Durante la guerra en Bosnia Herzegovina entre 70 mil y 300 mil mujeres fueron violadas tanto por soldados serbios como por sus compañeros en los campos de refugiados, reiteran organizaciones internacionales de mujeres al iniciar el juicio contra el ex presidente Slobodan Milosevic.
Este martes inició en La Haya, Holanda, el primer proceso legal que se sigue contra un ex mandatario por cargos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
En medio de una fuerte expectación, Carla del Ponte, jefa de la fiscalía, dijo en su alegato inicial que «algunos de los incidentes revelan un salvajismo casi medieval y una crueldad calculada que trascendió por mucho los límites de la guerra legítima», ante un Milosevic que decidió defenderse él mismo, en una estrategia de desacreditación al Tribunal.
La brutalidad contra la población civil, especialmente mujeres y niños, se repitió durante las sucesivas guerras en la ex Yugoslavia y es una característica de los conflictos actuales alrededor del mundo, donde sembrar miedo es una estrategia de guerra que tiene como blanco deliberado los derechos de la población femenina e infantil, según la ONU.
El antecedente previo más importante ocurrió el 22 de febrero del año pasado cuando condenaron a tres soldados por violación, tortura y esclavitud sexual contra mujeres bosnias. Por primer vez se dio un reconocimiento jurídico del abuso sexual como un crimen de guerra, y cuando se ejerce de manera sistemática, como un crimen contra la humanidad.
Hoy, en La Haya, tanto la fiscalía como las organizaciones de derechos humanos se ven enfrentadas a un difícil problema frente al juicio contra Milosevic, ya que las pruebas se deben sustentar en testimonios.
Esto es difícil, por ejemplo, en el caso de muchas mujeres musulmanas quienes admiten preferir morir después de la violación, por la vergüenza que les produce. A pesar de que los reportes de ataques sexuales son numerosos, pocas de ellas aceptan haber sido víctimas de algún abuso.
Para la organización internacional Human Rights Watch, a pesar de que el juicio representa un progreso real para las víctimas de violaciones de derechos humanos, el entorno jurídico es insuficiente.
«El proceso de establecer cortes ‘ad hoc’ es lento y complicado para que la justicia llegue a todas los lugares del mundo». Por esto, para HRW y muchas otras organizaciones, el proceso debe desembocar en la instauración de una corte internacional permanente, tal y como se prevé en el llamado Estatuto de Roma, aprobado en 1998 por la ONU.
LA CORTE PENAL INTERNACIONAL
El juicio contra Milosevic también tiene una importancia central respecto a la justicia internacional, ya que se concibe como un preludio a la probable instalación de la Corte Penal Internacional (CPI), «la más importante institución de derechos humanos en más de medio siglo», según HRW.
A diferencia de los Tribunales Criminales sobre la ex Yugoslavia y Ruanda, la CPI sería una institución permanente de justicia internacional para investigar crímenes de guerra y contra la humanidad cuya creación fue apoyada a través del Estatuto de Roma por una mayoría de países. Siete estuvieron en contra, entre ellos Estados Unidos, Israel y China.
Hasta el momento han ratificado el Estatuto 52 países, sin embargo se necesitan 60 para que pueda funcionar la CPI. Sin embargo, solamente podrá juzgar hechos ocurridos entre 60 y 90 días después de la ratificación número 60.
El Estatuto reconoce dos formas de violencia sexual que constituyen violaciones de los derechos reproductivos: el embarazo forzado y la esterilización forzada. La inclusión de este crimen en el Estatuto provocó resistencia por el Vaticano y algunos países árabes.
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