La desmemoria no es beneficio de la impunidad. Nazar Haro cayó y más vale que ahora sí se haga justicia. Escondido, solapado por los suyos, tratando de burlar la ley, como antes, como siempre. Dice sentirse desilusionado y lo que debería sentir es vergüenza y arrepentimiento.
Por suerte algunas de sus víctimas conservaron la vida y en carne propia, grabados en la piel y en el alma, permanecen sus testimonios, los de entonces, no la invención de un criminal que se escuda en el servicio a la patria que denostó sin comedimiento.
Ahí está la memoria de los mexicanos, no olvidamos. No por viejo causa compasión, acaso repugnancia y cierto alivio de saberlo preso.
Otro caso de reclamo social, antes hubiera sido nombrado como «la voz del pueblo», es el de José López Portillo, pocos publicaron su pésame y muchos sentimos en la exhibición de los desfiguros del tristemente célebre personaje la demanda de haber consentido el ridículo, el abuso, las faltas de respeto y los enormes costos de la ignorancia confabulada con la soberbia.
Ejercer la política eficientemente y aplicar acciones de gobierno acertadas no es mérito de un presidente, es obligación; donde no cabe el error.
Sirva el funeral y el escaparate de las bajas pasiones familiares de ejemplar enseñanza: el pueblo no olvida, la historia juzga y el tiempo cobra.
Echeverría, De la Madrid, Salinas y Zedillo empuñaron, para bien o para mal, su epitafio imborrable. Fox todavía tiene oportunidad, es el único.
*Presidenta de la Asociación de Mujeres Periodistas Communica.
04/MGG/GBG