Inicio La posesión del cuerpo en nombre de Dios

La posesión del cuerpo en nombre de Dios

Por Lydia Cacho

Marie Stopes abrió la primera clínica de control natal en el mundo el 21 de marzo de 1921 en una modesta casa de Holloway en Londres.

Ella y su esposo financiaron su proyecto en tiempos en que el control de la natalidad era un tabú total. Sólo las prostitutas usaban anticonceptivos, pues las mujeres casadas debían dar la bienvenida a toda criatura fecundada en su vientre, con amor o sin él, con deseo o sin él, con riesgo a morir incluso.

Uno de los grandes logros de Mary Stopes fue reivindicar los métodos anticonceptivos gratuitos y sacarlos del ámbito de la prostitución y el prejuicio y ligarlos con la responsabilidad y respetabilidad de sus usuarias.

Tras su gran éxito llevó la clínica a Whitfield street en Londres, donde permanece abierta hasta la fecha. Mary eligió parteras y mujeres que ya tenían hijos para atender a las clientas, ellas sabían que nadie las juzgaría, quién mejor que las que habían vivido la imposición de la maternidad para instruir a las otras a detener la procreación de hijos no deseados.

En esos tiempos, como ahora, la iglesia prohibía terminantemente a las mujeres utilizar métodos anticonceptivos, argumentando que Dios decide y ellas no tienen derecho a disponer sobre su cuerpo y fertilidad, así que las apedreaban e injuriaban antes de entrar a la clínica.

En México, cuando las políticas de población establecieron la necesidad de bajar las tazas de natalidad en la década de 1970, surgieron por doquier clínicas de salud para otorgar métodos anticonceptivos a las mujeres, basadas en la necesidad de estabilizar la economía nacional más que en hacer cumplir el derecho constitucional de decidir si desea tener hijos o hijas, cuantos y bajo qué circunstancias.

Recientemente la exhibición de la extraordinaria película En Nombre de Dios (The Magdalena Sisters) ha conmocionado al público. Al enterarse de que aún hasta 1994 existían conventos a los cuales eran enviadas las adolescentes «pecadoras», las que se embarazaron y a las que, sin consultar, les arrebataban a sus criaturas para darlas en adopción.

O a las que tenían carácter fuerte y eran «coquetas» según los parámetros de monjas y hombres y mujeres educados en una cultura represiva que sigue sin aceptar enteramente el derecho de las mujeres sobre su cuerpo, sexualidad y fertilidad.

MONJAS A LA CAZA DE EMBARAZADAS

Pero no hay que ir a Irlanda, aquí en Cancún existe la Ciudad de la Alegría, que cuenta con una réplica similar a la de esos conventos. Manejada por monjas, solventada por un patronato del hermano del presidente municipal, esta casa busca en las calles, clínicas y hospitales y por supuesto en el DIF, a jóvenes adolescentes embarazadas.

No importa si el embarazo sea producto de una violación; lo cuál les da derecho al aborto legal, o si es porque la jovencita y su novio no supieron o pudieron usar un condón o pastillas. El asunto es que el La Cuidad de la Alegría, cuentan con una gran habitación de prístinas camas.

En ella viven las jovencitas convencidas de no abortar, mientras habitan el Hogar, se les va convenciendo: o tienen al bebé que no desean y lo dan en adopción (cual incubadoras humanas) y se pueden convertir o en monjas de lo que sería la primera congregación quintanarroense, o lo tiene y se lo quedan.

A algunas como a Berenice T, a quien el DIF local trató de convencer de quedarse en esa casa a raíz de un embarazo por violación, que no peque abortando, entregue a su bebé y ellas le consiguen chamba como sirvienta de alguna buena familia para que se supere. Se negó a ir, pero la presión psicológica fue notable.

Este domingo 28 de septiembre se conmemoró el Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, con el lema «Por la vida de las mujeres, aborto legal y seguro».La asociación civil Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) realizó una ceremonia pública «para desculpabilizar a las mujeres que han tenido un aborto».

LOS DILEMAS DEL ABORTO

Su presidenta en México, Maria Consuelo Mejía dijo «Queda claro que a ninguna mujer le gusta abortar, y que ello les genera un dilema ético en el que ponen en consideración todos los factores a favor y en contra de traer una criatura al mundo. El aborto no se puede considerar bueno en sí mismo.»

Sin embargo, agregó, tampoco puede tenerse por deseable la continuación de un embarazo indeseado, que muy probablemente representará una amenaza para la vida física y mental de la mujer, de la familia e incluso de la sociedad.

La realidad muestra que muchas mujeres abortan, entre ellas un alto porcentaje de mujeres pobres, católicas y madres de más de tres hijos, y lo seguirán haciendo, aún a riesgo de morir, mientras no sea posible realmente evitar embarazos no deseados.

La libertad de opinión es imprescindible. Es respetable que miles de personas estén contra el aborto en su vida privada y su cuerpo. Lo malo es cuando sigue siendo una decisión, como en el siglo XIX, producto del debate conservador basado en los postulados dogmáticos de la iglesia, que insisten en arrebatarle a la mujer su derecho a decidir si usar anticonceptivos, si abortar o no.

Esto llega incluso al encierro o a la coerción moral violando sus más elementales derechos humanos. Mientras en su mayoría las y los legisladores evitan tocar el tema, se antepone la defensa de un feto a los derechos civiles de una ciudadana viva, con voz y voto.

[email protected]

2003/LC/MEL

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido