La democratización de las instituciones internacionales de financiamiento estuvo en el centro del debate en el último día de trabajos del Foro Global que realizan organizaciones no gubernamentales, previo a la Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de la ONU.
Delegados del Foro Global: Financiación para el Desarrollo Sustentable y con Equidad, urgieron a un cambio en el modelo económico global vigente, a efecto de asegurar el financiamiento al desarrollo a largo plazo.
Los organismos creados para financiar el desarrollo sustentable a partir de la Cumbre de la Tierra en 1992, carecen hasta ahora de los recursos suficientes y no cumplen las metas que se trazaron los propios gobiernos, coincidieron los panelistas en la mesa de reflexión sobre las perspectivas financieras rumbo a la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sustentable en Johannesburgo.
El mexicano José Luis Samaniego expuso la necesidad de replantear el paradigma mundial de desarrollo. «Hay una globalización sólo parcial, de manera que necesitamos una domesticada que establezca metas globales integrales», dijo refiriéndose a la urgencia de un discurso «coherente y contundente» de parte de la sociedad civil.
«El crédito externo se convirtió en una limitante al desarrollo, fue canalizado en proyectos pilotos y de corto plazo, ya que los programas de ajuste estructural de la década de los noventa inhibieron los grandes proyectos de desarrollo», afirmó Samaniego.
Explicó que la progresiva «bilateralización» de los acuerdos de cooperación para el desarrollo dejó fuera de la definición de políticas globales a los canales multilaterales, haciendo que las decisiones importantes se tomen en consejos de administración, como el Fondo para el Medio Ambiente Global (GEF, por sus siglas en inglés), parte del Banco Mundial.
Asimismo, afirmó que la escasez de los recursos para la sustentabilidad del desarrolló implicó que las agencias internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) o la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) disputen esos fondos, lo que causó «dispersión en la agenda ambiental y menos efectividad».
Peter Mucke, de la organización europea Terre des Hommes, afirmó que existe una brecha creciente entre norte y sur que exigen la instauración de impuestos internacionales que puedan controlar los flujos de capital.
Los bienes ambientales globales «fueron borrados» del Consenso de Monterrey, sin embargo, es preciso seguir presionando por que se cumpla el 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para ayuda internacional, que los gobiernos acordaron en 1992. «Esperamos que en Johannesburgo vayamos mucho más allá que en Monterrey», sentenció.
Una de las más duras críticas fue hecha por Wahu Kaara, de Kenia. Recordó que no puede haber desarrollo sustentable con pobreza, En tanto, activistas locales acusaron a Kofi Annan de «bolearle los zapatos a George Bush».
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