Inicio Grupos de derecha actúan, sin éxito, contra la ILE en México

Grupos de derecha actúan, sin éxito, contra la ILE en México

Por Alicia Yolanda Reyes

La ratificación de la Ley de interrupción del embarazo dentro de las primeras 12 semanas de gestación, en la Ciudad de México, permitió observar algunos de sus efectos positivos, aseguró en entrevista con SEMlac Rafaela Schiavon Ermani, directora de International Projects Assistance Services (IPAS), ONG especializada en salud sexual y reproductiva.

A juicio de esta especialista, algunos de esos efectos se evidencian en que, desde hace un año, dejaron de aparecer, en basureros públicos o en parques, bebés recién nacidos abandonados. También en que son menos frecuentes los ingresos a los hospitales de mujeres con sangrados por abortos incompletos o infecciones provocadas por procedimientos hechos en malas condiciones de higiene.

La ginecóloga, de ascendencia italiana, fue una de las consultoras durante las audiencias públicas para resolver el recurso de inconstitucionalidad del aborto, interpuesto por la Procuraduría General de la República (PGR) y la Comisión Nacional de ñps Derechos Humanos (CNDH).

Los resultados son conocidos: la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con ocho votos a favor y tres en contra, ratificó como válido el proceso seguido por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para declarar legal la interrupción hasta la décimo segunda semana de gestación.

Esta sentencia sentó jurisprudencia para que el resto de las legislaturas de los estados puedan legislar en el mismo sentido, aseveró la especialista.

¿PRO VIDA O PRO MUERTE?

La reacción de los grupos de derecha, como Provida, conocida entre los activistas por los derechos sexuales y reproductivos como Promuerte, no se ha hecho esperar, pues acudieron a todo tipo de argucias para impedir, por un lado, que se legisle en otros estados y, por el otro, engañar a las mujeres que se acercan a solicitar la interrupción.

En ciudades como Guadalajara, donde el conservador partido Acción Nacional se encuentra en el poder, las campañas a favor de la vida se han incrementado en todos los sitios públicos y medios de comunicación.

La imagen de la Virgen de Guadalupe abriendo los brazos y diciendo No tengas miedo, yo soy tu madre, di sí a la vida, se puede observar en vallas ubicadas en las principales avenidas de la ciudad. En otras se aprecia un feto sangrante, descuartizado y con lágrimas en los ojos, con un letrero que reza: El aborto es un crimen, no lo permitas.

Desde el púlpito, los sacerdotes recuerdan los domingos a sus feligreses que el aborto es crimen y pecado mortal, al tiempo que amenazan con la excomunión a los médicos, enfermeras, personal de salud y mujeres que intervengan en tal práctica.

Ante esta defensa de la vida, algunas activistas se preguntan por la existencia de miles de pequeñas y pequeños que pululan en las calles, víctimas de la violencia sexual, física y psicológica. A ellas y ellos, ¿quién los protege?, indagan.

La iglesia y la derecha parecen dar más valor a la vida de los no nacidos que a la de quienes ya están en este mundo y su nacimiento no fue deseado, producto de la violación, de embarazos adolescentes o de mujeres que no tuvieron forma de alimentar una boca más. Pero esos niños, para las y los activistas antiaborto, son invisibles.

En respuesta a esa campaña, grupos feministas que votaron por la interrupción del embarazo hasta la semana 12, reparten trípticos y carteles en los que se puede leer: «La Suprema Corte está a favor de la Vida. Gracias a la ratificación de la ley de interrupción de embarazo, la vida de miles de mujeres ya no corre riesgo en prácticas clandestinas. Hoy, en el DF, el derecho a decidir sí se puede ejercer.

EL DISCURSO DE LA DERECHA

Para contrarrestar a las defensoras de la Ley, los grupos de derecha han instalado, afuera de las clínicas de salud de esta capital, mesas supuestamente informativas, donde intentan disuadir a las mujeres de interrumpir su embarazo.

Cuando ven que no lo logran, les hacen saber que las fichas para recibir atención están agotadas, que regresen en dos o tres semanas, lo cual representa una táctica dilatoria para que, cuando la interesada regrese, hayan transcurrido las 12 semanas que contempla la Ley y se vea obligada a seguir adelante con el embarazo.

Estos grupos, señala la directora de IPAS, jamás se identifican y hacen creer que pertenecen a la Secretaría de Salud.

Otros grupos les ofrecen que, cuando el bebé nazca, pueda ser dado en adopción, señala la psicóloga Araceli Prieto, representante de la Red de Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddser) en la ciudad de Guadalajara, al tiempo que asegura que muchos de las y los niños, dados en adopción, en realidad son utilizados para extraerles sus órganos o para el comercio y la pornografía sexual.

Tanto Schiavon como Prieto recordaron que, pese a que las legislaciones locales de la mayoría de los estados contemplan el aborto en caso de violación, malformación del feto o cuando corre peligro la vida de la madre, en la práctica no se aplican.

Cuando una mujer acude a solicitar la intervención para la interrupción del embarazo por esas causas, no se le niega directamente, pero se les hace dar varias vueltas, hasta que la gestación avanza y la interrupción puede poner en riesgo la vida de la madre, señalan.

CIFRAS ALARMANTES

En el tema del aborto queda mucho por recorrer, añade la doctora Schiavon, y puntualiza que más del 80 por ciento de las 16 mil mujeres que, en la capital del país, se han acogido a la nueva legislación, han declarado ser católicas, pero que no tienen las condiciones en ese momento para llevar adelante un embarazo.

Las razones van desde que ya tienen más hijos, que son solteras o están en proceso de separación, hasta adolescentes que carecen de medios para subsistir.

Schiavon destacó que entre 2000-2005 las instituciones de salud pública atendieron en México poco más de un millón de mujeres de 10 a 54 años por complicaciones del aborto.

En ese mismo plazo, antes de la entrada en vigor de la mencionada normativa, los hospitales capitalinos atendieron a más de 140 mil pacientes de ese rango de edad por complicaciones posteriores a un aborto.

De estas cifras, alrededor del 13 por ciento correspondió a adolescentes entre 10 y 19 años.

CÁLCULOS DE LA OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, cada año, fallecen en el mundo medio millón de mujeres por cuestiones relacionadas con el embarazo. Por lo menos 30 por ciento de estas muertes se producen como resultado del aborto inseguro.

La cifra de interrupciones en condiciones de riesgo es particularmente alta en los países más pobres del mundo, donde tienen lugar 19 millones de abortos en estas condiciones. Se sabe que, sin acceso a una atención médica de calidad, estas mujeres, sus comunidades y las familias que dependen de ellas están en riesgo.

Esta práctica en mujeres de clases media y media alta constituye un problema menor, reconoce la doctora Schiavon, pues para ellas siempre habrá una solución, como viajar a la Ciudad de México o al extranjero: pero, para las de escasos recursos, un embarazo no deseado las pone en riesgo de muerte.

Ellas terminan por acudir a comadronas, utilizar yerbas que les recomienda alguna amiga e incluso introducirse alambres en el útero para provocar un sangrado. Algunas consiguen la interrupción, unas quedan dañadas de por vida y otras más mueren en el intento.

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