La Presidencia cerró otra vez sus puertas, las protegió con vallas metálicas y granaderos, pero no logró impedir que los reclamos de justicia para las mujeres asesinadas y sus familias retumbaran frente a Los Pinos, con mantas, pancartas, consignas ingeniosas y hasta con música norteña y representaciones.
Tras las puertas amuralladas, Fox celebraba el fallo de la Corte que da carpetazo al Fobaproa y se reunía con su gabinete, mientras afuera estallaba la indignación de familiares de las víctimas y organizaciones civiles, que una y otra vez coreaban: «Fox, inepto, mejor deja ese puesto» y «los asesinos están en Los Pinos».
Con mantas y pancartas que exigían «justicia para nuestra hijas» y «alto al feminicidio», fueron reuniéndose desde las 10:30 para llegar a la cita. Madres, hermanos, tíos, representantes de grupos de la sociedad civil, reunidos en torno a una sola demanda: «ni una mujer asesinada más» y, con una misma convicción: «todas son nuestras hijas», «todas son nuestras muertas».
Impasibles, los granaderos miraban al contingente, con los escudos preparados para cerrar el paso al primer atrevido que osara pasar la línea; nerviosos, los guardias presidenciales reportaban por radio cada movimiento, cada consigna, cada manta colgada en el puente del Periférico, o en la valla que separa los dos carriles de la avenida Parque Lira.
Replegados, pero no vencidos, los manifestantes se adueñaron de la calle, la convirtieron en escenario para representar un fragmento de «Rumor de viento», la obra de Norma Barroso que narra el calvario de las víctimas y de sus familias.
«Un día ya no van a caber las muertas, la tierra ya no aguanta más», clamaba con angustia Elia Castro metida en su personaje de madre de una de las mujeres asesinadas, de la madre de todas ellas, mientras a los manifestantes, convertidos en público, se les hacía un nudo en la garganta.
La representación viva de la tragedia cedió el turno a la lectura del pronunciamiento, seguida de testimonios, de llamados a organizarse, de reclamos contra la impunidad y la inacción del gobierno.
Luego, la banda grupera de Las Recodas puso el toque de humor negro con dos canciones: Las Reinas Chulas, una mofa de Fox que provocó incluso la risa de los granaderos, y «Hecho en México», sobre los asesinatos de mujeres:
«Bendito este país que respeta el derecho de toda mujer a mal morir. Que nos violenten, que nos mutilen, que nos degüellen, que nos ultrajen, que nos maquilen, que nos empaquen, que nos exporten, que no pregunten, que no investiguen, que no castiguen, que nos olviden, que al fin y al cabo, así se hace en mi país», decía el estribillo, amplificado por el equipo de sonido.
Ante la negativa de Presidencia de recibir al menos a una comisión de los manifestantes para entregar el pronunciamiento, la intervención de Las Reinas Chulas cerró el acto de protesta, pero no la búsqueda de justicia, que se redoblará a partir de este viernes con una campaña de firmas que se extenderá hasta el 25 de noviembre.
05/LG/GM