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El androcentrismo invisibiliza a las mujeres

Por Guadalupe Cruz Jaimes

Para poder analizar, explicar y cambiar las desigualdades latentes entre mujeres y hombres, la teoría feminista ha desarrollado cuatro conceptos fundamentales: androcentrismo, patriarcado, sexismo y género, refiere Nuria Varela, en su manuscrito Feminismo para principiantes.

La escritora de origen español afirma que el mundo se define en masculino y el hombre se atribuye la representación de la humanidad entera.

La palabra androcentrismo proviene del griego andros (hombre) y define la mirada masculina en el centro del Universo, como medida de todas las cosas y representación global de la humanidad, omitiendo la existencia de las mujeres como iguales.

Esta mirada ha provocado a lo largo de la historia la invisibilidad de las mujeres. El concepto de androcentrismo ha deformado la ciencia y tiene graves consecuencias para la vida cotidiana, asegura Nuria Varela.

Realizar un estudio con un enfoque, un análisis o una investigación solamente desde la perspectiva masculina, y luego utilizar los resultados como válidos para todo el mundo, para mujeres y hombres, ha supuesto que ni la historia, la antropología, la medicina o la psicología sean ciencias fiables, ya que tienen lagunas y confusiones, asevera.

La visión androcéntrica del mundo decide y selecciona qué hechos, acontecimientos y personajes son noticia, cuáles son los de primera página y a quién hay que dedicarle tiempo y espacio.
Los medios de comunicación configuran la visión que tiene la sociedad del mundo, perpetúan la visión androcéntrica.

En la medicina la distorsión del androcentrismo y sus consecuencias también está presente. Un ejemplo: es popularmente conocido que los síntomas de un infarto son dolor y presión en el pecho y dolor intenso en el brazo izquierdo. Pero no es tan popular que estos son los síntomas de infarto ¡en un hombre! En las mujeres, los infartos se presentan con dolor abdominal, estomago revuelto y presión en el cuello», indica Varela.

El androcentrismo refiere formas distorsionadas del saber que se imponen desde la cultura dominante, en este caso la masculina. Además, no sólo se distorsiona la realidad sino que también se hace una reducción de ésta, ya que se imponen ideas universales a partir de particulares, teniendo sólo en cuenta el punto de vista masculino.

El androcentrismo penetra también en lo cultural y social, desde donde tiene la capacidad de imponer significaciones morales de la realidad como legítimas, es decir decide cómo mujeres y hombres debemos de comportarnos social y culturalmente (lo «bueno» y lo «malo», lo que se «debe» hacer y lo que no).

Desde los tiempos clásicos, los rasgos del hombre han sido un referente histórico para toda la humanidad, es decir, el hombre era considerado su máximo representante, y como consecuencia la mujer era devaluada.

Esta distorsión y reduccionismo de la cultura y la historia, explican por qué las mujeres han quedado relegadas a un segundo plano por el efecto de la mirada masculina que lo abarca todo.

08/GCJ/GG/CV

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