Del total de las mujeres trabajadoras en México menos del 10 por ciento ocupan puestos de alto nivel jerárquico, bien remunerados y con la posibilidad de tomar decisiones.
Así lo informó la especialista de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Silvia Vite San Pedro, en un boletín de prensa emitido por la máxima casa de la estudios, en el cual reconoció que «todavía hay mucho que hacer para obtener igualdad en ingreso y en puestos. Hay un desbalance laboral, porque el hombre no está acostumbrado a que la mujer esté por encima de él».
Pese al aumento de la participación de la mujer en la Población Económicamente Activa (PEA), este grupo se encuentra en su mayoría en los sectores secundario y terciario, dedicado a labores de servicios y comercio, afirmó la psicóloga universitaria.
En el país el 40.7 por ciento de la PEA son mujeres, lo que representa a 16 millones de trabajadoras, de las cuales 768 mil se ubican en el sector agropecuario, 2.8 millones en la industria manufacturera, 4.3 en el comercio, 1.4 en el sector de restaurantes, en servicios sociales están 2.2 y en servicios diversos 2.3 millones de mujeres, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del primer trimestre de 2007.
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), de las trabajadoras mexicanas aproximadamente el 3 por ciento llega a puestos directivos en empresas o instituciones públicas y perciben entre el ocho y el 30 por ciento menos en salario promedio que los hombres en el mismo cargo.
Vite San Pedro aseveró que la mayoría de las mujeres trabajadoras se encuentran en el sector secundario y terciario «en ventas, escuelas y hospitales, pocas en posiciones de poder, como ejecutivas en empresas, pero el resto de los niveles superiores sigue en manos de los hombres».
Asimismo, la psicóloga detalló que cuando una mujer incursiona en el mercado laboral y crece, se enfrenta al llamado «techo de cristal, una capa superior que le impide subir», este fenómeno también se presenta en países del primer mundo, agregó.
Las mujeres en su camino a la superación tienen que librar la batalla por la obtención de puestos y reconocimientos, sin descuidar las responsabilidades domésticas y hacer frente al temor al éxito, mencionó la especialista de la UNAM.
Sin embargo, aceptó que cuando se superan dichas trabas, en ocasiones «las mujeres se hacen como hombres, se masculinizan y presentan conductas varoniles para desempeñarse en los ambientes laborales, porque se tienen que proteger», aseguró.
Ante este panorama, Vite de San Pedro concluyó que es importante lograr un cambio en las madres, padres y educadoras, para preparar a las mujeres, desde niñas, con la meta de ocupar los puestos de poder, a través de la provisión de márgenes de seguridad en sí mismas y orientarlas para que incursionen en carreras y profesiones consideradas masculinas, como las matemáticas y las ingenierías.
08/GCJ/CV
