Inicio Gabriel Ulises Valdez: La pesadilla de una prisión arbitraria

Gabriel Ulises Valdez: La pesadilla de una prisión arbitraria

Por Manuel Fuentes Muñiz*

-Usted no sabe lo que es tener un hijo preso injustamente, se sufre mucho. Los policías cuando me lo detuvieron lo golpearon, lo torturaron, lo exhibieron públicamente como un delincuente sin prueba alguna- -el Ministerio Público a como diera lugar quería que mi hijo se declarara culpable. ¿Por qué la justicia es así?-

Este es el relato que me hizo por primera vez telefónicamente Bertha Larqué Núñez, madre de Gabriel Ulises Valdez Larqué quién después de un año 8 meses logró su libertad definitiva el pasado 23 de septiembre, luego de amparos y constantes reclamos, denuncias públicas, y el apoyo de organismos de derechos humanos independientes.

La señora Larqué me relató sorprendida del aval que dio la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) para llegar a un acuerdo conciliatorio con la Procuraduría de Justicia del D.F. para que se le expresara una disculpa «privada» a su hijo a pesar de la forma arbitraria en que fue detenido.

–Llegó personal de la CDHDF a la celda donde estaba detenido mi hijo y lo trató de convencer para que aceptara una disculpa que no fuera pública-

-¡Ellos son los que me tienen que ayudar de las agresiones de la policía y lo que me piden es solaparlas!- exclamó.

Gabriel Ulises conoció la historia, en carne propia, que no sabemos cuántas personas estén viviendo. Sin pruebas sustentables, con agresiones físicas, torturas y autoridades insensibles, a quienes les interesa más las estadísticas que resultados reales.

Él fue detenido el 29 de enero de 2009 como a las 6 de la tarde, acusado por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal de ser uno de los presuntos asaltantes y asesinos del ciudadano y científico francés Christopher Augur en el aeropuerto capitalino. Gabriel Ulises relata:

-Me presentaron hasta las 23:30 de la noche, porque antes me llevaron a un parque. Eran como 60 policías, no sé cuántos, eran muchos. Me dijeron que aceptara que yo era responsable de un robo-

-Cuando me llevaron al Ministerio Público me metieron a una camioneta, me pusieron boca abajo y me pusieron el cañón del rifle en la cabeza. Si te mueves se me va a escapar un tiro, me dijo un policía que apretaba con su rodilla en mi espalda-

-Cuando me entregaron al Ministerio Público, me encerraron en un cuarto y como a las dos de la mañana me estaban interrogando alrededor de 8 judiciales. Todos ellos trajeados, gritándome con groserías- -¡Ya fírmale, de aquí no vas a salir, acepta tu responsabilidad!-

-Cómo no acepté, me pusieron una bolsa de plástico en la cabeza, mientras estaba esposado con las manos atrás. No me dejaban respirar, pensaba que me iban a matar. Fueron momentos muy difíciles para mí. Pero mi suplicio no terminó allí-

-Al no aceptar ser culpable me arraigaron durante 30 días hasta el 2 de marzo de 2009. Durante ese tiempo me visitó Carlos Bolaños de la CDHDF y me dijo que no se podía hacer nada, que la PGJDF tenía todas las pruebas en mi contra. Tu mamá sigue y sigue presentando quejas y no violaron un derecho tuyo.-

-Al término del arraigo me llevaron como a las 7 de la noche al Ministerio Público y después al Reclusorio Norte donde viví una pesadilla constante. Todos los días amanecía con miedo. Hay muchos internos que roban, te chinean (torcer el brazo) para robar y desmayarlo. Se sabe que quienes no se dejan, los pican con navajas, que no sé como consiguen-

-En diciembre de 2009 se presentó el señor Enrique Bolaños de la CDHDF para decirme que la PGJDF ofrecía disculparse en privado y que no procediera en contra de ella- No lo acepté y mi madre tampoco lo hizo. Ella lo denunció públicamente. La PGDF se ofreció a ayudarme para demandar a Camarillo, (la persona que lo había acusado de ser el responsable de un robo) por haber incurrido en falsedades, nunca lo hizo.

-Del personal de la PGJDF no pude saber sus nombres, porque a pesar de que traían gafetes ocultaban sus nombres con la mano o su solapa-

Gabriel Ulises me siguió relatando. –El día que se me acusó de un robo, en esa fecha estaba con mi obispo Néstor Guijarro y los sacerdotes Giovanni Apatenco y Oscar Pérez. Se presentaron a declarar para demostrar mi inocencia, hasta llevamos una agenda de ese día y nunca nos hicieron caso.-

Finalmente relata: -Cuando estaba en el Ministerio Público me dijeron los policías:

-‘Ya no podemos hacer nada por ti, ya te presentamos públicamente y no nos podemos retractar’. ‘De que nos chinguen a nosotros, mejor que te chinguen a ti. Ni modo’.-

Este sólo es un botón de muestra de cómo se aplica la justicia.

* Presidente de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos, Consejero de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal e integrante del Consejo de CIMAC.

[email protected]

10/MF/LR/LGL

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