Un trabajo de parto difícil o prolongado, un parto obstruido, un aborto inseguro o prácticas tradicionales como la mutilación del clítoris pueden ser la causa de lesiones importantes en el cuerpo de las mujeres y, en algunos casos, provocar su muerte.
La fístula obstétrica es una de ellas; forma parte de lo que se conoce como morbi-mortalidad materna cuando se presentan problemas durante el embarazo, parto o puerperio (42 días posteriores al alumbramiento), y está relacionada sobre todo con el parto obstruido, responsable de aproximadamente el 8 por ciento de las defunciones maternas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Como ya lo hemos mencionado en esta columna, las causas del parto obstruido son varias: desproporción entre la cabeza del producto y la pelvis de la mujer, anomalías de la posición o la presentación fetal durante el parto.
¿En qué consiste la fístula obstétrica? Se presenta cuando hay una ruptura en la zona que comunica la vagina, el recto, la vejiga y/o la cavidad abdominal. La consecuencia es una pérdida incontrolable de la orina o heces, mal olor, infecciones y un aislamiento de la mujer que la padece.
Un daño que no es menor si se toma en cuenta la información difundida por la OMS, la cual señala que cada año entre 50 mil y 100 mil mujeres –de todo el mundo– padecen una fístula obstétrica, fundamentalmente en países pobres de Asia, África y Sudamérica.
«Las mujeres aquejadas por la fístula obstétrica padecen incontinencia urinaria constante, vergüenza, segregación social y problemas de salud», indica.
Lo más grave de la presencia de esta lesión es que existe la posibilidad de prevenirla, dice la OMS, siempre y cuando los gobiernos desarrollen políticas públicas que retarden la edad del primer embarazo, pongan fin a ciertas prácticas tradicionales nocivas (mutilación genital) y para que las mujeres tengan un acceso oportuno a la asistencia obstétrica.
El parto obstruido es más común en mujeres jóvenes quienes aún no han desarrollado una estatura adulta, opina el doctor Steven Arrowsmith, en su artículo «Fístula obstétrica: una tragedia desconocida», publicado por Tearfund.
«Con mucha frecuencia estas mujeres aún en su adolescencia lamentan la pérdida de su primer parto, doloridas por el rechazo de su esposo y familia, enfrentando un futuro incierto, solas y aisladas de todo su mundo querido».
En un parto prolongado, la cabeza del producto golpea contra el tejido de la pelvis de la mujer durante varias horas o hasta días –lo que puede interrumpir el flujo de sangre a los tejidos–, éstos «se mueren» provocando una ruptura en la zona que va a la vagina, la vejiga o al recto. La consecuencia: una pérdida constante de orina (de la vejiga) o de materia fecal (del recto) que sale por este orificio.
A esta difícil situación se agrega, dice la OMS, que «la mayoría de los casos de fístula obstétrica afectan a mujeres pobres que viven en culturas donde la situación socioeconómica y la autoestima de la mujer dependen casi por entero de su matrimonio y su capacidad para procrear».
Un problema de salud en las mujeres que puede ser prevenible y que aún existe por la falta de sistemas sanitarios capaces de prestar asistencia de salud materna accesible y de buena calidad (planificación familiar), atención calificada del parto y asistencia obstétrica de urgencia básica y completa, y un tratamiento accesible para atender a tiempo la fístula obstétrica
* Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt e instructora asociada del Sistema Tao Curativo.
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