Desde la propuesta del Sistema Tao Curativo el cultivo de la alquimia sexual femenina requiere de un trabajo previo de conciencia a través de una serie de prácticas que integran un entrenamiento básico, donde se conocen los secretos milenarios de las inmortales taoístas para cultivar nuestra energía sexual y recuperar nuestro poder femenino.
El objetivo de la práctica del Tao es la trascendencia de las limitaciones del plano físico, de nuestro estar en la tierra, a través del desarrollo del alma y el espíritu.
El Tao Curativo es un sistema de prácticas de autodesarrollo que permite a la persona complementar de manera armoniosa la evolución de los planos físico, mental y espiritual.
A través de una serie de antiguos ejercicios de origen chino de meditación y movimiento de energía interna, la y el practicante aprende a incrementar su energía física, liberar tensión, mejorar su salud y adquirir la habilidad para curarse a sí mismo y a otras personas.
En el proceso de crear un fundamento sólido de salud y bienestar en el cuerpo físico, se desarrolla la base para llegar a la independencia espiritual.
Además, al aprender a conectarse con las energías naturales del sol, la luna, la tierra y las estrellas se puede alcanzar un nivel de conciencia en el cual se cultive un cuerpo espiritual sólido.
Es en este contexto y bajo esta filosofía que se desarrolla el entrenamiento básico del Sistema Tao Curativo que ha difundido en el mundo el maestro de origen tailandés Mantak Chia.
En la entrega pasada hablamos de una serie de prácticas taoístas como el masaje de senos, respiración ovárica y el ejercicio del huevo de jade, tema que en su momento se ha tratado ya en esta columna.
Antes de entrar en ellas debe tenerse el entrenamiento básico del Tao Curativo, de esa manera se busca curar y fortalecer el cuerpo y la mente emocional; además de nutrir y dar tierra al cuerpo y al espíritu, mediante el desarrollo del poder y la estructura internas del ser humano.
Esta enseñanza consiste en la meditación de la sonrisa interior, los seis sonidos curativos (con cada uno de los órganos vitales: pulmones, riñones, hígado, corazón y bazo) y la órbita microcósmica.
La práctica de la sonrisa interior es el primer paso. Para las y los maestros taoístas, al sonreír recuperamos nuestro poder femenino, sanamos el corazón y contribuimos a sanar la herida ancestral en la psique femenina.
Una relajación profunda disuelve las tensiones físicas y mentales que pueden crear bloqueos energéticos y Chi (energía vital) enfermo.
Para el Tao Curativo, la sonrisa interior puede contrarrestar el stress de la vida cotidiana, ya que tiene una íntima relación con el timo, glándula fundamental del sistema inmunológico.
A diferencia de otras meditaciones a través de los chakras o centros de energía, aquí es fundamental conocer nuestros órganos vitales, sus funciones corporales y espirituales, aprender a escucharlos, limpiarlos, alimentarlos y transformar su energía.
La sonrisa interior puede hacerse de varias maneras, una forma es para relajar y equilibrar las emociones.
Antes de empezar siéntate en una silla cómoda, con los pies tocando el piso, relaja la columna vertebral con el ejercicio de mecer la columna vertebral», meciéndote de lado a lado desde los isquiones (huesos de las asentaderas) y el sacro, notarás que vas a ir acomodándote mejor en la silla, al apoyar los isquiones y no el coxis.
Junta las palmas de las manos (izquierda abajo, derecha arriba), cierra los ojos e inicia fijando tu atención en el corazón, centro del amor y la apertura, también del odio, la prisa y la arrogancia. Sonríe a este órgano levantando la comisura de tus labios y permite que esta energía de sonrisa lo cubra. Observa qué emociones aparecen y reconócelas. Ve entrando en contacto órgano por órgano.
Sonríe al corazón, siente el amor y el gozo, permite que se expanda en tu cuerpo y fuera de ti, rodeándote, hacia el universo. Siente cómo regresa, multiplicándose, hacia tu corazón como luz roja, deja que del corazón brille a cada órgano como la luz del sol.
Sigue el proceso. Sonríe a estómago, bazo y páncreas. Observa si aparece preocupación o ansiedad. Inhala una luz amarilla dorada, un sentimiento de apertura y justicia del poder de la tierra. Es importante que en este momento aceptes tus preocupaciones equilibrándolas con las virtudes de apertura y justicia.
Sonríe a los pulmones, observa si hay tristeza. Inhala la luz blanca y pura de la alta montaña y el valor del poder del metal. Acepta tu tristeza y equilíbrala con rectitud
Pasa a riñones y vejiga, ve si surge miedo. Deja que el sol brille en el océano evaporando una luz azul. Inhala esta luz y la gentileza y quietud del poder del agua. Acepta tu miedo y equilíbralo con gentileza y un estado de alerta.
Sonríe al hígado, observa si hay enojo, resentimiento o frustración. Deja que la luz del sol brille en el bosque produciendo una luz verde. Inhala esta luz verde y la bondad y generosidad del poder de la madera. Acepta tu enojo y equilíbralo con la bondad y la generosidad.
Haz dos rondas más de este ciclo, relajando y equilibrando las emociones con la sonrisa, de esta manera transformarás la energía de las emociones que se presenten en energía de virtud.
La práctica de la meditación taoísta de la sonrisa interior puedes hacerla todos los días al despertar.
[email protected]
* Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt, instructora asociada de Tao Curativo.
10/CV/ PCH/LGL
