su respuesta, más personal que participativa, fue «Me rompió, me destrozó el corazón».

Por eso creo que, de conocer Obama la historia diaria de las mujeres, de todas las mujeres de enfrente en el mundo, se convertiría en el «hombre del corazón destrozado».

Eso mismo me pasa a mí. Pero en nuestro caso, hemos respondido a la violencia ejercida en contra de nosotras demandando ¡Justicia!

Esa demanda de ¡Justicia! para las mujeres del mundo se levanta todos los días, en todo el mundo. Solo que, parece ser, casi nadie quiere voltear la mirada y unirse a esa demanda.

La experiencia de las mujeres que deciden levantarse, ponerse de pie y en pie de lucha en demanda de sus derechos, termina en la mayoría de las ocasiones en eso, en una experiencia más de nuestra lucha.

Ayer fue la iraní. Anteayer la mexicana. Y que no decir de la africana, la estadounidense, la alemana… Las investigaciones académicas y de las organizaciones civiles lo dicen con cifras, con números.

Y, por si fuera poco, todavía hoy, se prefiere que el próximo ser humano nacido sea varón, no niña. Aún en este país se practica la discriminación contra las niñas, se prefiere elegir el sexo masculino. Continúa la creencia, falsa, de que es mejor que nazcan hombres porque son el sustento de los hogares, el sexo fuerte, el preferido.

Hay casos, incluso, en que cuando se sabe que el producto es del sexo femenino se opta por el aborto. Y nadie dice nada, no hay oposición.

Pero lo que sí hay es una oposición a la vida plena, al ejercicio de los derechos de las mujeres. Ejemplo de ello es la violencia contra ellas, la ardua tarea de los conservadores por impedir el derecho a decidir.

Dijo en 1973 el entonces presidente Richard Nixon, en una reacción al caso Roe vs. Wade: «Hay momentos en el que el aborto es necesario. Yo sé eso. Cuanto tienes un negro (una negra) y un blanco (una blanca) o una violación sexual». La revelación fue dada a conocer recientemente por Time, en su espacio Verbatim, y está contenida en audiotapes.

Ha pasado el tiempo desde esa declaración, Nixon murió, pero no así quienes sostienen esa misma idea. Ante ello, las mujeres, en la vida diaria y en las experiencias de lucha histórica, continuamos exigiendo respeto a nuestros derechos.

* Feminista y periodista, corresponsal de Cimacnoticias en Nueva York.

09/LPB/GG

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