La trampa de la moral única. Argumentos para una democracia laica es el título del libro recién editado por la campaña 28 de septiembre, el Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, la campaña Tu boca, fundamental contra los fundamentalismos y la campaña por la Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y de los Derechos Reproductivos.
La publicación se inscribe en el propósito común de esas redes de contribuir a fortalecer la laicidad como elemento fundamental de garantía y profundización de la pluralidad y la democracia en América Latina y el Caribe.
Los cuatro ensayos que integran la obra parten de la premisa de que «el origen de nuestros Estados (…) se ancló sobre los principios de una moral única, la de la Iglesia Católica, moral con pretensiones de verdad y validez universal», y proponen ejes de reflexión y análisis que alimenten el debate necesario para fortalecer órdenes democráticos e incluyentes, afirma el portal Mujereshoy.
La inclusión y la diversidad forman parte de este trabajo no sólo en el plano de la conceptualización teórica, sino en la práctica de su elaboración por parte de destacados/as profesionales e investigadores provenientes de diversas nacionalidades y disciplinas, entre quienes está Line Bareiro, abogada paraguaya, politóloga e integrante de la Articulación Feminista Marcosur.
En el primer ensayo incluido en el libro, El orden tutelar. Para entender el conflicto entre sexualidad y políticas públicas en América Latina, el sociólogo y psicoterapeuta peruano Guillermo Nugent se plantea responder «por qué es tan tenaz la oposición de muchas instituciones públicas a dar un reconocimiento a los derechos sexuales y reproductivos».
Propone como marco de referencia el concepto de tutelaje con el que instituciones tales como las fuerzas armadas y la Iglesia Católica apadrinan a las sociedades con discursos totalitarios e intocables que plantean «como principal forma de dominio la subordinación, antes que la exclusión».
El autor reivindica la necesidad de alcanzar «una cultura pública democrática laica y civil», posible en una sociedad alfabetizada y sin pobreza, con «un marco de garantías institucionales que aseguren la legitimidad de las existencias individuales».
El ensayo ¿Estado laico o estado liberal? Reflexiones sobre las estrategias jurídico-políticas del feminismo en el mundo actual, escrito por Diego Friedmann, joven abogado argentino, fue uno de los ganadores del concurso regional de ensayos sobre el Estado laico realizado por el Comité de América Latina para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM).
Luego de hacer un recuento de las relaciones históricas entre el poder político y las doctrinas religiosas, el autor destaca el nacimiento del modelo de Estado laico «como una respuesta política (…) a un momento histórico caracterizado por los abusos y atropellos a la dignidad humana realizados por el poder político e instituciones sociales bajo la bandera de doctrinas religiosas».
En su argumentación, el autor interpela ciertas debilidades inherentes al laicismo y reivindica un modelo de Estado liberal que, «con la plena vigencia de los valores de inviolabilidad de la persona y autonomía individual (…) asegure un poder político neutral» y «posibilite intervenciones estatales en distintos ámbitos (…) impidiendo que las mujeres sufran las consecuencias de prácticas religiosas o culturales lesivas a su integridad personal o a su libertad de conciencia».
Entre reactivos y disidentes. Desandando las fronteras entre lo religioso y lo secular, ensayo del también premiado Juan Marco Vaggione, doctorado en derecho y ciencias sociales, niega la idea generalizada de que las religiones hayan perdido terreno y afirma que «las instituciones religiosas continúan siendo actores fundamentales en las sociedades contemporáneas», las cuales han sido favorecidas por la globalización y lo trasnacional, y continúan influyendo en «una dimensión identitaria principal».
Parte de esa influencia como fenómeno cultural se evidencia al «reforzar normas que justifican las desigualdades de género e intensifican la discriminación de las minorías sexuales», señala el autor.
«La Iglesia constituye, sin dudas, el mayor obstáculo para la liberalización de género y sexualidad en Latinoamérica», pero la consolidación de Estados laicos no garantiza para el autor la no injerencia de organizaciones religiosas.
Con el concepto de «politización reactiva» el autor describe cómo la Iglesia Católica y las organizaciones religiosas intervienen en el ámbito público estatal jugando con las reglas de la propia laicidad. Asimismo, propone considerar a las instituciones religiosas como actores políticos y plantea el desafío de superar la dicotomía religión-secularización, ya que ambos componentes «se combinan de forma compleja cuando se consideran género y sexualidad».
El cuarto y último ensayo del libro fue elaborado por Patricio Dobrée, licenciado en filosofía, y Line Bareiro, abogada, politóloga e integrante de la Articulación Feminista Marcosur: Estado laico, base del pluralismo.
«En tiempos en que parecía que los derechos humanos pasarían del reconocimiento formal de la posibilidad de su ejercicio por las mujeres y los hombres de todo el mundo, resurgieron fundamentalismos de diverso cuño, imponiendo violentamente sus verdades», reflexionan los autores, para quienes este hecho «ha traído a la escena pública un intenso debate sobre los apoyos y alcances del Estado laico en las sociedades contemporáneas».
Se destacan su «estrecha correspondencia con el desarrollo de una educación laica», entendida como «un espacio de diálogo entre personas diferentes que se reconocen como iguales en cuanto a sus derechos y que, por consiguiente, colaboran decisivamente en el establecimiento de las pautas elementales para la convivencia democrática».
Otro tema del debate es la laicidad del Estado, definida como «el derecho de las personas para decidir autónomamente sobre sus cuerpos y sus vidas, y principalmente, sobre la posibilidad de que las mujeres sean ciudadanas plenas.»
05/YT
