Las mujeres provenientes de otros países que llegan a territorio mexicano, así como las mexicanas que migran a Estados Unidos, se caracterizan por haber vivido situaciones de violencia, pobreza y marginación, reveló Martha Luz Rojas Wiesner, investigadora del Colegio de la Frontera Sur.
En el marco de la visita de la Relatora Especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes, Gabriela Rodríguez Pizarro, a nuestro país, Rojas Wisner destacó además que migran por falta de ingresos y oportunidades de empleo en sus comunidades de origen.
Consultada por cimacnoticias destacó que las mujeres que migran de manera indocumentada deben enfrentar los mismos problemas que generalmente aquejan a los hombres: la intimidación, la separación de las familias y el abuso físico.
Pero, reveló, la vulnerabilidad de la posición de mujeres y menores, hace que se incrementen los costos y los riesgos. «Cuando pasan en grupo deben caminar por veredas y caminos de extravío para burlar las revisiones migratorias, por lo que comúnmente son víctimas de asaltos y violaciones sexuales».
Rojas Wisner agregó que cuando son detenidas por autoridades migratorias, son siempre separadas de sus esposos o familiares varones, o inclusive de sus hijos e hijas menores de edad. En caso de deportación, esa separación persiste y se hace en condiciones de indefensión.
También explicó que ya en el lugar de destino, después de haber salvado incontables obstáculos, las mujeres se enfrentan a malas condiciones de vida y a desventajosas condiciones laborales, aún en el caso de haber migrado de manera regular.
Respecto a las condiciones de trabajo, dijo que la mayoría de las trabajadoras migrantes no cuenta con prestaciones laborales. «Esto es igualmente cierto para trabajadoras documentadas y para indocumentadas, ya sea en México o en Estados Unidos».
Hasta hoy empezamos a hacer visible la participación de las mujeres en el flujo migratorio, pues hasta fechas recientes «ser migrante» hacía referencia a una población masculina, mientras que las mujeres eran identificadas como «dependientes económicos» o «acompañantes», concluyó.
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