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El fuego arde en verano, elemento que florece en el corazón

Por Carolina Velásquez

El fuego en la filosofía china simboliza la energía. Elemento de la naturaleza, expansivo y radiante como las flores, que toma de la madera el impulso de moverse y evolucionar. Asociado con el verano como estación del año y el mediodía cuando el sol está en el cenit, es también la expresión más alta del Qi (energía vital) de una persona.

Funciona en cadena con otros elementos alimentando el ciclo creativo interno del ser humano.

«Mientras que el elemento agua es la fuente de nuestro impulso básico, canalizado y dirigido por la madera, el elemento fuego brinda un ‘sentido firme’ de lo ideal: una manera de reconocer aquello que realmente nos llena. Sin esto, podemos tener energía y objetivos, pero nos hará falta el conocimiento de nosotros mismos para tener éxito en encontrar la felicidad» (Gabriel Mojay, Aromaterapia para sanar el espíritu, 1999).

En nuestro «yo soy corporal» el corazón es el órgano asociado con este elemento, el ministro del monarca –como lo define el Libro Clásico del Emperador Amarillo– que sobresale a través de la perspicacia y el entendimiento. Su papel es gobernar, hacer circular la sangre y ser la residencia de la mente (shen), es decir de nuestra atención consciente.

Símbolo del amor, a través del corazón experimentamos el afecto, el calor y la ternura. Es el centro de la sensibilidad y el sentimiento. Abierto (en apertura) nos permitirá relacionarnos con el mundo recibiendo y dando afecto a los/as demás. Cerrado almacenará odio, prisa y arrogancia.

Cuando el fuego entra en desequilibrio su calor puede revertirse en la persona.

El entusiasmo y la espontaneidad del corazón en armonía se transforma en un sentimiento de inquietud y agitación (prisa). Estamos ya bajo estrés, con un exceso de energía yang (caliente). Al arder fuera de control, el fuego hace que nuestra sensibilidad se incremente y nos sobreexcitemos de inmediato. ¿Las consecuencias en nuestro «yo soy corporal»? Agotamiento nervioso e insomnio (Mojay, 1999).

Si el corazón tiene baja energía yang la persona tendrá falta de entusiasmo, pocas ganas de vivir, apatía y desaliento.

Y tú, ¿quién eres desde la energía del elemento fuego?, ¿cómo anda tu «yo soy corporal» del corazón?, ¿vives en la prisa, el desaliento, el afecto o la ternura?

05/CV/GM

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