De pronto, cuando todo parecía que se iba a ir al traste, en el país la situación cambió por completo. El despido de Macedo de la Concha de la Procuraduría General de la República y el discurso del presidente Fox son, por fin, la enmienda que las y los mexicanos y la opinión internacional estábamos esperando.
No sabemos bien a bien las razones por las cuales la situación de intolerancia cambió después de la marcha del silencio, lo cierto es que esperamos que esto sea en serio y de una vez por todas.
El país necesita un respiro, el oxigeno de la inversión extranjera y la confianza del mercado interno.
Los errores garrafales pasarán la factura al gobierno de Fox y al PAN, pero en este absurdo juego legaloide y politiquero el gran perdedor es, indudablemente, el PRI de Roberto Madrazo, y señalo precisamente a su dirigente, porque muchas voces capacitadas de priistas se opusieron a la línea del desafuero en contra del Jefe de Gobierno.
Línea que Madrazo negó frente a las cámaras de Adela Micha que daría a sus correligionarios de partido y, como en otras muchas ocasiones, violó su palabra, por tanto no debe asombrarle que la gente le llame mentiroso.
Tampoco sorprende el regaño que le dirigió al presidente Fox por los motivos de su marcha atrás, cuando antes iba por el aplauso en contra del desacato a la ley. Es muy propio de Madrazo el resentimiento y la falta de visión de Estado, lo que sí ve es su candidatura tambaleante y la enorme posibilidad de que Andrés Manuel sea el próximo presidente de México.
Coincido con Adolfo Aguilar Zinder en cuanto a cerrar filas entorno al nuevo rumbo que han de tomar las cosas a partir de la salida política que ha dado Fox al asunto del desafuero y el desacato de AMLO.
Todo el aparato del gobierno y los distintos poderes de La Unión deben privilegiar el derecho de cualquiera a contender en las próximas elecciones, decisión que de haberse tomado desde el principio les hubiera evitado el engrandecimiento del Peje y el desgaste de la imagen con los reclamos encendidos de todo el mundo.
Con esto se confirma que el gobierno de Fox no cuanta con estrategas eficientes o que el propio presidente se deja manipular por intereses y la ambición de sus cercanos.
Hay quien piensa que hizo bien en no hacer el anuncio antes de la Marcha, pues así pudo observar la respuesta de la gente, pero otros piensan que eso le dio un plus importantísimo al tabasqueño.
Ahora las distintas plumas y medios de comunicación le pedirán que renuncie a la jefatura de Distrito Federal para que se dedique de lleno a su campaña y esa misma letanía será una distracción de los temas torales de gobierno, como lo es la de Santiago Creel en el mismo sentido.
Al gobierno de la capital y al de Fox les quedan muy pocas oportunidades de enmendar sus errores, de limpiar sus casas, de corregir el rumbo torcido por los enconos y las descalificaciones personales. Sin embargo, se ha tendido un puente que nos lleve a confirmarnos en nuestra aspiración democrática.
La democracia es la única capaz de exigir cuentas y en las urnas donde se aplican los mayores castigos.
2005/MG/SJ
