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Hospitales de EU deportan a inmigrantes sin documentos y enfermos

Hospitales en los Estados Unidos deportan a inmigrantes indocumentadas e indocumentados gravemente heridos o enfermos que no tienen dinero para pagar los servicios de centros de rehabilitación y, por supuesto, que carecen de seguro médico.

El domingo, el New York Times en su primera página publicó lo anterior con el caso específico del guatemalteco Luis Alberto Jiménez, quien fue transferido, repatriado, a su natal Guatemala.

La información del rotativo neoyorquino también fue dada a conocer por Univisión. En estos casos de deportación o repatriación, el gobierno estadounidense no interviene, apunta el rotativo.

En los Estados Unidos existe el programa médico Medicaid para personas de bajos ingresos, y este no cubre el cuidado a largo plazo para las y los inmigrantes indocumentados, ni para inmigrantes con documentos recién llegados. De acuerdo con el diario, esta situación crea un dilema para los hospitales que están obligados por regulaciones federales a disponer que los pacientes que lo necesiten cuenten con cuidados médicos después de salir del hospital.

Las autoridades de inmigración no desempeñan papel alguno en estas repatriaciones privadas, llevadas a cabo mediante ambulancias, ambulancias aéreas y aviones comerciales. Los nosocomios denominan transferencias al hecho de repatriar o deportar a las o los inmigrantes indocumentados.

La mayoría de los hospitales afirman que no realizan estas transferencias transfronterizas sino hasta que las o los pacientes están médicamente estables, y que se aseguran de dejarlos bajo cuidado de un médico en sus países de origen.

Algunos defensores de los derechos de las y los inmigrantes ven estas repatriaciones como una especie de tiradero internacional de pacientes, en que las ambulancias se llevan a los enfermos en la dirección equivocada, lejos de los hospitales de primera categoría y hacia un cuidado médico de menor calidad, si acaso.

La repatriación es prácticamente una sentencia de muerte en algunos de estos casos, dijo el doctor Steven Larson, experto en salud de inmigrantes y médico de emergencias del Hospital de la Universidad de Pennsylvania.He visto pacientes ser introducidos a empujones en un avión para ser sacados del país, y una vez que están fuera de vista, son olvidados.

Al respecto, Alan Kelly, vicepresidente de la organización Scottsdale Healthcare, que administra una red de centros de salud en Arizona, dijo: «Para nosotros, esto introduce una carga en nuestro sistema, de tal forma que no podemos proveer un cuidado adecuado para nuestros propios ciudadanos.

DIFÍCIL SU CUANTIFICACIÓN

Cabe destacar que ninguna agencia o grupo da seguimiento a estos casos, por lo que es difícil cuantificarlos, indica el diario neoyorquino. Sin embargo, algunos hospitales y consulados por el NYT ofrecieron estadísticas que dan una idea del fenómeno.

Alrededor de 96 inmigrantes al año son repatriados por el Hospital St. Joseph’s en Phoenix, Arizona; de seis a ocho por el Centro Médico Broward en Fort Lauderdale, Florida; 10 devueltos a Honduras por hospitales de Chicago desde 2007; unos 87 casos de inmigrantes mexicanos manejados por el consulado de México en San Diego, California, la mayoría de los cuales terminaron en repatriación.

Muchos hospitales repatrían inmigrantes gravemente heridos o enfermos sólo como último recurso. Otros son más agresivos y rutinariamente envían de vuelta a sus países a inmigrantes que no tienen seguro, ya sean indocumentados o no.

Un hospital de Tucson, Arizona, incluso trató el año pasado de enviar a México por avión a un bebe estadounidense enfermo cuyos padres eran inmigrantes indocumentados. La policía, llamada al aeropuerto por un abogado, impidió el traslado. Por su parte, Margaret McBride, vicepresidenta de servicios del hospital St. Joseph’s en Phoenix, dijo que las familias rara vez están contentas con la decisión del hospital de repatriar a sus parientes.

EL CASO JIMÉNEZ

Pero añadió: No requerimos el consentimiento de la familia. El New York Times refirió, entre otros, el caso de Luis Alberto Jiménez, un inmigrante indocumentado de Guatemala. Hace ocho años, cuando tenia 35 anos de edad, Jiménez, quien trabajaba como jardinero, sufrió graves lesiones cerebrales en un accidente de tránsito en que estuvo involucrado un estadounidense ebrio.

Un hospital comunitario en la localidad de Stuart le salvó la vida y, al no hallar un centro de rehabilitación que se hiciera cargo de él, lo retuvo como garantía por años a un costo de 1.5 millones de dólares. Lo que siguió, con este caso, fue que se abrió el camino a una batalla legal aun sin resolverse y con repercusiones nacionales.

Jiménez fue repatriado por el hospital Martin Memorial. Después de obtener una orden judicial –más tarde invalidada–, el hospital fletó una ambulancia aérea por 30 mil dólares y devolvió a la fuerza a Jiménez a su país de origen, como dijo un funcionario del nosocomio.

Desde su repatriación, Jiménez no ha recibido atención médica y está confinado a una silla de ruedas, bajo cuidado de su anciana madre. Su condición se ha deteriorado en el último año, con convulsiones, accesos de vómito y desmayos. El caso de Jiménez es aparentemente el primero en poner a prueba la legalidad de las transferencias transfronterizas de pacientes sin consentimiento de familiares o tutores. Somos los monos de laboratorio en este tema, dijo Scott Samples, un portavoz del Martin Memorial.

08/LPB/GG

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