Ante el aumento de denuncias de violencia intrafamiliar y la falta de acción del estado guatemalteco para proteger a las víctimas, las organizaciones sociales se ven en la necesidad de implementar sus propios albergues.
Un ejemplo es el local habilitado por el Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM), quienes atienden a las mujeres que han sido objeto de agresiones físicas y sexuales.
GGM ha trabajado con mujeres maltratadas desde 1991, pero en lo relacionado con las casas de refugio no se había podido desarrollar bien por la falta de presupuesto.
La prensa local destaca esta semana que con el apoyo de la comunidad internacional, la entidad femenina tiene planificado abrir su propio albergue y contribuir con la financiación de los dos ya existentes, ya que allí las víctimas son apoyadas psicológicamente, además de recibir atención médica y asesoría jurídica.
GGM también habilitó un número telefónico donde se reciben llamadas de mujeres maltratadas, quienes son trasladadas a los albergues o instaladas en casas de otras mujeres solidarias.
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