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El Senado español tendrá menos de un tercio de mujeres

Por Maria Cobos

Aunque el Senado gana ocho mujeres en esta nueva legislatura con respecto a la anterior, serán menos de un tercio en la Cámara legislativa pese a la aprobación de la Ley de igualdad. En concreto, 67 mujeres han sido elegidas como representantes por la ciudadanía española.

De los 264 escaños del Senado, el 32 por ciento son mujeres; en el Congreso de los Diputados, entre los 350 representantes, hay un 36 por ciento de representación femenina. Porcentajes que hacen pensar que pese a la Ley de igualdad no se ha alcanzado la paridad plena.

De las 67 senadoras elegidas, 32 corresponden al Partido Popular, que también ha sido el partido más votado en la Cámara Alta, el Partido Socialista aporta 28 mujeres, la coalición valenciana Entesa, integrada por el Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC), Esquerra Independentista (ERC), Iniciativa por Cataluña Verdes (ICV), EUA, 4 políticas, 2 Convergència i Unió (CiU) y una el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

A esa cifra habría que sumar previsiblemente otras cuatro senadoras de designación autonómica, aunque la cifra podría crecer porque aún no se conocen los 9 senadores y senadoras que designará Andalucía, los 4 escaños que corresponden a cada una de las Comunidades Autónomas de Madrid, Cataluña, Canarias y Baleares.

En las elecciones de 2004, las mujeres consiguieron 54 escaños, 25 de ellos el PP, 23 el PSOE, 3 el grupo Entesa, 2 el PNV y uno por parte de CiU.

La Ley de Igualdad obliga a los partidos a que, en cada tramo de cinco puestos de sus candidaturas, ninguno de los dos sexos supere el 60 por ciento o esté por debajo del 40 por ciento, pero no garantizaba que ninguno de los dos géneros copara los puestos de salida; de ahí que esa equidad no se vea reflejada en la distribución de los escaños de las Cortes españolas.

La secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo, asegura que, como muestra la distribución de asientos en el Senado, la Ley de Igualdad «necesita más recorrido y tendremos que desarrollar mecanismos concretos para que esto no suceda».

HISTORIA DE INEQUIDAD

El Senado ha tenido mayor desequilibro de representatividad de género en sus órganos que el Congreso de los Diputados en la legislatura pasada

La representación de las mujeres en el Parlamento español, desde las primeras elecciones democráticas, allá por el 15 de junio de 1977, hasta la actualidad ha ido creciendo paulatinamente de un 6 por ciento, en la época de la transición, a llegar a la actual legislatura con un 36.2 por ciento de mujeres en el Congreso (127 diputadas por 223 diputados) y un 23.5 por ciento en el Senado (61 senadora por 198 senadores).

El sistema de cuotas ha servido y sirve, aunque no de forma decisiva como vemos, para corregir la discriminación de la mujer en las listas electorales y reducir la brecha existente entre hombres y mujeres en cuanto al acceso a las esferas del poder político.

Siguen existiendo desequilibrios de género en los órganos del parlamento español y la proporción de representatividad entre hombres y mujeres es desigual y de manera más acentuada en la Cámara Baja.

Esta realidad, reflejada en el acceso de la mujer en el Parlamento español puede venir motivada con que los partidos políticos, para respetar o ser políticamente correctos con el sistema de cuotas y la democracia paritaria, a menudo colocan a sus candidatas al final de las listas y en los lugares de suplencia donde las opciones de ser elegidas son nulas o escasas, y así, se cumple con el requisito sobre la presencia mínima de las mujeres en las listas electorales pero éstas no tienen opciones reales de ocupar un escaño parlamentario.

La posibilidad de incluir a mujeres políticas en posiciones potencialmente elegibles dotaría de un mayor equilibrio la representatividad femenina en el Parlamento.

En la pasada composición del Congreso de los Diputados, de 32 Comisiones entre las legislativas, no legislativas y mixtas sólo 8 mujeres son presidentas. En el Senado de 37 Comisiones, sólo lo son 6.

Es anecdótica la composición de las Comisiones en las que las mujeres son mayoría y en las que su representatividad es más simbólica que práctica. Así tenemos que la presencia femenina es mayoritaria en las llamadas Comisiones asistenciales: Trabajo y Asuntos Sociales, Sanidad y Consumo, Políticas integrales de discapacidad, Derechos de la Mujer y Estudio sobre el problema de las drogas.

Por otra parte, su presencia es minoritaria y evidente en las Comisiones que tradicionalmente se han considerado masculinas: Defensa, Presupuestos, Industria, Tribunal de Cuentas, Agricultura, Pesca y Alimentación.

El órgano parlamentario más discriminatorio con la representatividad de la mujer o los que reproducen la exclusión femenina de las responsabilidades políticas es el Senado. Motivado, quizá, por la cultura política dominante que podría incidir en esa ausencia de la mujer manifiesta en la composición de sus órganos políticos.

Así en la Mesa y la Junta de Portavoces del Senado no aparece ninguna mujer. Y en la Diputación Permanente, el órgano rector cuando no está reunido el Pleno de la Cámara, la proporción es de 6 mujeres por 32 hombres.

INEQUIDAD MUNDIAL

Constatamos que los estudios realizados en otros países revelan que se reproduce igualmente una asimetría de género en la política mundial, según datos de la Unión Interparlamentaria. Los países nórdicos son líderes en reflejar una representación equilibrada entre hombres y mujeres; mientras que los países árabes y del área del Pacífico siguen siendo los más discriminatorios con la presencia de la mujer en la vida política.

Aunque la evolución e incremento de la presencia de la mujer en la vida política es importante, es minoritaria en cuanto a liderar los órganos de decisión; es como decir «está pero no está», y está porque el sistema de cuotas ha permitido su acceso pero no basta para que la incorporación de la mujer se mantenga y ocupe puestos de relevancia en los núcleos donde se toman las decisiones políticas que puedan afectarla.

La nueva Ley de Igualdad efectiva de mujeres y hombres, en su Artículo 16, declara que «los Poderes Públicos procurarán atender al principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en los nombramientos y designaciones de los cargos de responsabilidad». Esperemos que también sea aplicable a los órganos parlamentarios.

Pero estas dificultades de representatividad femenina no pueden resolverse sólo con leyes, se necesitan cambios en la cultura política, en las organizaciones políticas y en los hábitos políticos. Cambios que el Parlamento como órgano de representación de las y los ciudadanos puede asumir.

08/MC/CV/GG

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