En México cada día se politiza más el debate sobre el aborto, así lo muestran los últimos acontecimientos que se han dado: el caso Paulina, la pretendida revocación del derecho al aborto por violación en Guanajuato, la reforma de la Ley sobre aborto en la ciudad de México, llamada «Ley Robles», o la campaña fundamentalista en Nuevo León.
De ello, investigadoras y luchadoras sociales comentaron el libro «El falso debate sobre el derecho a la vida», una colección de textos compilados, 1998-2000, por la diputada federal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), María Elena Chapa.
Realizada en el edificio G de la Cámara de Diputados, el contenido del estudio describe la fallida iniciativa propuesta por la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional (PAN) de Nuevo León, la cual establecía elevar a rango constitucional el «Derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural».
Por su parte, Marta Lamas, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), dijo que a pesar del gran poder económico, político y simbólico de la Iglesia católica, la iniciativa fracasó, pues sin darse cuenta, los legisladores de filiación panista estimularon la ira de un adversario político muy poderoso: la población.
La antropóloga estableció que en el texto se plantea una variable esperanzadora, «la consistencia ética de una legisladora, que acompañada por sectores liberales de la sociedad neoleonesa, logra frenar un retroceso fundamentalista».
Reiteró que la respuesta de una sociedad indignada y movilizada, es que finalmente hará posible que se colapsen los prejuicios en contra del aborto.
Afirmó que en el falso debate sobre el derecho a la vida, las aspiraciones democráticas y la modernidad desempeñan un papel determinante, pues se ha visto, en otras sociedades, que con las transformaciones culturales surgen diferentes formas de pensar y aparece con fuerza una nueva conciencia.
En tanto, la directora del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, Graciela Hierro, dijo que todo el mundo considera el aborto como el último recurso de una situación extrema, «pero la imposición de un embarazo no deseado es la muestra irrefutable de que las mujeres no somos dueñas de nuestro cuerpo».
Por ello, debe haber sido aprobada la iniciativa de Nuevo León, constituiría un serio daño a las mujeres embarazadas de un producto no deseado y, porque continuaría, reforzaría y pretendería hacer absoluto, como dogma de fe, lo que se ha dado en llamar «el derecho a la vida», concluyó.
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