La mesa está puesta para que las próximas diputadas federales, que desde ahora como candidatas manifiestan su compromiso con los derechos de las mujeres, puedan aliarse más allá de bancadas partidistas y en aras de promover reformas legales en beneficio de las mexicanas.
La aspirante por el opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), Marcela Lagarde, propuso la semana pasada la creación en la próxima legislatura de una red de parlamentarias feministas de diversos institutos políticos, con el fin de impulsar juntas la llamada agenda de género.
La convocatoria encontró eco en la también candidata feminista por el partido México Posible, Elsa Conde, quien pidió «pactemos entre nosotras».
La propuesta de Marcela Lagarde, que si bien podría parecer obvia, no lo es tanto si se toma en cuenta que las legisladoras han mostrado falta de «complicidad» en su quehacer parlamentario, al contrario de sus homólogos varones, quienes tienden a pactar para sacar adelante iniciativas o reformas de ley.
La diputada del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), Concepción González Molina, ha advertido que en México hace falta una estructura de apoyo entre las legisladoras que les facilite «ocupar mas puestos de poder y sacar adelante proyectos legislativos».
La presidenta de la comisión de Equidad y Género en la Cámara baja señaló que las mujeres políticas prefieren trabajar de manera individual, mientras que los políticos varones se organizan y «se vuelven cómplices» para alcanzar sus objetivos.
A pesar del señalamiento de la priista, las diputadas de anteriores legislaturas –aunque con dificultad– han defendido de manera conjunta y por encima de intereses partidistas iniciativas legales a favor de las mexicanas.
Tales fueron los casos de las aprobadas ley federal para prevenir y sancionar la violencia intrafamiliar, y la recién estrenada ley de cuotas, que garantiza al menos 30 por ciento de candidaturas titulares para las mujeres.
De lograrse en la próxima Cámara baja una sólida alianza entre diputadas feministas de distintos partidos, sería viable la aprobación de reformas que en la actual legislatura quedaron congeladas.
La red de parlamentarias feministas, aunque minoría, podría impulsar el debate y la aprobación de medidas en relación al aborto legal o incluso acerca de su total despenalización, por ejemplo.
Otras reformas que están pendientes se refieren a estipulaciones del Código Civil federal para sancionar la violación en el matrimonio y cambios a la ley de planeación para garantizar la equidad de género en el diseño y ejercicio del presupuesto.
A la propuesta de Marcela Lagarde para crear una alianza de diputadas comprometidas con las demandas de las mujeres, se suma además el proyecto del Senado de la República por impulsar la firma de un pacto político entre las candidatas de todos los partidos, para que de llegar a San Lázaro defiendan la agenda de género.
Tal iniciativa forma parte de los proyectos de la comisión especial para conmemorar el 50 aniversario del voto femenino, encabezada por la senadora del PRI Lucero Saldaña.
El objetivo de ese pacto político, explicó la legisladora, es reforzar la representatividad de las mujeres en la próxima Cámara de Diputados que emanará de los comicios del 6 de julio.
2003/RM/MEL
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