El uso de plantas medicinales, la fertilización in vitro y las transformaciones de las técnicas de producción alimentaria son sólo algunos de los aspectos en los que la biotecnología incorpora a las mujeres, asegura Chaia Heller, maestra de feminismo y filosofía ambiental en el Instituto de Ecología Social del estado de Vermont, Estados Unidos.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la población mundial femenina es responsable de la producción de la mitad de todos los alimentos del mundo en hasta el 80 por ciento de los países en desarrollo.
Esta es la razón por la que las nuevas tecnologías alimenticias y la seguridad alimentaria les concierne de manera directa a las mujeres, enfatizó Heller.
Un ejemplo de lo anterior lo presenta la investigadora estadunidense V. Shiva en su estudio Cosecha robada: el secuestro de los suministros alimenticios mundiales, donde documenta el aumento de la carga de trabajo en las mujeres de la pequeña comunidad de Kurru, en la India.
En esa comunidad, al incrementarse la pesca camaronera, se provocó una mayor salinización del agua obligando a las mujeres a trabajar entre cuatro y seis horas más al día, ya que tenían que acarrear agua y combustible hasta sus hogares.
La biotecnología, considerada como la implementación de un organismo vivo en el proceso de producción, lo utilizan las mujeres por ejemplo con la levadura para cocinar pan o el desarrollo de las semillas terminator, a las que se acusa de afectar la biodiversidad planetaria y su uso en la producción de alimentos transgénicos.
Desde los años 70 los movimientos de mujeres abanderan una postura crítica ante la biotecnología, no obstante hace falta una discusión más profunda sobre el tema, considera Chaia Heller, autora de Ecología de la vida cotidiana: repensando el deseo de la naturaleza.
Rechazar la biotecnología es rechazar el actual orden mundial que se mueve bajo la lógica de las ganancias, dice Chaia Heller al puntualizar que la biotecnología en la producción alimentaria sin freno saca del juego al campesinado, crecientemente femenino debido a las migraciones masculinas.
Por otro lado, aunque la biotecnología se ha desarrollado bajo la lógica de la privatización y el capitalismo, una mujer que haya tenido un hijo gracias a la fertilización in vitro, o las promisorias vacunas contra el virus del papiloma humano son muestra positiva de este quehacer científico.
La biotecnología y sus efectos es uno más de los temas que se abordarán en el noveno foro internacional Reinventando la Globalización, a llevarse a cabo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, del 3 al 6 de octubre próximos bajo los auspicios de la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, en inglés), donde se reunirá más de un millar de mujeres líderes de diferentes partes del mundo.
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