Estamos ante momentos cruciales de la vida de la Nación. Es sin duda histórico que miles y millones de ciudadanas y ciudadanos salgan a la calle de manera y totalmente pacífica a defender sus derechos y a recordarle a los poderosos y gobernantes del mundo y del país que la soberanía de los pueblos es posible defenderla con serenidad y arrojo con movilización cívica.
Tres mega marchas con saldo blanco sin violencia alguna podrían ser suficientes para mostrar el interés supremo que encuentra un cauce pacífico en la defensa de lo conquistado y lucha por no permitir un paso atrás en la democracia alcanzada, pero el aferre de las fuerzas del poder real por imponer a toda costa a Felipe Calderón, han dado paso a la resistencia civil y pacífica.
La movilización cívica libertaria en defensa de causas justas, dignas y supremas como la que se enarbola con una sola frase «voto por voto, casilla por casilla», son dignas de enaltecerse en tiempos de provocación y cinismo de los poderosos.
¿Cómo no movilizarse, ante tanta pobreza, desigualdad y marginación?
¿Cómo no resistir a la provocación de aquel que te llama renegado por defender tus derechos?
¿Cómo no movilizarse, sí el derecho a decidir es vulnerado con amago y terror?
¿Cómo no resistir movilizado, ante el cinismo del Presidente que pisotea su propia investidura y pone en riesgo la gobernabilidad?
¿Cómo no movilizarse ante un IFE y una FEPADE indolente y faccioso?
Las movilizaciones cívicas han enseñado de generación en generación que resulta el mejor camino que hace que la legalidad no se tuerza ni se imponga la violencia. Voto por voto, casilla por casilla, es la movilización pacífica y digna del nuevo siglo que podría dar como resultado el avance al progreso en democracia.
*Senadora mexicana
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06/LB/LR
