Inicio Elba Esther Gordillo, afín a la política vertical y machista

Elba Esther Gordillo, afín a la política vertical y machista

Esta tarde, en la Ciudad de México, se presenta el libro «Doña Perpetua. El poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo», de la autoría de dos periodistas mexicanos: Arturo Cano y Alberto Aguirre, quienes han seguido de cerca los pasos de la ahora presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el gremio sindical más numeroso de nuestro país.

En entrevista con Cimacnoticias, Arturo Cano, ex maestro de educación primaria, la define como un «animal político voraz». Una forma de actuar, dice, que responde a la forma clásica de hacer política a la mexicana: una estructura vertical, machista y de control de las bases de maestras y maestros encargados de la educación básica en México.

— ¿El SNTE es un sindicato mayoritariamente de mujeres?

— No sé cómo está ahorita la estadística, pero sí ha aumentado mucho el número de hombres, habría que revisar la estadística, aunque siguen habiendo sectores donde hay más mujeres como en preescolar, obviamente. Pero digamos que con respecto a otros gremios tiene una presencia femenina mucho muy importante.

«En los grupos en que yo llegué a participar, siempre había igual número de mujeres o a veces más mujeres que hombres, presencia y participación cotidiana de las mujeres. La sección 9, que cambiará pronto de dirigentes, tuvo una secretaría general por primera vez con Blanca Luna, quien después se entregó en brazos de Elba Esther, y ahora es diputada del Partido Nueva Alianza. Quizá la presencia de las mujeres en los comités no se refleja, porque los que más participan en el activismo sindical y en las asambleas sindicales son hombres».

— ¿En el magisterio las mujeres tienen mayores posibilidades de participación sin ser discriminadas?

— Yo creo que tienen las limitaciones propias del modelo de participación que se hace en cualquier sindicato o partido, asambleas fuera de horarios, hay sectores todavía muy machines que consideran: ‘No, no mandemos a la compañera porque ahí se la va a bailar fulano’. La misma Elba Esther explica que en algún momento de su vida política, muy primitiva, no la querían por ser mujer, pero no la querían porque no confiaban en ella políticamente.

— ¿Hay una estructura que las limita para que participen?

— Sí, cuando hablamos ya de la participación en los órganos formales del sindicato. Pero cuando nos referimos a los grupos disidentes hay una participación más igualitaria, más pareja y ya depende de los tiempos de cada quien. Otra situación es la llegada a las estructuras formales del sindicato, donde hay mayores dificultades, porque por un lado están todas estas limitaciones que impone el modelito de reuniones, lealtades y asistencias, y de horarios. Y por otro lado hay algunas secciones del Sindicato, no sé si la mayoría, pero sí en muchas prevalece un trato absolutamente machista que pone a las mujeres a concursar por sus plazas sindicales no por sus habilidades profesionales como maestras, sino por su apariencia.

«Es famosa en el SNTE la mesa de un salón que le llaman de secretarios generales, es una mesa muy larga, gruesa, enorme, que al parecer montaron ahí mismo porque no hay puerta por donde pueda salir esa gran mesa. La leyenda en el sindicato cuenta que esa mesa fue mandada a hacer así por Carlos Jonguitud, líder anterior a Elba Esther, porque ahí hacía desfilar en pasarela a las mujeres que querían una plaza en el sindicato. La mesa sigue ahí».

— ¿Con Elba Esther la estructura machista del sindicato no ha cambiado?

–Los testimonios de muchos de los secretarios generales, miembros del Comité Nacional lo que indican es que Elba Esther sabe utilizar muy bien su condición de mujer sólo cuando le conviene. Ella solía hacer reuniones en los veranos y cenas a fin de año. Las del verano eran interesantes, porque se llevaba a todos los secretarios generales, la mayoría hombres, a hoteles de destinos turísticos, donde les organizaba conferencias, pláticas sobre el sindicalismo con sus amigos intelectuales, asesores. A esas reuniones los dirigentes sindicales tenían que ir acompañados por sus esposas y tanto en esas reuniones como en la cena de fin de año, a la que también tenían que llevar a sus esposas, la maestra Gordillo se desvivía en atenciones y regalos a las mujeres.

