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México: Elecciones presidenciales

Por la Redacción

Las elecciones del próximo 2 de julio, que renovarán la presidencia de México y la totalidad del Congreso de la Unión para los próximos seis años, anuncian que las mujeres sufrirán un retroceso, tanto en representación como en influencia política.

Los partidos políticos escenifican la más reñida disputa por el poder de los 18 últimos años. La última encuesta señala 34.2 por ciento para Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática, (PRD) de corte social demócrata; 31.9 para Felipe Calderón, de Acción Nacional (PAN), conservador, y 29 para Roberto Madrazo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), derrotado hace seis años tras siete décadas en el poder.

Estos tres candidatos, prácticamente empatados, no se han comprometido con la agenda de género y, en este proceso, las mujeres organizadas en diversas agrupaciones tampoco han conseguido unirse, como sí lo hicieron en las últimas tres elecciones nacionales.

La agenda de las mujeres ha quedado rezagada, a pesar de que, por ley, los partidos políticos cumplieron con la cuota mínima de representación femenina.

Lo más grave para las mexicanas es que, si gana el candidato del partido gobernante, acorralado por la extrema derecha, podrían estar en peligro los magros avances conseguidos hasta hoy, especialmente los referidos a los derechos sexuales y reproductivos, según el análisis de la socióloga Teresita de Barbieri.

La campaña electoral se ha dirigido, fundamentalmente, a la riña, la descalificación y el abuso de lenguaje misógino a lo largo de los últimos nueve meses. Esto ha teñido a la campana de masculinidad y violencia crecientes.

En la contienda participan cinco partidos políticos. Alternativa ha presentado a la feminista Patricia Mercado para la Presidencia de la República; esta fuerza apenas logrará su registro electoral, con una escasa participación en el Congreso, que tal vez sea de una o dos curules.

México es un país de 2 mil kilómetros de territorio, con 106 millones de habitantes, de los cuales 71 millones 730.970 son ciudadanos y ciudadanas con derecho a elegir al nuevo gobierno.

Alrededor de 21 millones tienen entre 18 y 21 años. Del total de posibles electores, el 52 por ciento son mujeres y 10 por ciento, indígenas.

Las mujeres representan el 31 por ciento de los más de 2,900 aspirantes en las listas electorales. Sin embargo, los partidos políticos ubicaron sus candidaturas en espacios electorales con menos posibilidades de triunfo y, en aquellos donde ganarán puestos, colocaron a varones hasta en un 90 por ciento.

La presencia femenina en el Congreso, que llegó al 22 por ciento hace tres años, podría caer al menos cinco puntos y las candidatas que podrían ser legisladoras no tienen compromiso con la agenda de género, según el análisis de las listas electorales y las biografías consultadas por SEMlac.

Si las tendencias electorales se cumplen, sólo cinco mujeres con perfil feminista llegarán al Congreso, lo que dificultará el avance parlamentario que en la actual legislatura consiguió la promulgación de la primera Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres. Esta deberá ser aplicada por el próximo gobierno que entrará en funciones el primero de diciembre de este año.

Mujeres en la competencia electoral

La aprobación de la llamada ley de cuotas, modificaciones al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales en materia de participación política de las mujeres, significó un avance en cuanto a representación femenina.

Adoptada en abril de 2002, la ley es aplicada por segunda ocasión en este proceso de elección de diputados y por primera en la Cámara de Senadores.

Sus frutos fueron notorios en su primer ejercicio: en los comicios intermedios de 2003, la cantidad de mujeres que accedieron a una curul en la Cámara de Diputados creció seis puntos porcentuales, al pasar del 16 al 22 por ciento.

Según los informes del Instituto Federal Electoral, los partidos políticos cumplieron con la «obligación de promover y garantizar una mayor participación de las mujeres en la vida política del país, a través de su postulación a cargos de elección popular».

Del total de las candidaturas inscribieron a 1.043 mujeres, o sea, el 31 por ciento, tanto para la listas proporcionales como para las elecciones distritales, tanto para el Senado de la República como para la Cámara de Diputados.

Los partidos políticos cumplieron lo establecido, pues en caso de no hacerlo se arriesgaban a recibir sanciones. Pero ninguno superó el mínimo estipulado y, en todos los casos, las mujeres fueron colocadas para competir en distritos electorales o regiones perdidas.

Por ejemplo, el Partido de la Revolución Democrática podrá ganar la capital del país por una diferencia hasta de 20 puntos.

Sin embargo, sólo propuso a siete mujeres para 27 puestos y fue muy generoso al proponer en Campeche (península de Yucatán), a dos mujeres para las dos únicas diputaciones, en una zona donde este grupo político no tiene posibilidades.

En el mismo sentido, el Partido de Acción Nacional, que no tendrá ninguna oportunidad en la capital, fue muy generoso al proponer a 11 mujeres entre los 27 candidatos del Distrito Federal. Lo mismo hizo en el DF el Partido Revolucionario Institucional, al proponer a 13 mujeres de esas 27 posibles curules.

Para el Senado de la República, donde se elegirán dos senadores por cada una de las 32 entidades del país, el Partido de la Revolución Democrática presentó hombres en aquellos lugares donde es favorito, como Baja California Sur, Distrito Federal, Michoacán o Zacatecas.

El examen minucioso de las listas que se registraron en el Instituto Federal Electoral prevé que podrá ser diputada Marina Arvizu, del Partido Alternativa, que encabeza la lista en el centro del país, donde este pequeño partido político anuncia la mayor votación.

También dos feministas, Rosario Ortiz y Claudia Cruz, ocupan los lugares nueve y 12 de la lista del Partido de la Revolución Democrática en el centro del país, donde podría haber hasta 14 curules para esta fuerza política.

El PRI ha propuesto para el Distrito Federal, en el Senado, a un hombre y a una mujer, donde seguramente no logrará ganar, con lo que Angélica Luna Parra, de biografía feminista, no alcanzará a llegar. En cambio, en entidades donde esta agrupación obtendrá victoria, como Estado de México, Puebla u Oaxaca, simplemente no hay mujeres.

Es notorio, no obstante, que alcanzarán un lugar mujeres que han luchado por los derechos femeninos, como la poblana Araceli Escalante, quien promovió como senadora la Ley de Igualdad.

Para Orfe Castillo, del grupo Consorcio para el Diálogo Parlamentario, la normativa electoral fue fruto de la movilización de las mexicanas, pero subsisten prácticas no reglamentadas, como la renuncia a última hora de varias candidatas, su colocación en suplencias y la movilidad de las listas por estados o regiones, lo que da como resultado la exclusión de las mujeres.

Con vistas a las próximas elecciones, estas prácticas se han puesto en juego y las mujeres perderán espacios, pero lo que más aflige es que los candidatos no ofrecen una perspectiva de avance y cualquiera de los tres que llegue a la presidencia no garantizará ni el diálogo ni la aplicación de políticas públicas en este tema.

06/SL/LR

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