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La Pesadilla

Por Cecilia Lavalle

Hay preguntas que no admiten el silencio como respuesta. Especialmente si quien pregunta es una madre cuyo hijo fue asesinado. Sí, una madre puede ser una pesadilla para quienes no tienen respuestas.

Hasta hace un año nadie, salvo su círculo cercano, sabía de la existencia de Cindy Sheehan.

Hasta hace un año, Cindy Sheehan era una mujer como otras miles en Estados Unidos. Rezaba por la vida de su hijo mayor, Casey. Rezaba y sufría igual que miles de madres cuyos hijos participan en la guerra contra Iraq; igual que miles de mujeres, cuyos padres, esposos, hermanos están en Iraq.

Hasta hace un año. Porque la vida de Cindy, como la de muchísimas otras mujeres, cambió para siempre cuando le avisaron que su hijo, de sólo 24 años de edad, había muerto en Iraq. Entonces, Cindy comenzó a exigir una respuesta. Su pregunta es muy sencilla: ¿Cuál es la noble causa por la que murió mi hijo?

No sólo no ha recibido respuesta, sino que su dolor no fue motivo de interés para el mandatario de su país. Según su dicho, ella fue una de las 15 madres de soldados fallecidos que se reunieron en junio por separado con Bush en la Casa Blanca. De ese encuentro salió indignada porque «no miró la fotografía de Casey, ni siquiera sabía su nombre… cada vez que tratamos de hablar de él y de lo mucho que lo echamos de menos cambió de tema…» Craso error. Cualquiera debería saber que el dolor de una madre es sagrado y debe tratarse como tal. Pero no quedó ahí la cosa, sino que fue subestimada. Con su pregunta en la punta de la lengua se fue a Texas para pedir una entrevista con el mandatario estadounidense que vacaciona en su rancho. Le fue negado el acceso y entonces esta mujer decidió acampar en las afueras. Supongo que los asesores pensaron que el abrasante calor acabaría por hacerla desistir; total, pensarían, es sólo una madre en duelo. Craso, craso error. Cualquiera debería saber que una mujer dolida y enojada puede mover al mundo.

Hoy Cindy es noticia nacional e internacional. Para empezar ya anunció que no se moverá de ahí hasta que hable personalmente con Bush. Para seguir, a su alrededor se han ido congregando otras madres y familiares de soldados muertos en la guerra que también exigen respuestas. Y para terminar, Cindy se ha convertido en el nuevo rostro del movimiento antibélico en Estados Unidos que empieza a crecer como la espuma.

Yo por supuesto entiendo a Bush, porque no es fácil contestar una pregunta cuando la evidencia aplasta. Desde marzo de 2003 suman mil 830 los soldados muertos (más los que se acumulen esta semana) en una guerra que se supone ya habían ganado y que se supone ya había concluido. En Irak no había ni hubo armas de destrucción masiva, y de la democracia mejor ni hablamos; no ha disminuido la posibilidad de otros atentados terroristas ni en ese país ni en ningún otro que participe en la guerra. Eso sí, el petróleo ha alcanzado niveles récord, y dicen los que saben que llevan casi 300 mil millones de dólares gastados en el conflicto. La guerra es un buen negocio.

Además, difícilmente se tienen respuestas cuando el argumento aplasta. Bush dijo que era una «tarea dura» consolar a la viuda de un soldado asesinado en Irak. Cindy dio su opinión: «Una tarea dura es ver el asesinato de tu hijo en la CNN el domingo por la noche mientras estás tomando la cena. Una tarea dura es ver a tres oficiales del ejército que llegan a tu casa pocas horas después para confirmar el asesinato de tu hijo, tu primer hijo, tu niño dulce y amable. Es una tarea dura enterrar a tu hijo 46 días antes de su cumpleaños 25. Es una tarea difícil consolar a tus otros tres hijos cuando el cuerpo de su hermano mayor está bajo tierra. Es una tarea difícil no saltar a la tumba con él y que la tierra nos cubra a ambos».

El gobierno de Bush empieza a preocuparse. El sábado pasado envió a dos altos funcionarios a entrevistarse con Cindy. Sin embargo, ella no se movió un ápice de su petición de entrevistarse con el jefe de ambos. «Mientras Bush está cómodamente en su rancho, aquí estamos en esta zanja, con este calor, porque queremos respuestas. Pero las tropas y el pueblo iraquí sufren mucho más que nosotros y queremos que eso llegue a su fin».

Cindy ha transformado su dolor en lucha. «Mi hijo, declaró, no murió en Iraq, fue asesinado por este gobierno y sus mentiras… el gobierno estadounidense miente cuando habla de las razones de la invasión. Quisiera tener la oportunidad de hablar con una madre iraquí y decirle que me avergüenzo del gobierno que tenemos… ¡Ni un centavo más para la guerra, detengamos esta locura!». Y tiró el guante que simboliza su duelo contra Bush: «Clavar una estaca política en tu negro corazón será el propósito de mi vida». Sí, una madre puede ser una pesadilla para quien no tiene respuestas.

05/CL/GM

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