«Este mecanismo lo puedes ver como que, sí, la maestra considera a las mujeres, pero también se puede ver desde otra perspectiva, a las mujeres las quiere sólo en tanto esposas de los secretarios generales que ella controla, manipula, ordena, y las quiere como aliadas. No las considera como dirigentes o pares de ella. Sólo recuerdo dos casos de dirigentes sindicales, son las excepciones: Sonia Rincón Chanona, secretaría general del Partido Nueva Alianza (Panal) actualmente, y San Juana Cerda, del Colegiado de Finanzas del SNTE».

— ¿Doña perpetua es Elba Esther Gordillo o perpetuo el sistema que la sostiene?

— El asunto del nombre es muy sencillo: hay un libro que se llama «La maestra» y otro que se llama «Los socios de Elba Esther», tenía que ser un título diferente y que también retratara al personaje. Este es un libro de reporteros de a pie, tomamos ese mote de la calle, de los gritos de los maestros, de las mantas en sus manifestaciones. Es al mismo tiempo un homenaje al caricaturista político Rius por su personaje Don Perpetuo y una respuesta de la disidencia magisterial a la decisión de Elba Esther Gordillo de hacerse elegir presidenta vitalicia del SNTE.

«Elba Esther es como cualquier otro líder sindical en México ¿Cuál fue la clave del poder de Fidel Velázquez? Era el único puente posible entre el poder presidencial y las grandes masas de trabajadores, abajito de él había una capa de dirigentes de sindicatos nacionales de industria y de dirigentes de federaciones estatales: el de arriba vende que es el único que tiene la capacidad de controlar esa estructura que pasa por esos dirigentes y a la gran masa de trabajadores de abajo, y hacia abajo vende que él es el único que tiene las llaves del paraíso, las llaves del Olimpo, las llaves del poder presidencial. Los personajes que ella va haciendo a un lado, en su equipo y entorno cercano, son los que cuestionan esa clave que ella tiene: la relación con el poder presidencial, sea Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, los cuatro presidentes que han pasado por su vida».

— ¿Una forma de operar tradicional en el sindicalismo y en el sistema de poder mexicano?

— Es un personaje típico del corporativismo sindical, excepto en lo que intentó hacer –más como mascarada que como realidad– a partir de que llega al poder en 1989. Durante los primeros años de su gestión ella vende que va a participar de la modernización del sistema educativo y del sindicalismo.

«A partir de 1992, año en que aprueban estatutos supuestamente muy modernos en el Sindicato –los que elabora el equipo de Manuel Camacho y que le envía a ella–, ya instalada o reinstalada en el poder, lo que hace es un lento camino hacia la restauración que se concreta en 1998, cuando impone a su segundo sucesor, Tomás Vázquez Vigil, en contra del poder de Ernesto Zedillo. En ese momento se erige, en la práctica, como la cacique del magisterio con una duración más larga que su antecesor, mentor y amante, Carlos Jonguitud Barrios».

— En este sentido, ¿el libro es una crónica del poder en México?

— Si les gusta la expresión, sí. Pero yo digo que es un libro que cuenta un personaje en su contexto. Elba Esther es una mujer que ha atravesado casi 20 años de la vida política nacional como un personaje importante, de primera línea, ya sea en las decisiones de su partido, ya sea en las jornadas electorales, en la reforma nunca realizada siempre prometida al sistema educativo.

«El personaje no se explica sin sus circunstancias, sin las condiciones laborales de los maestros, sin la escasa o nula formación política y profesional del profesorado, que permite la existencia de un liderazgo como el de ella. Tampoco se explica sin, por un lado, la necesidad que tienen de ella Carlos Salinas en su afán de legitimación, el desprecio con el que Zedillo la tolera y luego la necesidad que vuelven a tener de ella Vicente Fox o la pareja presidencial, para ser más exactos, y ahora Felipe Calderón, quien incluso le debe votos o le debe una operación electoral que está pagando con creces».

