La igualdad entre hombres y mujeres y el acceso a la salud reproductiva (incluida la planificación familiar) son indispensables para lograr reducir en 50 por ciento la pobreza que sufre casi la mitad de la humanidad en 2015, difundió la ONU.
Sin embargo, el organismos internacional reconoce que la discriminación comienza en la infancia (menos niñas escolarizadas) y se prolonga en el trabajo (ganan un 23 por ciento menos que los hombres en países desarrollados) y en los parlamentos (sólo disponen del 15,9 por ciento de los escaños del mundo), difunde el portal la Ciudad de las Mujeres en la Red.
«La discriminación por sexo despilfarra capital humano al desaprovechar la contribución de las mujeres. Esto resta eficacia a las políticas de desarrollo», advierte el informe El Estado de la Población 2005. La Promesa de Igualdad del Fondo de Naciones Unidas para la Población.
Insiste en que la inversión en educación, salud reproductiva, oportunidades económicas y derechos políticos de las mujeres como claves para espolear el desarrollo en los países pobres. De los 6.464 habitantes, casi tres mil millones viven con menos de dos dólares (1,66 euros) y los países industrializados no facilitan la ayuda prometida (0,7% de la riqueza nacional).
«A pesar de que está claro que la educación de las niñas, sobre todo en el nivel de secundaria, es crucial para reducir la pobreza, el mundo ha fracasado en su objetivo de eliminar las diferencias en la escolarización de niños y niñas en 2005», señala la ONU.
Pese a que ha crecido la presencia de niñas en primaria, sólo completa ese nivel el 49 por ciento de las pequeñas en África subsahariana y el 69 por ciento en el sur de Asia. En esas zonas, la escolarización femenina en secundaria es del 30 por ciento y el 47 por ciento, respectivamente.
En el mundo hay 500 millones de mujeres y 280 de hombres analfabetos, sostiene el documento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por otra parte, en planificación familiar, señala que «dar a las personas la libertad y los medios para elegir el número de hijos que desea desemboca en familias más pequeñas, menor crecimiento de la población y menor presión sobre los recursos naturales».
La reducción de la natalidad (la fecundidad más alta, 4,8 hijos por mujer, corresponde a los países más pobres) favorece el desarrollo económico. Por falta de planificación, se producen 76 millones de embarazos no deseados cada año en los países más pobres (19 millones acaban en abortos inseguros).
La salud reproductiva, «un derecho humano» recuerda la ONU, es clave para el desarrollo. Las carencias en ese terreno son la causa principal de muerte y enfermedad de las mujeres entre 15 y 44 años.
Cada minuto una fallece por causas evitables ligadas a la maternidad (unas 525 mil al año). La mitad de los 40 millones de infectados con el virus del sida son mujeres, más vulnerables debido a la pobreza, la discriminación y la violencia que padecen.
Existe una «alarmante escasez de condones». En 2003 se distribuyeron cinco mil millones en los países pobres, pero se precisan 13 mil millones.
En relación a la brecha salarial, indica que las mujeres tienen menos oportunidades económicas. En algunos países ni siquiera pueden heredar.
En cuanto a los ingresos, en los países desarrollados ganan un 23 por ciento menos que los hombres y en las naciones pobres, el 27 por ciento menos. Por otra parte, las mujeres ocupan el 15,9 por ciento de los escaños en los parlamentos del mundo (el 12,4 por ciento en 1990).
La ONU también muestra en su documento preocupación por la violencia e indica que «una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a mantener relaciones sexuales o ha padecido abusos».
La violencia machista provoca tantas víctimas como el cáncer entre las mujeres de 15 a 44 años y más que los accidentes de tráfico y la malaria juntos. El 80 por ciento de las 800 mil personas traficadas cada año son mujeres o niñas, que suelen acabar en la prostitución.
05/SJ