— ¿Ves en este liderazgo algún rasgo distinto, con todo este contexto, por el hecho de que sea mujer?

— Ninguno, no lo digo yo, lo dice Sabina Berman, por ejemplo, que la entrevistó para la serie libro Mujeres y Poder, donde afirma que Elba Esther es una política que actúa, que se conduce, como lo haría cualquier hombre. Alguna vez, durante la preparación de este libro, se nos cuestionó a los autores diciendo que necesitábamos incorporar al equipo de trabajo a una mujer, porque nosotros con nuestra mirada masculina no entendíamos y nunca íbamos a entender a Elba Esther.

«Yo, entre otras cosas, contesté que a quien le debería sugerir tener una mirada femenina era a la propia Elba Esther, que desde que llegó al poder, en 1989, ha visto pasar no menos de 5 ó 6 comités ejecutivos nacionales del Sindicato, ella los ha formado, ha aprobado las listas, comités que suelen tener 75 integrantes, nunca en el tiempo que Elba Esther lleva en el poder, 19 años, ha habido más de 6 mujeres en esos comités. ¡Claro!, hay mujeres importantes en el entorno de Elba Esther: sus hijas y su mamá… y su yerno.

«No veo nada diferente a no ser el discurso de Elba Esther, es decir, cuando ella lo requiere usualmente, cuando enfrenta alguna crisis política, como lo que le sucedió con Madrazo o la sustitución en la Cámara de Diputados, ella apela a este discurso, yo no diría feminista, diría mujeril de: ‘Yo llegué porque era la única mujer y estaba ahí; sí, ha sido muy difícil enfrentar a los hombres’.

«Con esto, yo no niego, no quiero negar las dificultades que las mujeres que incursionan en política tienen por el hecho de ser mujeres, lo que quiero subrayar es que Elba Esther actúa como cualquier otro hombre o quizá peor».

— ¿A que te refieres cuándo hablas de una mirada femenina?

— A que Elba Esther tuviera 30 integrantes mujeres en el Comité Ejecutivo Nacional y que realmente promoviera una participación cada vez mayor de las mujeres en todos los ámbitos y decisiones sindicales. Por ejemplo, no haciendo reuniones como ella suele hacerlas, porque eso no ha cambiado para nada en sus tiempos, encerronas eternas de horas y horas, que anulan a las mujeres como posibles participantes en la vida sindical regular, cuando tienen familia y cosas que atender y no pueden quedarse.

«Yo creo que ella es un ente político dominado por un hambre infinita de poder y de riqueza, en ese sentido es un animal político voraz».

–¿Muy masculino?

— No sé, masculino o femenino, es un ente político voraz y que resume en su historia o trayectoria algunas de las peores prácticas no sólo del sindicalismo sino de la política mexicana. Yo no sé por qué no lo sería. Si algo ha tenido Elba Esther es la capacidad, yo diría que sobretodo por dinero, pero también por ganas de dejarse seducir, con ciertas capas sociales y de intelectuales: su pertenencia a Grupo San Ángel, sus relaciones con círculos de escritores, de intelectuales y con grupos de mujeres influyentes.

«Todos estos sectores están muy bien informados y saben exactamente qué tipo de sindicalismo práctica Elba Esther, saben exactamente que no es con liderazgos como el de ella que el país va a lograr la transición democrática, real y efectiva, aún así se han dejado seducir y ‘apapachar’ largamente algunos de ellos por un personaje como Elba Esther.

«El dinero une lo que la sangre separa, como dijo Irma Salinas Rocha, eso explica una parte, no todo. Los personajes del mundo cultural, o buena parte de ellos, que se acercaron a ella, lo hicieron porque hicieron muy buenos negocios editoriales con Elba Esther, ahí están mencionados en el libro, como Jorge Castañeda».

— ¿Qué le interesó a la editorial para publicar este libro?

— Ellos se acercaron a mí porque sabían que estaba trabajando el tema. Yo soy maestro de primaria de origen, conozco a Elba Esther desde hace muchos años, la trate también como periodista cuando cubría la fuente educativa, la fuente política más tarde. Y presumía de ser uno de los reporteros mexicanos que más conocía o que mejor la conocía. Cuando empecé las indagaciones me di cuenta que me faltaba mucho por conocer de este personaje, es una reconstrucción panorámica que sí aporta algunos elementos que no habían sido publicados, que sólo estaban enunciados o algunos desconocidos como pasajes de su vida política o personal, pero que tienen repercusión política, pública.

«¿Por qué otro libro sobre Elba Esther? Uno, porque va a cumplir 20 años como la dirigente del sindicato nacional más importante del país. Dos, porque su actuación política ha sido fundamental en algunos de los hechos de la vida nacional más importantes de los últimos años, para citar algunos: las fallidas reformas de Vicente Fox en 2003 y la elección presidencial del 2006. Y, por último, porque es un personaje cuya influencia, cuyo poder están «vivitos y coleando» como lo prueba la alianza nacional por la educación, recientemente firmada entre el gobierno federal y la SEP, y el anuncio de este nuevo frente sindical que hará con Carlos Romero Deschamps, Juan Millán, probablemente el Sindicato del Seguro Social, que sería un revitalización del corporativismo mexicano, ahora con una CTM azul, con dos millones de trabajadores».

— Con esta estructura sindical, ¿qué le espera a las maestras y los maestros?

— Yo creo que continuarán las precarias condiciones salariales, que se va a profundizar la falta de profesionalización y que se van a agudizar las diferencias entre niveles educativos y entre regiones y estados del país, como efectos de la federalización o de la descentralización de la educación, pues se ha creado para trabajadores que hacen el mismo trabajo con salarios muy dispares. Por ejemplo, hay entidades en donde las y los profesores tienen 90 días de aguinaldo, en otras tienen 40, 60. Otros tienen mayores prestaciones, incluso, los gobiernos estatales aportan más recursos.

«Todo apunta a que estas condiciones van a persistir con esta alianza nacional para la educación, que más bien parece tender a ser un modelo en el que el sindicato sea juez y parte en la evaluación y desempeño de las y los profesores y donde sea un modelo establecido, arreglado por la propia Elba Esther, el que determine las calidades de los profesores».

— Ante esta situación ¿qué pasa con el movimiento social del magisterio?

— Hay regiones y estados del país donde la disidencia se ha consolidado de una manera importante y donde es difícil que el grupo de Elba Esther retome el poder. Pero en términos generales ella ha mantenido y acrecentado su poder en el Sindicato, en general. En algunos casos incluso ha dejando pudrirse las cosas, como en la sección 9, la actual dirección lleva 10 años, lo que representa un desgaste, desprestigio y la anulación por la vía de los hechos.

— ¿Cuáles son las secciones donde es difícil que entre Elba Esther?

— En la 22 (Oaxaca), nada más, en el resto de los casos está dividido, Michoacán, la 9 del DF y en las otras Elba Esther ha retomado el control. Donde ve riesgo de que le ganen, simplemente con el poder vertical que le dan los estatutos, que ella ha reformado como ha querido, anula los congresos y establece comisiones ejecutivas, es decir, el mando queda en manos de enviados del comité nacional.

— ¿Le ves vida a Elba Esther y a esta manera de hacer política sindical?

–Ya lo dijo ella, mejor que nadie: ‘Me voy a ir, pero no cuando ustedes quieran’.

«Doña Perpetua. El poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo» será presentado hoy por Germán Dehesa, Gilberto Guevara Niebla, Magdalena Gómez y Alba Díaz, bajo la moderación de Jesús Martín del Campo, a las 18:00 horas en la Casa Lamm, Álvaro Obregón 99, colonia Roma.

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